Carta abierta a Julio Llamazares

Carta abierta a Julio Llamazares...Por Noemí Suárez Blanco.

"Querido Julio, contigo he aprendido que la memoria es lo más importante. A través de ella nos han transmitido y hemos aprendido, al igual que hicieron nuestros abuelos".

Este pasado viernes 15, una vez más, la Montaña Leonesa tuvo el privilegio de contar con la presencia de Julio Llamazares y de alguno de sus libros como protagonista. Como una de tantas veces, y como nos pasa a muchos en este nuestro mundo rural de la montaña, la falta de conexiones hizo que me perdiera (una vez más) asistir al acto celebrado en el museo de la siderurgia y la minería de Sabero.

Aunque esta vez no he podido evitar escribir sobre ello porque el libro protagonista ('Escenas de Cine Mudo') es una de esas publicaciones que llegan a lo más profundo. Aunque siendo sincera no he leído nada de Julio que no me haya llegado de alguna forma. Y esto ocurre cuando se escribe siempre desde el corazón y la memoria. Es por esto por lo que esta novela en particular significa tanto para un lugar como el que habitamos (aunque muchos no sepan apreciarlo o reconocerlo). La Montaña Leonesa ha sido siempre un lugar de luchas constantes, de sufrimiento, aprendizaje,... y de carbón. Los que hemos nacido en cuencas mineras hemos aprendido de una forma especial lo que es y significa la vida. Me gusta decir que el carbón va en nuestras venas y para lo bueno y lo malo es así. Nuestra amplia y variada tradición se mezcla con la cultura minera (que la hay) y ha forjado una sociedad que perdurará para siempre. Pero como ocurre con las cosas que terminan de forma dramática... no nos gusta recordarlo.

Como joven habitante del mundo rural y la Montaña Leonesa soy de esa generación que aún ha sido partícipe de la vida en estos lugares. He visto el fin de la minería y he sufrido con todo ello, como todos directa o indirectamente. Pero soy de esas personas que piensan que jamás debemos olvidar. Algo que choca directamente con toda esa gente mayor reacia a hablar del pasado y sus cosas y ahora de la mina y sus recuerdos.

Julio esto lo combate muy bien. Hablar de algo aunque duela, porque está ahí. Existió y aún existe, nosotros nos hemos forjado de todo ello. Y del amargor se puede sacar lo más dulce si no olvidamos, porque hacerlo sería nuestro fin (simplemente no seríamos).

Cuando Julio apareció ante mi fue de forma muy casual. En un trabajo de literatura para la asignatura de historia hace ya unos años. No conocía nada de él pero... ¡al leer aquellas páginas de 'Luna de Lobos' y sentir que hablaba de cosas tan nuestras... De algo que nos forma y conforma nuestra historia...! después de esto ya no pude parar. Descubrí a una persona que llevaba su tierra y su hogar dentro (a pesar incluso de estar bajo toneladas de agua). Pero sobre todo descubrí a alguien que con sus palabras describía a la perfección todo lo que yo sentía hacia la montaña, mi pueblo, la gente, la historia, la tradición, ... Y que hablar de ciertos temas como la soledad, el olvido o el corazón es absolutamente necesario para Ser. (A lo que le estaré eternamente agradecida)

Si algo hemos aprendido aquí arriba, en la tierra de la nieve, es a vivir entre estos temas que rondan sus libros y forman. Solo aprendiendo de ellos es como hemos afrontado la vida en esta montaña y solo así se construye el orgullo que nuestra generación siente solo por el mero hecho de ser de aquí. Y de sentirse en casa aún estando lejos, como cada vez que abres esas páginas de 'El Río del Olvido' y disfrutas cada recuerdo aunque no sea el tuyo porque también los tienes y comprendes cada una de las palabras de una manera especial.

Ese orgullo que hoy muchos profesamos nos lo han trasmitido personas como Julio. Personas que han conseguido una voz para alzar bien alto, que han calado muy hondo en todos a los que nos toca seguir luchando.

Una de las primeras frases de 'Escenas de Cine Mudo' dice: "Existe un momento en la vida de todos en que la memoria se ilumina de repente. Basta un puñado de fotos, un aroma, una canción, para que las compuertas del pasado más lejano dejen paso a esas imágenes que, como ocurre en el cine, permanecían ocultas en la cabina de nuestra memoria". Y nuestra memoria se ha formado de todo lo que han sido antes que nosotros, incluidos los recuerdos ajenos plasmados en un libro que puedes convertir en completamente tuyos.

Querido Julio, contigo he aprendido que la memoria es lo más importante. A través de ella nos han transmitido y hemos aprendido, al igual que hicieron nuestros abuelos. Ellos a su vez de sus abuelos y en nuestras manos está continuar ese sendero que a veces se torna disperso, tumultuoso u oculto la mayoría del trayecto vital. ¡Pero qué somos sin memoria!

Ojalá sea eterno todo esto que nos enseñas porque muchos creemos aún en esta forma de ver el mundo, de recordar el paisaje, de guardar la memoria. Y cuando volvamos a esos lugares que nos enseñaron tanto ... recordaremos siempre que "de nada sirve regresar a los orígenes porque, aunque los paisajes permanezcan inmutables, una mirada jamás se repite". A lo que con permiso añado que, nada muere si se recuerda. Aunque sea a través de otros, en la historia o unos libros. Los que descubrí una tarde de febrero, en aquellas últimas páginas que me dejaron el recuerdo amargo de aquel camino que dio comienzo tras la memoria de los que quedaron en el viaje, entre la nieve y en un tren con destino a continuar. Con el pesar y el recuerdo en el alma y en las retinas para siempre. El del hogar. El de la gente. El de la vida que a veces amarga. Y el del paisaje lejano.

"No es la mirada la que enferma ante el paisaje, es el paisaje el que termina convirtiéndose en una enfermedad del corazón y del espíritu". Ojalá nos sigas mostrando así cada paisaje de la vida.

Fuente: Noemí Suárez Blanco

Fotografía: Julio Llamazares en el Museo de la Minería de Sabero