La necrópolis del siglo X que destruyó la Central Térmica de Velilla del Río Carrión
La necrópolis del siglo X que destruyó la Central Térmica de Velilla del Río Carrión.
Este antiguo lugar de enterramiento contaba con más de 90 tumbas datadas de la época de la Repoblación, y varios vestigios de época romana y mozárabe.
Con la construcción de la Central Térmica de Velilla del Río Carrión se destruyó una Necrópolis medieval de gran valor arqueológico, descubierta precisamente debido a las obras. La prosperidad que anunciaba la industria pisoteó los restos sobre los que hoy reposa también, irónicamente, el 'cadáver' de la infraestructura que los condenó.
Esta antiguo lugar de enterramiento se descubrió en 1962 en un ligero promontorio rodeado por un meandro del río Carrión, a las afueras de la localidad de la Montaña Palentina, como consecuencia de los trabajos de movimiento de tierras para construir la Central Térmica.
En el lugar que ocupa el yacimiento ya se había hallado material de época romana, como algunas fíbulas y una estela funeraria encontrada en 1890, por lo que se presume que allí hubo un asentamiento romano, posiblemente levantado sobre otro más antiguo de la tribu cántabra de los Tamáricos, que ocuparon esta zona de la Montaña Palentina durante la Edad de Hierro.
Dicho asentamiento romano, por su privilegiada situación, habría sido utilizado posteriormente durante el periodo de Repoblación, comprendido en la época de la Reconquista, momento en el que se dio origen a esta necrópolis, datada en el siglo X.
El problema fue que ese importante hallazgo arqueológico entroncaba con la puesta en marcha de una instalación que dotaría a toda la Montaña Palentina de un gran desarrollo económico a través de la minería, puesto que se encontraba en un emplazamiento estratégico que se iba a transformar en un embalse para captar el agua de refrigeración de la futura Central.
Tras la localización de los restos durante la creación de una zanja, un equipo de la Universidad de Valladolid dirigido por Pedro de Palol, catedrático de Arqueología, Epigrafía y Numismática y experto en necrópolis, se trasladó a Velilla para comenzar su estudio.
El 23 de marzo de 1962 comenzaron los trabajos siguiendo la zanja que provocó el descubrimiento y, tras la acotación del yacimiento en dirección sur, aparecieron 18 tumbas orientadas hacia el este. Algunas de ellas contenían restos humanos en buen estado de conservación y otras fragmentos de huesos mezclados con barro sedimentado, mientras que las paredes y las losas que las cubrían estaban realizadas en lajas de pizarra procedentes de Otero de Guardo.
Con el paso de los días fue aumentando el número de enterramientos, algunos de ellos de gran relevancia, como por ejemplo una sepultura que presentaba en una de sus paredes una rueda de molino de época romana, que confirmó la presencia de un asentamiento romano cercano al río. Además, en una de ellas De Palol identificó unos signos mozárabes que también calificó de trascendentes, y fueron descubiertas algunas cruces toscamente grabadas en las losas. Aunque por el contrario, en ninguna de las tumbas se encontraron ajuares.
Finalmente, se excavaron 91 enterramientos, y se constató que algunos más ya habían sido destruidos durante el comienzo de los trabajos en la zanja. Pero a pesar del valor histórico del yacimiento, la construcción de la Central Térmica continuó sin mayor demora, debido a que el Régimen de Francisco Franco la consideraba una instalación de gran importancia energética. Así, al terminar el estudio, las máquinas llevaron a cabo la explanación del terreno y, por tanto, la total destrucción la necrópolis.
La Central Térmica de Velilla entró en funcionamiento el 6 de junio de 1964, y 57 años después sufrió el mismo destino que aquel cementerio. Las labores de desmantelamiento acabaron un 21 de octubre de 2021 con la torre de refrigeración, derribaron la chimenea del grupo I el 31 de marzo de 2022 y volaron la caldera del grupo II el 27 de octubre de ese mismo año.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Archivo - Central Térmica de Velilla; capturas del diario de excavación del arqueólogo Pedro de Palol