Y por fin se celebró San Antonio en Nocedo de Curueño
Y por fin se celebró San Antonio en Nocedo de Curueño.
El orgullo y la tradición no pudo faltar un año más en la preciosa localidad de la Montaña Leonesa, que vivió el pasado fin de semana una jornada de unión en la parroquia.
El sol de las cinco se posicionaba en una perfecta diagonal con el cerezal del jardín de la Iglesia, haciendo que sus desnudas ramas, propias de Enero, irradien sombras en la nieve que escoltan al sendero que nos guía al templo.
En el interior estaba todo preparado: la estufa encendida, los alimentos en el banco junto a la botellina de orujo (que en ausencia de mi abuelo aporta el relevo generacional), los bollos de pan listos para ser repartidos.
San Antonio sonríe desde su peana al ver el movimiento de almas.
Al finalizar la Eucaristía, tras la bendición divina a los alimentos, los más pequeños observan cómo se entrega la “limosna”, consistente en la contraprestación en forma de diez bollos de pan que se otorga a cada vecino que ha ofrecido alimentos al Santo. Saben que algún día ellos serán los encargados.
A continuación, las niñas ilusionadas, y algo nerviosas, venden entre los asistentes las papeletas para las rifas del mazapán. Se sincronizan para ser más efectivas; una entrega la papeleta y otra se encarga del dinero. Tras el sorteo, el ganador muestra orgulloso su premio.
El subastador sale al centro, eleva la voz y describe el bien objeto de subasta animando a los vecinos a participar. Las pujas que se suceden son de todo tipo. Hay pujas fijas de quienes todos los años ansían llevarse el mismo alimento, con lo que, al ser conocedores el resto de los asistentes, aparecen las pujas intermedias, de quién pícaramente bromea con quitárselo y, de paso, eleva la puja. También hay pujas duales, en las que a veces por despiste pujan los dos componentes del dúo, elevando el importe en su perjuicio y causando carcajadas entre los asistentes. Incluso existen pujas en conjunto, siendo éstas las más económicas, aunque igual de efectivas para el Santo. Y por último, existe la puja estrella, la más alta de todas, en esta ocasión fue la de la tarta, que sirvió de postre de la cena posterior al ser donada para la causa por los adjudicatarios.
Sólo resta el recuento de lo recaudado. En esta ocasión, cantidad bastante aceptable que suma dígitos en la cuenta bancaria de la Parroquia. Quizás pronto sea suficiente para poder reparar las goteras.
San Antonio dejó de sonreír hasta el año que viene.
Fotografía: San Antonio en Nocedo de Curueño 2023 - Ana Belén López Fernández
Escribe tu comentario