Homenaje para Aurora, una mujer al frente de una estación de Feve

Homenaje para Aurora, una mujer al frente de una estación de Feve.

Aurora Martín se despidió ayer en Cistierna, junto a sus compañeros, tras 42 años de servicio, los últimos como Jefa de Estación en la línea de Feve León-Guardo.

El oficio del ferroviario no es fácil, siempre en constante movimiento de un lugar a otro, de tal manera que al final hecha raíces en la línea para la que trabaja. Aurora Martín Ortega es una enamorada de la línea de Feve León-Guardo, que la ha visto crecer, primero como hija y nieta de ferroviarios y después como empleada.

Tiene 62 años y el pasado 4 de mayo fue su último día como jefa de estación. Su origen se encuentra en Palencia pero muy cerca de León, su padre era originario de San Pedro de Cansoles y su madre de Herrera de Pisuerga. "Mi padre y mi abuelo eran ferroviarios, con lo que esto significa para una familia, al final estás cada día en un sitio, he vivido en multitud de lugares y a lo largo de mi carrera profesional he pasado por 27 pueblos. Así ha sido mi vida, de un lado para otro", afirma orgullosa.

A lo largo de su carrera, Aurora ha vivido en Boñar, en Cistierna, en León, también ha pasado épocas de su vida en Guardo y actualmente tiene su residencia en Cervera de Pisuerga, "pero en la vida de un ferroviario, aunque tengas residencia en un pueblo, no significa que trabajes solo allí", aclara.

Ayer se despidió de este oficio del que está enamorada, pero que no ha sido fácil. Se reunió con sus compañeros de la línea Feve León-Guardo porque quería agradecerles la ayuda que siempre la han prestado. "Quiero despedirme de ellos así porque me siento muy agradecida con la gente que ha hecho que mi andadura haya sido más fácil, dentro de lo complicado que ha resultado compabilizar trabajo y familia" explica emocionada. 

Es una de las pocas mujeres que en su época accedía a un sector tradicionalmente masculino, pero eso no ha supuesto un problema para ella. Cuenta como "sorprendentemente, me he encontrado más rechazo por parte de las mujeres que de los hombres. Cuando entré la gente me decía que estaba quitándole el puesto a un hombre". Sin embargo, se siente una privilegiada porque "nadie me ha faltado al respeto, sí es cierto que tenía que cortar las mangas de los vagones que era un tema de fuerza, pero las mujeres somos muy pillas y ofreciendo un café siempre conseguía la ayuda de algún compañero".

Hasta ahora, Aurora era jefa de estación, encargándose de su organización y siendo la responsable de circulación, de los cruzamientos de trenes. "En algunas líneas como la de La Robla, el jefe de estación todavía sale a pitar el tren para que salga, pero en las nuevas líneas el sistema es de bloqueo telefónico con semáforos automáticos y no es necesario". En la actualidad, trabajaba a turnos, con lo que eso implica para una persona de su edad, "hay que tener en cuenta que trabajamos en seguridad y no tenemos los mismos reflejos con 62 años que con 30", explica Aurora.

Su andadura en el sector ferroviario comenzó ayudando a su padre con la parte administrativa y ofimática, pues él era inspector en Balmaseda, le echaba una mano mientras ella estudiaba Trabajo Social en León. Después, "mi padre me comentó que había unas plazas, me presenté para Auxiliar Administrativo y aprobé. De las 50 personas que aprobamos solo 15 obtuvieron plaza y el resto quedamos en bolsa, pero al mes siguiente ofrecieron vacantes en circulación", recuerda. Así, pasó dos meses en un curso de formación en Santander y su primer destino fue San Feliz de Torío. Hasta hoy, explica, no se ha vuelto a acordar de su carrera de Trabajo Social porque como ella misma dice "he trabajado en una cosa que me gusta, aquí he sido feliz". 

Por otro lado, a lo largo de sus 42 años en el sector ha podido ver su evolución, en concreto la de las líneas de vía estrecha, más conocidas como Feve. En este aspecto, Aurora cuenta que ha conocido "mucha evolución para bien en el tema de seguridad, pero para mal en la pérdida de gran cantidad de servicios de transporte, de aquella se transportaba de todo: contenedores de arena, carbón, paquetería... recuerdo que el pescado llegaba a Boñar en tren".

Sin embargo, en la actualidad las líneas de Feve están al borde de la desaparición, algo que le apena, "es terrible, me daría pena que se cerrara porque amo esta línea, Renfe y Adif no luchan por ellas porque tienen poca gente, pero es que tenemos los mismos derechos que las personas que se mueven en cercanías por Madrid". Así, Aurora compara  el sector con el oficio de los bomberos, "tenemos bomberos por si se produce un fuego, pues con el transporte igual, lo necesitamos por si un día necesitamos utilizarlo". 

En cuanto a la evolución tecnológica, Aurora cuenta que antes "los trenes no eran inseguros, teníamos medidas para que los trenes no chocaran pero dependían más de la persona, ahora tenemos más tecnología y si das una señal mal, hay mecanismos para que salten las alarmas". 

Así es Aurora, una mujer adelantada a su época, que ha trabajado duro durante 42 años en un sector complicado, con turnos de trabajo que dificultaban lo que ahora denominamos conciliación y en un mundo de hombres. Pero ella recalca que "a pesar de ser una profesión de hombres, he sido una privilegiada y volvería a trabajar rodeada de ellos". Nunca se ha rendido ante las dificultades de la profesión, pero ha llegado el momento de decir adiós a su querido tren, que pisará a partir de ahora como turista.

Fuente: Diario de Valduerrueda

Fotografía: Aurora Martín