Donde la poesía vuela...Por Irene Fidalgo López.
El largo y sostenido vuelo de los vencejos, unas aves que son capaces de mantenerse en el aire durante diez meses seguidos sin posarse en tierra más que para reproducirse y criar a los recién nacidos, continúa este año el primer domingo de agosto en su XXXVI aniversario en El Castillo de los Bazán en Palacios de la Valduerna.
Nombres del mundo artístico como Adolfo Alonso Ares, Antonio Colinas Antonio Mailla, Ángeles Basanta, Inocencia Montes, Concha González Fernández, Sol Gómez Arteaga, Miguel Ángel Viñuela Solla o Ana Sarmiento Bajo son algunos de los poetas y músicos que han poblado con sus voces este acto.
En esta ocasión, en el XXXVI aniversario, tengo el placer de poder intervenir junto a compañeros como Adolfo Alonso Ares, Issay Cadiermo Alonso, Andrés P. Broncano, Alicia López Martínez y Antonio Colinas, un hecho que se me presenta, por su naturaleza, tan insólito como fascinante. Asimismo, este año la entrega del Premio Reconocimiento Cultural «La armonía de las letras» está destinado a Felipe Pérez Pollán, restaurador del palacio de los Bazán, organizador del evento desde 1985 y antiguo profesor de Lengua castellana y literatura, para el que «Poesía para vencejos representa todo», tal y como él mismo afirmó en una entrevista el año pasado para el periódico digital ileón.
Tampoco se debe olvidar mencionar la entrega del XXXIII premio Nacional de Poesía Conrado Blanco, creado en honor al poeta de La Bañeza que le da nombre, y que afirma la dedicación a la poesía mediante su pensamiento que radica «en el amor y la caridad. El odio y la venganza solo se han hecho para los ruines de corazón».
Y es que, de entre todos los eventos culturales que tienen lugar durante el año, quizá el que más prestigio ha conseguido tener a través de los años de compartir poesía y música, es el del «Día de la Valduerna», el cual ya consta de un reconocimiento a nivel nacional dentro del mundo artístico.
Creo, pues, no encontrar palabras para expresar mi gratitud y emoción por poder participar y compartir, porque esa es la verdadera alma de la poesía, este primer domingo de agosto.
Fuente: Irene Fidalgo López
Fotografía: Roberto Abizanda
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