La historia más allá de la Ruta por la 'Garganta Divina' del Cares
La historia más allá de la Ruta por la 'Garganta Divina' del Cares.
La senda que atraviesa el corazón de los Picos de Europa entre León y Asturias tuvo un origen apenas conocido a pesar de ser el recorrido más transitado y alabado de España.
En pleno corazón de los Picos de Europa, entre la localidad leonesa de Caín de Valdeón y Poncebos, en la vecina provincia de Asturias, nació hace más de un siglo una 'Garganta Divina' que hoy se ha convertido en una de las rutas más transitadas y alabadas de Europa.
Se trata de una ruta lineal de ida y vuelta con 24 kilómetros de recorrido que une los pueblos y que es apta para todas las personas, siempre que no padezcan vértigo. Sirve, además, como uno de los mejores lugares para desconectar. Olvídate del teléfono móvil, solo estás tú, la naturaleza y el aire puro de la montaña.
Sin embargo, este desfiladero entre inmensas paredes verticales de caliza y un precipicio que alcanza los 60 metros de altura, es mucho más que una simple senda turística.
Historia
Ahora es conocida como una de las rutas más bonitas de toda España, e incluso de Europa, pero siglos antes de que se comenzara a horadar la roca con una utilidad, por este desfiladero ya se habían escuchado durante siglos los pasos de pastores y habitantes de los pueblos, que cruzaban a través de intrincados riscos.
Sin embargo, el agua es la principal razón por la que hoy en día miles de turistas pueden disfrutar de la 'Garganta Divina'. Hace más de un siglo, en 1916, se decidió tallar la roca para acarrear agua desde Caín a través de un canal que supuso una verdadera obra titánica, miles de trabajadores se emplearon a destajo con mazas y dinamita para su construcción, durmiendo en cuevas, túneles y lugares imposibles y transportando el material por el río o a caballo. Tras seis años de trabajo, saltos entre rocas y pasos imposibles se transformaron para abrir paso al agua hasta la presa de Camarmeña, en Poncebos, a lo largo de 9.471 metros de los que más de 5500 eran túneles.
Pocos saben también que aquella gesta exterminó el mayor bosque de nogales de Europa, que se extendía por la vertiente occidental y descendía por la canal de Trea hasta la orilla del río. Sin embargo, la construcción provocó su tala y su madera fue aprovechada por los pueblos, a los que llegó arrastrada por la corriente del Cares.
Más de dos décadas después, en 1945 se planteó la necesidad de desarrollar un camino adyacente que permitiera mantener el canal y que facilitase el acceso a los trabajadores de la central hidroeléctrica de Camarmeña, puesto que el existente era muy duro y sufría continuos desprendimientos y aludes.
De esta forma, se emprendió una nueva labor para construir, con más de 45 trabajadores, el camino que hoy conocemos: una garganta que bordea el desfiladero, atravesado por unos 73 túneles, bajo la sobra de las rocas que suponen los cimientos de los Picos de Europa.
La Ruta
La ruta parte de la localidad leonesa de Caín de Valdeón y atraviesa el corazón de los Picos de Europa a lo largo de 12 kilómetros para llegar hasta Poncebos, en la provincia de Asturias. El recorrido completo supone otros tantos kilómetros de vuelta, aunque existe la posibilidad de realizar solo la ida y contratar el servicio de taxi para volver a Caín.
El tramo más sencillo será el inicial, saldremos del pueblo y, siguiendo el curso del río Cares, cruzaremos a través de la pasarela del Puente de los Pinteros para llegar, en unos 10 minutos, hasta la presa de Caín. En esta parte de la senda la garganta es más estrecha, hay más vegetación y el río se puede ver más fácilmente mientras se atraviesan los populares puentes que cruzan de un lado a oro del desfiladeros, así como los túneles, horadados en la roca caliza, entre los que destaca uno con 100 metros de longitud con 'ventanas' abiertas en la piedra.
El camino, que cuenta con una anchura de alrededor de metro y medio discurre a una altura de entre 50 y 60 metros sobre el río Cares. A medida que vamos avanzando hacia Poncebos, atravesaremos el puente de Bolín, donde hay una fuente natural, único manantial de la ruta y, a continuación, el de los Rebecos, el punto más fotogénico de la senda al ser una de las zonas en las que las paredes del desfiladero están más próximas. El túnel, seguido del puente, crea una panorámica espectacular.
Poco a poco el paisaje se va abriendo y en la recta final, antes de llegar a Poncebos, nos encontraremos con una parte algo más complicada por la subida que suponen los collados, en un terreno pedregoso que nos lleva al pueblo. Aquí encontraremos la central hidroeléctrica de Camarmeña, origen de la infraestructura que permite que hoy miles de personas discurran por esta 'Garganta Divina'.
En caso de querer realizar los 24 kilómetros de la ruta completa, habrá que dar la vuelta y regresar por el mismo camino hacia Caín de Valdeón.
Recomendaciones
En caso de querer realizar solo el trayecto de ida, si sois un grupo grande lo ideal es dividirse en dos y que cada uno comience desde un punto. Así, al coincidir en el recorrido os podréis intercambiar las llaves del coche para poder regresar a casa al completar 12 kilómetros.
Es imprescindible llevar un calzado adecuado, preferiblemente botas de montaña.
Llevar una mochila con agua y algo de comida, incluso un pequeño botiquín.
La batería del móvil, aunque no haya cobertura, siempre con batería.
Llevar ropa de abrigo aunque de buen tiempo, es una ruta de montaña y el tiempo es muy cambiante, por lo que puede hacer fresco e incluso caer algún chubasco.
La mejor época es de mayo a octubre.
Por seguridad, es imprescindible no salir del sendero principal y prestar atención por dónde se pisa, sin acercarse al borde.
Para acudir con niños, se recomienda que sean mayores de 12 años.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Archivo - Ruta del Cares