Un año sin Cesáreo González, popular empresario y gran filántropo de Vegaquemada
Un año sin Cesáreo González, popular empresario y gran filántropo de Vegaquemada.
Tras emigrar a México en los años 60, llegó a ser presidente del Grupo Modelo e impulsó grandes proyectos en León como la residencia de Vegaquemada o la Fundación Cepa.
Este domingo, 3 de septiembre, se cumple un año del fallecimiento de Cesáreo González Díez, fundador y presidente de honor de la Fundación CEPA y gran profeta de su querida tierra leonesa. Su longeva vida, murió a los 99 años, estuvo marcada por la filantropía y el trabajo incansable, pero sobre todo por ser gran profeta de su querida tierra leonesa.
Emigró a México en los años 60 a trabajar junto a su tío, Pablo Díez, en Cervecería Modelo S.A., cuyo producto más reconocido es quizá la cerveza Corona. Su labor fue clave para la expansión de las exportaciones de cerveza mexicana y para el crecimiento de la industria cervecera en general. Con el tiempo, se convirtió en un exitoso empresario, y en consejero y accionista influyente en diversas compañías en Iberoamérica.
Pero a Cesáreo no le movió únicamente el éxito empresarial. Las ganas de ver prosperar a su tierra natal, a la que volvió en 2008, siempre estuvieron presentes. Fundó la residencia de ancianos 'Nuestra Señora De La Asunción' en Vegaquemada, junto a sus hermanos, que se convirtió en la primera piedra de sus grandes proyectos filantrópicos.
En 2013, también junto a uno de sus hermanos, creó la Fundación CEPA. Con ella llevó a cabo diversas iniciativas de alto valor social: desde fomentar la educación hasta restaurar monumentos históricos. Quizá el testimonio más visible de esta labor es el Museo de la Emigración Leonesa, que se puede visitar en la ciudad de León y que da testimonio de la voluntad de González por de honrar la memoria de la diáspora leonesa.
Hoy en día CEPA también colabora en los ámbitos médico y social, con iniciativas que van desde financiar la donación de equipos médicos hasta respaldar la formación de jóvenes leoneses, u ofrecer apoyo a organizaciones sociales.
Cesáreo González, que empezó en la vida labrando los campos de Vegaquemada y la terminó contribuyendo a la mejora social en la zona, demostró una y otra vez su compromiso con la sociedad que lo vio nacer. Y con la que compartió tanto, aunque desde tan lejos.
Su memoria es la de una persona pausada, autosuficiente casi hasta su último día, con una simpatía especial, volcado en los demás, humilde. Un hombre que prefería no sentirse merecedor de la medalla al mérito de la ciudad de León; que durante un ingreso por COVID y a su edad, se preocupaba por cómo iba su última donación al servicio de cardiología del Hospital leonés. Alguien que no podría engrandecerse a sí mismo, pero al que los demás continúan engrandeciendo sin dudarlo.
Y, sobre todo, Cesáreo fue un agradecido de sus orígenes. De Vegaquemada, su patria chica, y de León, su patria media. Solo había que ver el brillo en los ojos cuando hablaba de su infancia para ver un amor verdadero. Ese amor y ese agradecimiento parecieron ser su faro para hacer de este mundo un lugar mejor. Y el faro de los que continúan con su legado en CEPA.
Así, en el primer aniversario de su partida, se recuerda a Cesáreo González Díez como un hombre lleno de generosidad, un líder visionario y un puente entre dos tierras. Qué menos que recordar la partida de alguien que trabajó en la memoria de los que partieron hacia un futuro mejor.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Asociacion Activos y Felices