El buitre negro alcanza con 661parejas su máximo histórico de población en Castilla y León
El buitre negro alcanza con 661 parejas su máximo histórico de población en Castilla y León.
En poco más de tres décadas se ha triplicado la población, con los núcleos más destacados en el macizo oriental de Gredos, con 228 parejas, y la sierra de Guadarrama, con 216.
La Junta de Castilla y León ha publicado los resultados del censo de buitre negro realizado en 2022, un año que supone un hito para la especie, en peligro de extinción, al haberse alcanzado su máximo histórico de población en la Comunidad, con 661 parejas.
El rápido crecimiento del buitre negro en Castilla y León es llamativo puesto que en poco más de tres décadas se ha triplicado la población, a pesar de tener tasas de reproducción reducidas, limitadas por el hecho de criar un solo pollo cada año y porque comienzan a criar pasados 5 o 6 años. Los núcleos de población más destacados se encuentran en el macizo oriental de Gredos, con 228 parejas, y la sierra de Guadarrama, con 216 parejas.
La población censada en 2022 fue de 661 parejas repartidas en 7 núcleos de población. Por provincias, Ávila alberga la mayor población con 311 parejas, Segovia con 213, Salamanca con 214 y Burgos con 13 parejas. Los valores de productividad alcanzaron esta temporada un valor de 0,59 pollos por pareja, lo que supone que la cifra de pollos criados con éxito fue cercana a los 400 jóvenes.
En poco más de tres décadas prácticamente se ha triplicado la población pasando de 231 parejas en 2000, 287 parejas en 2006, 466 en 2017, 585 en 2020, 597 en 2021 y hasta las 661 en 2022. Este aumento también ha tenido un reflejo en la distribución, al aumentar desde las 18 cuadrículas UTM 10x10 km en el año 2000 hasta las 36 en 2022. El aumento en la distribución siempre es de menor magnitud que el de la población por la alta fidelidad a las áreas de cría, lo que significa que las nuevas parejas se asienten cerca de las zonas de nacimiento.
Una excepción a esto último ha sido la colonización de los Arribes del Duero, una zona my alejada de los núcleos de población existentes, donde desde hace una década se han instalado varias parejas. Por otra parte, la población burgalesa es el resultado de un proyecto de reintroducción llevado a cabo en la sierra de la Demanda, en el límite con La Rioja, donde se han realizado sueltas de ejemplares desde 2017 que han permitido el asentamiento de ejemplares reproductores hasta alcanzar las 13 parejas en 2022.
El seguimiento de las poblaciones permite valorar la evolución de las poblaciones, pero la conservación del buitre negro depende además del desarrollo de medidas de conservación activa. Estas tienen como objetivo mitigar aquellas amenazas que supongan la muerte directa de ejemplares y las molestias en las colonias de reproducción. Para reducir la mortalidad la apuesta de la Junta se traduce en la corrección de tendidos peligrosos, que cada año suponen la muerte de ejemplares, y en la aplicación del Plan de acción para la erradicación del uso ilegal de cebos envenenados.
Por último, para mejorar la alimentación de todas las aves de hábitos necrófagos, desde la Junta se impulsa el desarrollo de Zonas de Protección para la Alimentación de Especies Necrófagas de Interés Comunitario (ZPAEN) que permiten el abandono de cadáveres de animales en el campo bajo ciertas condiciones.
A pesar de la aplicación de medidas de conservación, actualmente el buitre negro sigue teniendo distintas amenazas entre las que destaca la muerte en tendidos eléctricos tanto por electrocución como por choque y por envenenamiento. También se han detectado molestias derivadas de distintas actividades humanas, lo que hace más necesario la gestión y planificación de diversas actividades de ocio, aprovechamientos forestales, etc. En definitiva, la situación actual del buitre negro en Castilla y León es muy positiva y esperanzadora, aunque se plantean nuevos retos en su conservación como los grandes incendios o la gestión de los restos ganaderos de los que se alimentan.
El censo se ha llevado a cabo a través de los técnicos, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente. Además, en Segovia ha participado personal del Centro Montes y Aserraderos de Valsaín, del Organismo Autónomo Parques Nacionales. La planificación y organización regional ha sido asumida por el Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal y el apoyo de personal técnico de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Junta de Castilla y León