Ocho pueblos bonitos para visitar esta Semana Santa en la Montaña Leonesa

Ocho pueblos bonitos para visitar esta Semana Santa en la Montaña Oriental Leonesa. 

Estos días, acompañados del buen tiempo, son ideales para descubrir el patrimonio natural, histórico y cultural que custodian sus vecinos.

La Montaña Oriental Leonesa esconde en las faldas de sus cumbres algunos pueblos de una belleza aún desconocida para muchos. Por ello, esta Semana Santa 2023 es el momento ideal, con el buen tiempo que acompañará, para descubrir el patrimonio natural, histórico y cultural que custodian los vecinos de estas pequeñas localidades. 

Lois

Es quizás el menos desconocido por uno de sus monumentos la 'Catedral de la Montaña'. Lois se encuentra en el municipio de Crémenes y es, sin duda, espectacular, nos traslada a otra época con construcciones del Siglo XVIII, conservadas como se merece un patrimonio de tan importante calado. Destaca, como ya hemos mencionado, su 'Catedral de la Montaña', construida en mármol rosa procedente de una cantera cerca y levantada por impulso del obispo Juan Manuel Rodríguez Castañón, procedente de la localidad. Su objetivo era dejar un regalo en su pueblo que no pasase desapercibido y no lo pudo hacer mejor. 

Entre sus construcciones nos encontramos con casas señoriales, como la de los Reyero, el Solar de los Álvarez o el Palacio de los Castañones; junto a una casa muy particular: la del Humo, rehabilitada según la arquitectura montañesa, sin chimenea y con una cubierta de paja de centeno. En aquellas viviendas el humo se filtraba a través del techo, formando una capa negra que actuaba como aislante. En ella podremos descubrir cómo era la vida de sus antiguos moradores y algunas exposiciones.  

Sin embargo, lo que refleja la importancia que tuvo hace tres siglos esta localidad leonesa es su Cátedra de Latín y la Escuela de Primeras Letras, centros de enseñanza de la misma época, en la que pocos núcleos de población contaban con escuelas. Este, en su testamento quiso ofrecer educación gratuita para los niños del pueblo.  

Tejerina

En el municipio de Prioro se oculta un pueblo de puna belleza incomparable, enriscado literalmente en la montaña. Se trata de Tejerina, situado a 1.200 metros de altitud entre los Picos de la Teja y Piedra del Agua. De nuevo, su conservación permite observar al visitante un pasado muy presente.

A la entrada del pueblo, junto a la carretera, encontraremos un molino recién restaurado, puesto que la localidad llegó a contar con tres molinos harineros. Por otro lado, en una parte más alta, en mitad del pueblo, se sitúa la Iglesia de San Pedro, del siglo XVII y estilo renacentista y, si continuamos la ascensión por sus calles, podremos ver el Monumento a los Pastores, tallas de piedra realizadas por un vecino que homenajea a esta figura de ayer, hoy y siempre.

El agua es parte fundamental del pueblo, pues cruza sus calles e incluso sus construcciones, de hecho a a 1.300 metros de altitud nace el río Tejerina. Además, antes de acceder al núcleo urbano no nos podemos perder la impresionante cascada El Gorgolón.

Fuentes de Peñacorada

Otra muestra del esfuerzo de los antiguos pobladores por dominar el paisaje para establecer sus núcleos de población lo encontramos en Fuentes de Peñacorada, dentro del término municipal de Cistierna. Se encuentra a 1.500 metros de altitud y cuenta con una población de apenas 33 habitantes.

Al noroeste la localidad está marcada por las ruinas del Castillo de Monteagudo, levantado posiblemente en el siglo XII. Además, también se conserva una lápida funeraria Vadiniense hallada en los restos de la ermita de San Higinio. Y entre su patrimonio cuenta también con una Iglesia construida en el siglo XIV con partes pertenecientes al románico leonés popular, aunque fue remodelada de manera importante tres siglos después.

Pero su mayor riqueza monumental son, por un lado, sus caminos empedrados, con un estado de conservación que tratan de proteger. Alguno de ellos unía la cuenca del Esla con la del Cea a través de un trazado cumbreante que deja ver su carácter militar romano. Y, por otro, la fuente que surge de la cueva de Coro, con aguas abundantes y cristalinas que pudo ser construida de igual manera por los romanos, aunque todavía no se ha podido datar su origen. 

Cofiñal

En el municipio de Puebla de Lillo destacamos Cofiñal, que tiene su origen, según la historiografía, en el periodo de romanización de la Cordillera Cantábrica con un nombre que deriva del latín: 'Confin', que significa frontera, límite y que describe al pueblo por servir como frontera natural entre León y Asturias. Pero sin duda, algo que ha marcado a este recóndito lugar ha sido la historia.

Durante la Edad Media el pueblo perteneció al Real Monasterio de San Benito de Sahagún, que poseía las prevendas y recibía los diezmos de los vecinos. Miles de años más tarde, en el siglo XIX, estuvo a punto de desaparecer tras un incendio que arrasó buena parte de su superficie. Y, después de sobrevivir a la catástrofe, la Guerra Civil Española volvió a remover sus cimientos por lo que ahora Cofiñal cuenta con un rico patrimonio de trincheras y parapetos fruto de las campañas bélicas del Frente Norte.  

El conflicto provocó que muchos vecinos se marcharan, pero el ascenso al poder de Fidel Castro dio lugar al regreso de muchos emigrantes que se habían ido a Cuba para hacer las américas. Como consecuencia, se construyeron en el pueblo casas de estilo indiano con materiales como el ladrillo, la pizarra, las sellerías, y con escaleras monumentales, arcos de entradas, rejerías y electicismo en su estilo decorativo. Entre sus puntos de interés, encontramos también la Cascada de los Forfogones.

Valdorria

Valdorria es otra de esas localidades enclavadas en la ladera de una montaña, cumbre que da nombre a este pueblo del municipio de Valdepiélago. Cuenta, además, con una peculiaridad y es que se sitúa a unos 1.337 metros de altitud de media, porque hay un desnivel de algo más de 30 metros entre la parte baja y el punto más alto del núcleo de población.

El estado de conservación de sus casas, calles y entorno lo convierten en un lugar ideal para una visita esta Semana Santa. El arroyo de Valdecésar marca la zona baja y en su zona sureste emerge desde el fondo del valle la ladera de la Peña Santa donde, tras un recorrido de dos kilómetros, se encuentra una pequeña cueva con una ermita en su parte superior.

En ella cuentan las leyendas que se aisló San Froilán en su propio recogimiento espiritual, por ello, la ermita toma su nombre. Llegar hasta ella es obligatorio para observar las vistas desde su mirador, con las vegas del Curueño y el Torío marcando la panorámica.  

Robledo de la Guzpeña

A los pies de Peñacorada, la peña 'blanca y desnuda', podremos disfrutar de Robledo de la Guzpeña, un pequeño pueblo en el que conviven todo el año apenas 15 vecinos. Eso sí, el cuidado con el que mantienen su entorno se puede apreciar en cada casa de piedra.

Toma su nombre por los robledales que conforman su paisaje, marcado también por el Arroyo Carbajal, que nace en las faldas de Peñacorada y que transcurre durante 7 kilómetros hasta unirse al río Cea. 

Entre el patrimonio de esta localidad del municipio de Prado de la Guzpeña destaca la 'Peña del Castro', donde en época prerromana existió un castro del pueblo Astur que ocupó la cabecera del Cea y cuyo territorio se extendía por el río Esla, antaño 'Astura', mientras el río Cea era territorio de los Vacceos. 

Portilla de la Reina

La Tierra de la Reina guarda otra localidad digna de conocer, se trata de Portilla de la Reina, en el municipio de Boca de Huérgano. Popularmente se cree que su nombre procede de las cancelas de madera, 'portillas', que se colocaban en los caminos y evitaban que el ganado estuviese suelto por el monte. Su 'apellido', por su parte, honra a la Reina doña Urraca López de Haro, amante y luego esposa del rey don Fernando II, que fue señora del Castillo de Portilla otorgado en dote por su marido. 

Al igual que en otros pueblos de la Montaña Oriental Leonesa, el agua juega un papel importante en su descenso de las cumbres hasta la propia villa, que se divide en tres barrios al confluir en el río Esla, dentro del propio núcleo urbano, dos afluentes, el Puerma y el Ballorza. Esto sumado a su 'escudo' de altas rocas en las que confluyen tres valles, convierten a Portilla en un lugar muy especial. 

Cuenta con una vía ferrata, que todavía no se ha puesto en servicio, y comparte con Llánaves de la Reina uno de los macizos montañosos de la Cordillera Cantábrica más destacados para la realización de escalada en hielo y la ascensión por corredores invernales: la Sierra de Orpiñas.

Horcadas

De cara a esta Semana Santa muchos visitarán Riaño sin saber que dentro de su municipio quizás Horcadas sea el pueblo más bonito. Los horcadiellos han recuperado y rehabilitado con mimo sus casas, construcciones típicas de la montaña con piedra y madera, algunas con corredor. 

La localidad se encuentra ubicada en una hondonada en la que desembocan los regueros de los montes de la Sierra del Pando, que arranca desde aquí, y por su otro costado, el pico Gilbo custodia a Horcadas, que se comunica al norte con Carande, porque al sur su vecino Huelde hoy en día ya solo es agua y recuerdo bajo el Embalse de Riaño. 

Lápidas encontradas en torno a la iglesia atestiguan que ya en el siglo X existía un núcleo de población en la zona, incluso se plantea la existencia de un asentamiento previo de pobladores pre-romanos, como atestiguan las numerosas lápidas Vadinienses halladas en pueblos cercanos.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Archivo