Ilusión, esperanza y Hogar...
Ilusión, esperanza y Hogar...Por Noemí Suárez Blanco.
Como cada año tras regresar a las rutinas después de fechas tan señaladas como las que acaban de terminar vuelven las preguntas de siempre. ¿Qué te han traído los Reyes? ¿Qué tal la familia? ¿Has ido al pueblo?
A la primera casi siempre se responde con ironía: '¡A mí ni carbón, que ya podría según está de precio!'. La segunda ya es por rutina: 'la familia bien, como siempre. Los sobrinos han crecido mucho. ¡Niños!'. Es la tercera la que tiene miga: 'Sí, pasé estas fiestas en el pueblo'.
Como muchos otros afortunados pasé las fiestas en mi pueblo, con mi familia. Y aunque parezca que reunir a todos con los tiempos que corren es una hazaña... me inclino más al logro de poder hacerlo en el pueblo. Ya sin contar las inclemencias del tiempo ni las que provoca la pandemia, muchas veces se contribuye a evitar las vueltas al pueblo.
Desde hace unos años el censo real no es el que se saca todos los años de una lista, sino el humo que lanza al cielo esperanza y resistencia. Porque ese es el verdadero balance de población, un atisbo de calor en un día frío de invierno.
Parecía que la pandemia volvía a 'enviarnos' al pueblo y nos había demostrado que se podía seguir aquí, pero la realidad es que durante estas fechas muchos pueblos (y sobre todo de la montaña) no hicieron visible su balance de población. No hubo atisbo de festividad en las ventanas, ni siquiera los Reyes Magos se acercaron al cartel que anuncia el nombre.
El punto a favor de todo esto es que, aunque muchos lugares no se adornaron con el humo de la chimenea, mucha gente mayor pudo disfrutar de la familia. Aunque no haya sido en su hogar, en su pueblo. Porque hoy en día estas fiestas ya no solo se disfrutan todos juntos alrededor de una mesa comiendo y bebiendo. Los nuevos tiempos traen actos y actuaciones y el mundo rural carece en su gran mayoría de estas cosas. Fórmulas para festejar que en muchos lugares se suspendieron (por el avance del virus o por las inclemencias del tiempo) y que llevó a mucha gente a moverse a las ciudades.
A veces los sinsentidos cobran forma en acto, pero lo cierto es que la comodidad que provoca la ciudad con cierto tipo de festejos ha aclimatado a mucha gente. Ya no basta la mesa llena (de alimentos y personas), ahora hace falta entretenimiento constante para salir de la realidad.
Y en esa realidad, a la que ya vamos volviendo poco a poco, me preguntan que qué me han traído los Reyes yo contesto que nada. Lo que pido es que podamos elegir estar aquí o estar allí, no que nos obliguen a escoger el lugar. No son los Reyes Magos los encargados de traer este regalo tan importante y pesado. Son Magos, pero no hacen milagros.
Fuente: Noemí Suárez
Fotografía: Noemí Suárez