El valor añadido de quienes emprenden en el entorno rural
El valor añadido de quienes emprenden en el entorno rural.
Las restricciones impuestas por la situación Covid-19 no frenan a la hostelería en la Montaña Palentina.
En nuestro país hay una resistencia natural a prescindir de la vida social, del desayuno en el bar, del aperitivo, de la comida o lo cena fuera de casa e, incluso, de la copa. Pero ahora hay que conformarse con las terrazas y la limitación de aforo, siempre que no estén ocupadas todas sus plazas. Y comer en el exterior en días de lluvia y frío no es del todo agradable. Por ello, ahora más que nunca es la hora de la comida para llevar, que se nos ha introducido con términos anglosajones como delivery o take away. Se trata de una alternativa real para disfrutar en casa o en el trabajo de las elaboraciones de restaurantes y bares.
Esto es lo que está sucediendo en las grandes, medianas y pequeñas ciudades. En la hostelería, en concreto, restaurantes y bares se reconvierten en negocios de comida para llevar y no será algo que vaya a desaparecer, sino todo lo contrario, muchos adaptarán sus negocios para seguir ofreciendo ese servicio. Ello implica que deberán realizar pequeñas modificaciones como disponer de una vitrina de exposición de los alimentos preparados para que los clientes puedan ver lo que quieren llevarse (es el primer requisito que se exige a los negocios de alimentación dedicados a comida para llevar en exclusivo, sin poder ofrecer más servicios).
En pleno corazón de la Montaña Palentina, unas personas emprendedoras han apostado por la formula al revés, llevan un año con una transformación de su negocio original de comida para llevar La comida de mamá que durante 4 años estuvieron al pie del cañón hasta que llegó la temida pandemia y vieron que tenían que dar un paso hacia adelante.
De ahí surgió la idea de abrir un local donde seguir ofreciendo el servicio de comida para llevar y ampliar las opciones como la de poder comer en el local esos mismos platos u optar por una carta de picoteo y raciones, a la vez de poder servir almuerzos. Todo eso dio vida a lo que conocemos como 80&1 Bar.
Este tipo de negocio parece ser que se está empezando a plantear por grandes restauradores para ampliar la gama de servicios hacia sus clientes; podemos ver muchos artículos donde podemos encontrar cabeceras del tipo: “Muchos restaurantes se reinventan y adaptan su carta para ofrecer todos sus productos para llevar.” Para muchos el delivery ha pasado de ser una opción a un punto fuerte y les permite mantener el local abierto. Con la hostelería al límite por las restricciones, los empresarios ponen el foco en la comida para llevar. Ahora más que nunca necesitan a sus clientes.
El 80&1 Bar es un proyecto innovador y es por ello que tiene un valor añadido al haber sido una apuesta realizada en el entorno rural de la Montaña Palentina. A la vez es también un proyecto arriesgado ya que para muchas personas puede resultarles chocante ir a buscar comida para llevar a un bar o poder ver la comida que quieren comer en el propio local como si de un menú tradicional se tratase, pero con la variante de que primero lo ven expuesto y luego además eligen exactamente la cantidad que quieren, pagando justamente por ella.
Pero, ¿alguien se podría imaginar hace 30 o 40 años que en una gasolinera se vendiesen refrescos, o pan o comida preparada? Adaptarse a los tiempos es una necesidad para los empresarios-emprendedores y la creatividad e innovación son factores que marcan las diferencias en momentos de grandes cambios e incertidumbres.
- Facebook: 80Y1 Bar Aguilar
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: 80y1 Bar
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