Guardo, pasado y futuro...
Guardo, pasado y futuro...
"Quienes nacimos en los “felices 60” en Guardo sentimos que nacimos en el paraíso", por Pepe Gómez.
Quienes nacimos en los “felices 60” en Guardo sentimos que nacimos en el paraíso. Paraíso de color negro con cielos de humo y vapor del ferrocarril. Paraíso porque éramos hijos de obreros con trabajo. Teníamos la fábrica y la mina. Teníamos pan y escuela. Ni a nosotros ni a nadie le preocupaba la niebla de humo de la Térmica o de Explosivos. El viento se lo llevaba. Nos criamos sanos y felices entre el monte y el río. La nómina llegaba a las familias y en los día de cobro el pueblo despertaba un poco del tufo y del frío de las cocinas.
En el año 85 cerraron los hornos de carburo. Fue el principio del fin. Hoy no queda nada, acaso la nostalgia de tiempos mejores . Quedan también cicatrices en el paisaje en forma de escombreras, bocaminas, desmontes y lavaderos oxidados. Quedan jubilaciones, subsidios y paro.
Los vientos que se llevaban el humo de nuestra industria ahora solo traen frío. Los que vienen del sur, de Valladolid, traen planes de reconversión y de ayudas que se esfuman o se materializan en proyectos absurdos
El futuro lleva por aquí unos años y todavía no nos hemos dado cuenta. Nada sucede. Lo que empieza no se acaba. Lo que se acaba ya no sirve. Lo que estorba no se quita. Lo roto no se arregla. La mierda no se toca. Ni se reciclan las escombreras. Ni se llevan las cenizas de la térmica aparcadas en el término de Mantinos. Ni se cuida ni repuebla el monte Corcos.
Nos dan la bienvenida al pueblo el esqueleto de unas viviendas por el norte y lo que iba a ser un viaducto, por el sur. Por el este tenemos el socavón que le hicieron a Muñeca y por el oeste el polígono de Campondón que es un erial. Desde cualquier punto de vista que miremos a Guardo se atisba la dejadez y decadencia de un pueblo que fue un próspero polo industrial y ahora duerme sobre el colchón de subvenciones y subsidios.
No podemos vivir de las rentas del pasado. O espabilamos o seguiremos perdiendo población y con ella se esfumará, si no lo ha hecho ya, el peso que nos otorga el pasado.
Espabilar significa que entre todos, con actitud crítica y reivindicativa, debemos proponer y exigir a nuestros representantes acción inmediata en los centros de poder regionales y nacionales , dejando a un lado siglas y compadreos y atendiendo únicamente a los intereses de nuestra población. Estamos obligados a pelear en las instituciones y en la calle con el fin de atraer todos aquellos proyectos de inversión que lleguen a la zona, incluidos los fotovoltaicos y eólicos siempre que respeten los valores naturales del entorno.
El dinero fresco de la reconversión y el añadido por el Covid no puede pasar de largo de nuevo y malgastarse en partidas que no creen empleo y/o tejido productivo. No vayamos a bailar de nuevo la canción de los burócratas de siempre. La tenemos muy oída ya.
Fuente: Pepe Gómez Amez
Fotografía: Guardo - Pepe Gómez Amez
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