¿Pueblerinos?
Artículo de opinión, por Carlos Fernández Morán (Creador de Lucha por la Montaña).
Me parece muy interesante esta reflexión que varias veces ha lanzado Gerardo Silván acerca del contraste entre los términos PUEBLERINO y CIUDADANO.
Me resulta interesante porque ya es hora de una vez por todas de vencer estos estereotipos que nos sitúan a los hombres y mujeres de los pueblos como (y cito textualmente de la Real Academia Española) "poco refinados en nuestros gustos y modales, carentes de amplitud de ideas y de puntos de vista". Término que choca frontalmente con el de ciudadano, los hombres y mujeres de las ciudades a los que la RAE se refiere como (vuelvo a citar textualmente) "hombre bueno, hombre que pertenecía al estado llano".
Continúa en nuestra sociedad ese poso peyorativo, despectivo, hacia la vida en las zonas rurales y hacia sus vecinos, un estereotipo que nada tiene que ver con la realidad que aquí vivimos, con nuestros gustos y modales que en muchas ocasiones, por nuestros firmes valores, nuestro espíritu solidario, nuestro contacto con el ecosistema, nuestra percepción de la naturaleza, nuestra experiencia de la vida natural por delante de la vida artificial, por la inmensa amplitud que nos da nuestro paisaje y la convivencia con nuestros mayores, nos podríamos atrever a decir que están muy por delante de lo que demuestran quienes viven en las ciudades.
Llega una nueva etapa en la vida de los pueblos, comienza una transición hacia un nuevo modelo, un nuevo modelo de vida social y un nuevo modelo económico, una nueva forma de ser y de estar, de entender los pueblos, donde sus vecinos ya no se dedican principalmente a la subsistencia, si no que forman parte y son protagonistas de la vida social y de la economía del estado.
Esta pandemia que ha detenido principalmente la vida en la ciudad y les ha hecho a sus "ciudadanos" preguntarse ¿qué hacemos aquí?, también ha acelerado la transición hacia un nuevo fenómeno que estaba aún por incorporarse en España, el teletrabajo, lo que en un futuro supondrá vencer uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta una familia que quiere desarrollar un modelo de vida en un pueblo; vivir cerca de su trabajo. Este es un obstáculo relativo, en una ciudad como Madrid, Valencia, Barcelona, Sevilla... vivir a 40 minutos de su trabajo es vivir en la ciudad, sin embargo, para una ciudad como León vivir a 40 minutos de tu trabajo es vivir en La Vecilla, La Robla, Valdevimbre o en Mansilla de la Mulas por citar algunos ejemplos.
La formación y capacitación de los jóvenes, la movilidad, el acceso a internet, las tendencias de consumo responsable, biosaludable, el colapso de las ciudades, el ocio en los entornos rurales, y fundamentalmente el empeño de muchos agentes locales, fuerzas vivas del mundo rural que están dedicando un enorme esfuerzo por reivindicar las necesidades y urgencias de los pueblos y lanzando propuestas para mantener un futuro próspero y de esperanza para sus pueblos, son los pilares sobre los que se está construyendo un nuevo modelo que estoy seguro mejorará o al menos frenará una situación que seguía una tendencia negativa y que hasta hace una década parecía ser irreversible.
Desaparecerán muchos pueblos, sin duda, agotaron su ciclo, el que les dio motivos para nacer y para mantenerse vivos, como desaparecieron a lo largo de la historia pueblos, ciudades y civilizaciones enteras. Pero se abre también un horizonte de esperanza para muchos otros pueblos que ofrecen una alternativa a la vida en la ciudad.
Luchemos por mantener el cordón umbilical con las ciudades, y luchemos por exigir a las administraciones que mantengan los servicios básicos que aseguran que el corazón de los pueblos siga latiendo: centros médicos, escuelas, transportes, farmacias, oficinas de bancos... para que quienes ya desarrollan un proyecto personal y/o profesional en un pueblo no se vean impedidos y obligados a trasladarse a las ciudades, para que mantengan abiertos comercios y empresas que den soporte a las necesidades de unos y otros, para que se mantenga encendido el motor económico A LA ESPERA DE QUE CADA VEZ MÁS CIUDADANOS PIERDAN SUS GUSTOS Y MODALES REFINADOS PARA TERMINAR CONVIRTIÉNDOSE FELIZMENTE EN UNOS PUEBLERINOS.
Fotografía: Lucha por la Montaña - RAE