Tradición, fe y devoción en Acebedo por el Viernes Santo bajo el amparo del Poderoso
Tradición, fe y devoción en Acebedo por el Viernes Santo bajo el amparo del Poderoso.
Cerca de un centenar de personas acudieron a la parroquia de San Nicolás de Barí para cantar a su Rey Universal.
En la villa leonesa de Acebedo la fe volvió a brillar con fuerza el Viernes Santo, a pesar de las adversidades meteorológicas, con lluvia, viento y un ambiente muy desapacible, casi invernal en plena primavera.
Aun así, cerca de un centenar de personas se congregaron en la parroquia de San Nicolás de Bari para honrar una tradición centenaria: el canto de las 14 estaciones del Calvario en honor al Poderoso, una figura religiosa muy venerada en el pueblo, y que cuenta con una bella imagen en una de las paredes del templo.
Ni la lluvia ni el viento lograron apagar el fervor de los vecinos, que acudieron puntuales al acto religioso. Y al frente, la presencia destacada de Don Domingo García Valbuena, sacerdote que llegó al pueblo en al año 1961 y que, desde entonces, no ha faltado a la cita ni una sola vez en estos 64 años.
Don Domingo, que el próximo 30 de abril cumplirá 91 años, dirigió magistralmente a los fieles, como siempre hizo. Ya jubilado de su función pastoral, guió el Poderoso con la misma pasión y serenidad que lo ha caracterizado durante toda su vida pastoral en la localidad de la Montaña Oriental Leonesa. Su voz, pausada y serena pero firme, marcó el ritmo de la celebración mientras sus palabras llenaban de solemnidad el templo.
Como manda la tradición, el canto estuvo dividido por género y espacio dentro de la iglesia. Así, desde el coro, cuarenta hombres y cuatro niños elevaron sus voces al unísono, entonando con emoción cada estación del Calvario. Abajo, desde los bancos de la nave central, cuarenta y dos mujeres respondían con igual entrega, creando un diálogo espiritual cargado de sentimiento, respeto y devoción, como viene sucediendo cada Viernes Santo desde tiempo inmemorial.
Poderoso Jesús Nazareno,
de cielos y tierra rey universal,
hoy un alma que os tiene ofendido
pide que sus culpas queráis perdonar.
Los cánticos resonaban entre las paredes centenarias del templo, que preside un retablo gótico de gran valor artístico (siglo XV), impregnando el ambiente de una atmósfera profundamente religiosa, casi mística. Algunos rostros reflejaban emoción, incluido el propio sacerdote, lo que pone de manifiesto la entrega de un pueblo que no entiende de excusas cuando se trata de honrar al Poderoso.
El acto no solo fue un ejercicio de fe, sino también de identidad cultural. En un mundo donde muchas tradiciones culturales y religiosas están desapareciendo, Acebedo mantiene viva una celebración que une generaciones, resistiendo al paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas.
La participación entusiasta de los fieles reafirma que la devoción, cuando es auténtica, encuentra siempre el camino, aunque este esté mojado, frío y la iglesia se encuentre en la parte más alta del pueblo.
Un año más, en la parroquia de San Nicolás de Bari de Acebedo, la fe volvió a ser testimonio vivo de una villa que, año tras año, canta con el corazón para revivir la pasión y muerte de Jesucristo, manteniendo encendida la llama de una costumbre que es tan religiosa como profundamente humana.
Fuente: Enrique Martínez Pérez
Fotografía: Enrique Martínez Pérez