El castillo 'perdido' de Santa Colomba de Curueño, una fortaleza templaria del siglo IX
El castillo 'perdido' de Santa Colomba de Curueño, una fortaleza templaria del siglo IX.
La construcción, que se encuentra entre las más antiguas de León, permaneció oculta entre la vegetación hasta 2020, año en el que se inició su restauración.
Durante años, incluso siglos, el Castillo de San Salvador de Santa Colomba de Curueño permaneció 'perdido'. La imponente vegetación de la loma junto al río Curueño en la que se ubica ocultaron las ruinas de una fortaleza que era conocida, porque existían multitud de documentos que lo acreditaban, pero de la que se creía que tan solo quedaban algunas piedras.
Sin embargo, en 2020 el Ayuntamiento impulsó la puesta en valor de los restos a través de un convenio con la Diputación de León, y la sorpresa fue mayúscula cuando, tras las primeras labores de limpieza, salieron a la luz los importantes vestigios de uno de los castillos más antiguos de León, una fortaleza templaria del siglo IX, cuya magnitud resultó todavía más sorprendente.
El Castillo de San Salvador fue el centro neurálgico de las tierras que se extienden desde La Cándana hasta Devesa de Curueño desde el siglo IX. Formaba parte de un importante entramado defensivo y de vigilancia con otras fortalezas de la Montaña Leonesa, y por su emplazamiento estratégico podía emitir señales de humo para comunicarse con el Castillo de Avaidos que, a su vez, lo hacia con el de Peña Morquera y este con el de Montuerto, así sucesivamente.
La edificación contó con seis torres y un importante muro defensivo de mampostería, de los que todavía se conservan algunos restos, y una ermita con la advocación de Santa Ana. Además, durante los trabajos de restauración se halló un gran aljibe, es decir, una cisterna árabe que se empleaba para almacenar agua, así como amplias cimentaciones, y un foso circundante del siglo XIII.
El primer documento que se conserva sobre la fortaleza data del 12 de octubre del 951, cuando el rey Ordoño III, recién coronado, concedió San Salvador a la Iglesia de León y a su obispo don Gonzalo, con sus mandaciones y los hombres que las servían.
Medio siglo después, el 13 de octubre del 999, volvió a ser donado a otro obispo leonés, don Froilán, en esta ocasión por parte del rey Alfonso V de León. Sin embargo, el prelado poco pudo disfrutar de él debido a su muerte, que coincidió con una rebelión en el reino, durante el invierno de 1.006 a 1.007, impulsada por el Conde García Gómez. El alcaide del Castillo se inclinó por el bando de este, y los partidarios del rey tomaron la fortaleza.
De nuevo en manos de Alfonso V, este lo donó una vez más, ahora a la sede de Santa María de Regla, es decir, a la Catedral de León, una donación a la que se sumó la posesión de todas las iglesias de la mandación del Curueño y la disciplina de los monjes que las regían, que debían entregar sus tributos a Santa María. A partir de entonces, como muestra de sumisión, se inició la romería del Salvador, en la que todas las iglesias del Valle del Curueño ascendían en procesión al Castillo durante el día de la Ascensión.
Después de un salto en el tiempo, se sabe que los Templarios se asentaron en estas tierras, junto a otras órdenes religioso-militares como los Caballeros de Santiago, Calatrava y Alcántara, durante los siglos XII y XIII. Estos recibieron la fortificación como sede de sus operaciones de vigilancia y protección de pueblos y peregrinos del Camino de Santiago por estas rutas menores de la antigua calzada romana. Así, los Cruzados se acogieron, con gran devoción, a la protección de Santa Ana.
Finalmente, como el resto de construcciones defensivas de la Montaña Leonesa, sufrió diversos avatares que lo redujeron a ruinas, por lo que quedó en estado de abandono, aunque no se perdió la devoción a la Santa alojada en los restos de su capilla y siguió la costumbre de subir a San Salvador para honrarla, por lo que en el siglo XVI se construyó la ermita que ha llegado hasta nuestros días aprovechando, al parecer, las paredes norte y oeste del viejo Castillo, ambas imponentes al borde del precipicio.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Ayuntamiento de Santa Colomba de Curuño; Turismo Montaña de Riaño