Aguas termales y medicinales que sustentan a Caldas de Luna
Aguas termales y medicinales que sustentan a Caldas de Luna.
Su balneario es el único natural en activo de la veintena con la que llegó a contar León, ya que se sirve de los manantiales de Fuencaliente, a 1.400 metros de altitud.
El balneario de Caldas de Luna es el único natural que se conserva en la provincia de León, de la veintena con los que llegó a contar a lo largo de los siglos XIX y XX, aunque su origen se remonta mucho tiempo atrás.
Se sirve de los manantiales de Fuencaliente, a 1.400 metros de altitud y en pleno Parque Natural de Babia y Luna, unas aguas termales que sanan desde hace más de 2.000 años. Surgen a 28,5 grados y fueron declaradas como medicinales en 1917.
El descubrimiento de las propiedades terapéuticas de las aguas de esta localidad de la Montaña Leonesa se remonta a la época romana, pese a que sus primitivos habitantes ya las empleaban, dada la importancia que tenían culturalmente para los romanos las termas. Estos se dieron cuenta de su calidad y, fruto de ello, le otorgaron al pueblo el nombre de Caldas, de "aquae callidae".
Desde entonces sus habitantes siguieron "tomando aguas" en el manantial, sin embargo, no hay registros documentales de ello hasta el siglo XIX, momento en el que los balnearios y caldas naturales se convirtieron en todo un fenómeno social en León, que no solo alcanzó a la burguesía leonesa, sino también a clases sociales más modestas. Las gentes acudían en masa a estos centros de salud y descanso, y así proliferaron hasta alcanzar la veintena en la provincia, de los que hoy solo queda el de Luna.
Entrado ya el siglo XX, hubo un hombre que supo ver el negocio en Fuencaliente, Alberto Vázquez Vivar, vecino de Carrizo de la Ribera. Se encargó de iniciar el expediente para la declaración de utilidad pública del manantial, con el fin de que se le concediese un perímetro de expropiación forzosa para la construcción del balneario que había proyectado.
Y así fue, recibieron la declaración de utilidad pública como aguas medicinales por Real Orden de 28 de Mayo de 1917. Están clasificadas como hipotermales (28ºC), de mineralización muy débil y blandas, bicarbonatadas, sulfatadas, cálcicas, calicatadas y magnésicas. Por lo tanto se recomiendan para reuma, problemas respiratorios, digestivos, nerviosos, renales y de piel.
Más tarde, en 1976, surgió el proyecto MONCALVI y se constituyó una nueva sociedad que pretendía embotellar el agua. Se llegaron a imprimir las etiquetas de las botellas, pero el 'Agua de Luna' nunca llegó a ponerse a la venta, puesto que el Instituto Provincial de Sanidad de León la declaró químicamente no apta para la bebida, por contener exceso de materia orgánica.
El balneario actual fue construido en el año 2000, cuenta con un Hotel Rural y con modernas y renovadas instalaciones de balneoterapia, donde ofrecen también tratamientos de belleza, masajes, Vaporarium, y Aerosoles. Dispone también de salón social y salón de convenciones, restaurante, cafetería, solarium y actividades de turismo activo.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Balneario de Caldas de Luna
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