Juicio
Desde que se produjo el accidente fueron numerosas las voces que aseguraban la preocupación con la que trabajaban los mineros por problemas de seguridad en el taller donde se produjo el siniestro, en el que “siempre” había mucho gas. Por su parte, el informe de la comisión que investigó el trágico suceso concluyó que lo ocurrido fue una "imprevisible fuga" de gas grisú de tal calibre que, por su intensidad y volumen, resultó fatal para los 6 trabajadores del macizo séptimo.
Las familias, conocedoras de las condiciones en las que trabajaban los mineros, nunca han cesado de pedir justicia para 'los 6 de Tabliza', una justicia que les ha tenido en vilo durante toda una década y que todavía no ha dado respuesta a uno de los episodios más tristes de la minería en la Montaña Central Leonesa.
En un primer momento, el juicio estaba previsto para abril de 2021, sin embargo, el Juzgado de lo Penal número dos de León dictó un auto de suspensión para practicar una instrucción suplementaria sobre las pólizas de seguro de responsabilidad civil concertadas por algunos de los acusados.
Finalmente, el esperado proceso judicial se retomó el pasado 6 de febrero, 3.338 días después de que el gas grisú se cobrara la vida de 6 mineros en el Pozo Emilio del Valle. En total, son 16 los imputados en el caso; entre ellos, el que fuera presidente de la compañía, Antonio del Valle, el entonces vicepresidente y consejero delegado, Arturo del Valle y el vocal de la sociedad, Aurelio del Valle, además de los directores general y facultativo, ingenieros y vigilantes de seguridad.
A lo largo de dos meses declararon los 16 acusados, las familias de los 6 fallecidos y los heridos, entre otros 80 testigos y peritos propuestos por las partes. Los imputados negaron tener conocimiento de problemas en el macizo 7 y haber reducido el presupuesto en seguridad por la crisis del sector, reclamaron la libre absolución y argumentaron que el siniestro fue imprevisible.
Los heridos y mineros presentes durante el accidente declararon que era una macizo en el que solía dar problemas el gas, en el que la bóveda se veía constantemente y "no se había hundido". Otros reconocieron "represalias" a quienes se quejaban o se negaban a hacer algo.
El juicio quedó visto para sentencia el pasado 30 de marzo y hasta el momento se desconoce cuál será el resultado. En juego están las penas de tres años y medio de prisión, además de indemnizaciones, solicitadas por el fiscal, mientras las acusaciones particulares elevaron sus peticiones hasta los seis años y medio de cárcel.
El pozo
El pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco-Leonesa se comenzó a profundizar en 1992 en Llombera de Gordón, como parte del proyecto de la 'Nueva Mina', el que fuera el proyecto más ambicioso de la minería española y europea en el siglo XX. Una vez finalizado, en 1994, contaba con 694 metros de profundidad, un diámetro de 6,5 metros y un castillete de 32 metros.
Aunque un principio recibió el nombre de Tabliza, el grupo al que pertenecía, en 1995 adoptó la denominación con la que ha quedado grabado para siempre en la historia negra de la minería española. Con ella homenajeaba a Emilio del Valle Egocheaga, el que fuera consejero de la Hullera Vasco-Leonesa desde 1948.
Explotaba los sinclinales de Matallana (capa Ancha) y Llombera (capa Competidora), con capas de menor potencia que las del grupo de Santa Lucía. Era, además, el tercer castillete activo de la Nueva Mina, junto con el Aurelio del Valle y el Eloy Rojo.
En los últimos años antes del grave accidente, la Hullera Vasco-Leonesa centró sus esfuerzos en él y realizó inversiones para preparar nuevos macizos, sin embargo, la crisis de la minería que ya se vivía entonces terminó con una caída en picado. Así, prácticamente todas las infraestructuras mineras de la Montaña Central Leonesa se desmantelaron y el Pozo Emilio del Valle no fue menos. El negro escenario desapareció en octubre de 2021 para dar paso a una explotación ganadera.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Archivo - Accidente Pozo Emilio del Valle; Llombera de Gordón
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