Estudian los nidos de ametralladora de la Guerra Civil en Matallana, La Pola, Cármenes, La Robla y Villamanín
Estudian los nidos de ametralladora de la Guerra Civil en Matallana, La Pola, Cármenes, La Robla y Villamanín.
Construidos por los republicanos, constituyeron una pieza clave en la defensa de los puertos de Piedrafita y Pajares durante el año 1937.
La revista académica Ebre 38, Revista Internacional de la Guerra Civil Española (1936-1938) de la Universidad de Barcelona, acaba de publicar en su número 12 un estudio integral de los nidos de ametralladora construidos por los republicanos en los municipios de Matallana de Torío, Cármenes, La Robla y Villamanín, unas construcciones de hormigón que constituyeron una pieza clave en la defensa de los puertos de Piedrafita y Pajares durante el año 1937.
El estudio ha sido posible gracias a la revisión de diferentes publicaciones científicas, así como del estudio de la documentación original, entre la que destacan los planos inéditos de las posiciones del término municipal de Villamanín, y la elaboración de planimetrías a partir de la prospección intensiva sobre el terreno. El objetivo del mismo busca la difusión de su existencia y la valorización social, para obtener su adecuada protección y adecuación.
Estos asentamientos blindados para arma automática son de formas simples: cilindros de hormigón con una o dos troneras en su parte frontal. La excepción la constituye el ejemplar de Peñas de Fontañán, de planta poligonal y cuatro troneras. La morfología cilíndrica pudo ser una solución eficaz ante el impacto de proyectiles, ya que su curvatura exterior contribuiría a desviar la dirección de estos.
El empleo de hormigón por parte del bando republicano en las obras de fortificación de campaña del Frente de León fue tardío y como respuesta a la generalización de la ofensiva franquista en el Frente Norte a partir del 9 de junio de 1937, como muestran las inscripciones realizadas en los abrigos activos de Pico del Águila (25 de julio de 1937), Alboleya (20 de agosto de 1937), Cueto Salón (2 de septiembre de 1937) y La Candanosa (15 de octubre de 1937), los asentamientos blindados inconclusos de Peñas de Fontañán, La Congota, el Canto la Bis, la cota 1.222 o Formigoso, y los descimbrados parciales de los nidos de ametralladora de La Espina II y Los Torales.
Todo ello, en un intento frenético por dar solidez a las líneas defensivas leonesas en torno a los puertos de montaña de la Cordillera Cantábrica. Ahora bien, esto no impidió que el 21 de octubre de 1937, con la llegada de la IV Brigada de Navarra a Gijón, se diera por liquidado el Frente Norte.
Los elementos arquitectónicos defensivos muestran una alta estandarización morfológica y estructural en un ejercicio de aplicación racional del esfuerzo de guerra, si bien con una cierta flexibilidad de adaptación a las condiciones del terreno y a los requerimientos tácticos. Esto permitió a los ingenieros republicanos calcular la inversión de tiempo, material y personal que iba a requerir cada abrigo activo, facilitando su ejecución al disponer de materiales de obra de semejantes características (encofrados, enrejados…).
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Revista académica Ebre 38