¡Aún somos algunos, Julio!

'¡Aún somos algunos, Julio!', por Noemí Suárez Blanco.

Leo estos días unas palabras de Julio Llamazares en las que dice que "la cultura está desapareciendo delante de nuestros ojos sin que a casi nadie le importe". Julio, no puedes tener más razón en toda y cada una de las palabras.

Vivimos en un mundo que se ha vuelto global. Sus habitantes caminan a una velocidad tan constante que es muy complicado parar y observar. Y si tú lo haces te habrás percatado de lo que ocurre y tendrás que afrontar las consecuencias. Ya no hablamos si encima lo haces en el mundo rural. Ese tema que está tan de moda ahora y del que todo el mundo habla: la España Vacía (o vaciada). Son muchos medios, diversos colores políticos, naturalistas, 'expertos' y personas de diversas índoles las que hablan constantemente sobre todo esto.

Hablan con 'experiencia' (la mayoría) desde una gran ciudad y lo hacen con una verdad absoluta y redundante. Enseñan y muestran con bombardeos continuos una realidad bonita, la que vende. Una realidad terrible que termina al apagar la tele. Mientras desde nuestros pueblos les saludamos cuando vuelven a sus mundos, muy distintos del nuestro, después de venir a enseñarnos como es lo que estamos sufriendo. ¡Como nosotros no lo sabemos...! Unos se van y otros vuelven sin escucharnos, sin habernos permitido decirles que, con salvedades notorias, aquí se vive y se hace muy bien a pesar de que la mayoría de las veces se sobreviva. Y es que, en palabras de Julio, vamos por el mundo tan rápido que nadie escucha a nadie. Si alguien lo hace los pasos veloces del resto resonarán tan fuerte que no podrá comunicarse.

Y es aquí, Julio, donde entramos en juego todos estos que no nos rendimos. Ilusos para algunos, luchadores para otros. Aludes a algo fundamental: el don de escuchar. Tuvimos (y aún tenemos) la suerte de poder compartir mucho con todos los que nos precedieron. Dijo Javier Sierra hace poco que 'lo oral está en el origen de la literatura'. Nuestros antepasados nos transmitieron tanto que en el fondo somos un poquito todos ellos. Algunos seguimos fascinados con cada una de las historias que nos contaron y, en mi caso, no puedo creer la suerte que tengo de ser de aquí, estar aquí y venir de ahí. De cada uno de ellos.

Ellos en su día lucharon sin opciones y nosotros hoy debemos hacerlo sin rendirnos.

Como a Julio influyeron los viejos de su pueblo también lo hicieron en mi caso, aunque ni se atreve a la comparación esta aficionada a escribir. Pero he de deciros que a todos ellos siempre le acompañan dos grandes escritores que cuanto menos me fascinan y a los que admiro profundamente: Julio Llamazares me enseñó que el arraigo a tu tierra va en lo más profundo de ti y que a menudo es lo que más fuerza te da, a pesar de las toneladas de agua (reales o metafóricas) y es lo que te hace ser. Javier Sierra (Teruel, ni más ni menos) me acompañó y sigue haciéndolo demostrando que nunca hay que abandonar, siempre hay que luchar por lo que uno quiere, siempre hay que preguntárselo absolutamente todo.

Ambos escritores han aludido recientemente a la 'esperanza'. Algo que se menciona como sustancia que está ahí y que debemos verla, sentirla. ¿Y tenerla? Estoy de acuerdo con Javier cuando habla de que interesa más el miedo como buena herramienta de manipulación porque tener esperanza significaría que queremos revelarnos al mundo. A menudo es algo rotundo y no concebimos que otros la tengan. Como mujer, joven, habitante del mundo rural y la montaña leonesa y con esperanza de seguir aquí... sé de lo que hablo. Querer poner voz es impensable porque somos jóvenes. Querer contar cosas al mundo es impensable porque somos jóvenes. Querer hablar de tradición es impensable porque somos jóvenes. Hablar de todo ello a pesar de todas las trabas e impedimentos es todo un despropósito. ¡Dios nos libre de querer conocer y continuar tradiciones que también forman nuestra vida! Porque es mejor vivir en el miedo pesimista y negativo en vez de la esperanza que muchos aun sentimos a pesar de todo. Al menos es más fácil. Con la gran diferencia de que nuestros pasos tienen aun mucho que recorrer, lo nuevo y también lo viejo, lo que fuimos gracias a los que fueron.

Julio, Javier... no sé si conocéis la magnitud de lo que habéis conseguido enseñarnos. Al igual que aquellas voces detenían el tiempo también para nosotros les unimos las vuestras. Habéis conseguido en palabras transmitirnos mucho y habéis conseguido formarnos en cierta manera. El mundo seguirá su curso y las personas seguirán avanzando, 'es ley de vida' como nos dicen los mayores cuando algo se acaba. Pero es una vida que muchos utilizamos con los hilos que nos mostráis cuando la recorréis. El mundo avanza, sí. Lo escuchamos mientras frenamos de vez en cuando para observarlo. Pero recordad siempre que algo nunca muere del todo mientras se recuerde. Y algo que marca de tal forma no morirá nunca. Tened esperanza.

Fuente: Noemí Suárez Blanco

Fotografía: Noemí Suárez Blanco