La importancia de tener un nebulizador para bebé

Las enfermedades respiratorias asociadas a procesos asmáticos o las gripes estacionales son comunes y, a menudo, la forma indicada para el tratamiento por parte de los especialistas, es la nebulización.

En sitios especializados en el cuidado de los bebés y en consejos para madres, como Ahorra mamá, te será fácil encontrar consejos y recursos acerca de la nebulización y el tratamiento de las afecciones respiratorias en los niños y bebés.

La nebulización es una de las formas más sencillas de tratar las enfermedades respiratorias en niños, porque es uno de los procesos que mayor eficacia tiene para llevar el medicamento, a través de las vías respiratorias, hasta los pulmones y bronquios, aliviando las afecciones más comunes, como el asma, el cansancio al respirar, la bronquitis o la bronquiolitis. También, dependiendo de las recomendaciones del especialista, se utilizan para mejorar los síntomas de la gripe estacional.

¿Qué medicamentos se pueden nebulizar?

La finalidad de nebulizar a un bebé es mejorar en el plazo de tiempo más corto posible las afecciones respiratorias que tenga. Por eso, la gran mayoría de las veces, los medicamentos que se prescriben son los broncodilatadores.

Salbutamol, Budecort o Ventolin serán algunos de los nombres por los que conseguirás esta clase de medicamentos, cuya función es dilatar las vías respiratorias para permitir una respiración cómoda, en caso de niños asmáticos o que por cansancio al respirar no puedan conciliar el sueño; y para permitir el alivio de otras afecciones como la bronquitis, aunque en tratamientos de varias sesiones, según indicará el especialista.

Mientras tanto, cuando se quiere aliviar el malestar asociado a la gripe estacional, con abundante mucosidad y su consecuente incomodidad para respirar, se prescinde de medicamentos y se utiliza solución fisiológica o salina común, sin fármacos añadidos.

La solución salina permite una expulsión más sencilla de la flema y la mucosidad, aliviando también los malestares que de su acumulación pudieran derivarse. En cualquier caso, aunque son procedimientos sencillos y seguros, siempre es conveniente consultar con el especialista acerca de cómo proceder.

Elige un buen modelo

Si piensas comprar un nebulizador para usar en bebés o niños, es indispensable elegir correctamente, por eso, en internet encontrarás sitios especializados donde ofrecerán comparativas sobre algunos modelos populares, que bien pueden servir tanto para adultos como para niños, siendo éstos la mejor opción porque no necesitarás un nebulizador diferente para cada caso.

A pesar de ello, si necesitas comprar un nebulizador específico para tu bebé, debes saber que:

• Debe ser colorido: si algo diferencia a los modelos de nebulizadores para niños es que tienen diseños y formas coloridas y divertidas, asociadas a cosas felices, por lo que se sentirán más cómodos y a gusto durante el tratamiento, que es lo ideal.
• Tipo de nebulizador: los nebulizadores neumáticos son los más baratos y los más conocidos, pero son muy ruidosos. Por eso, es bastante probable que un bebé o un niño le tema, porque su sonido no es de los más agradables. Mientras tanto, los nebulizadores de malla y los ultrasonidos son más silenciosos y eficientes, aunque un poco más costosos. Su ventaja es que trabajan mucho más rápido y son más eficientes energéticamente. La desventaja de estos últimos es que deben ser limpiados frecuentemente.

¿Cuánto tiempo se debe usar?

Una de las dudas frecuentes acerca de la nebulización está en la duración del proceso. Es algo que, como debes suponer, sugerirá el especialista médico de acuerdo a la edad del niño, al padecimiento que tenga y al medicamento que sea prescrito, ya que no todos requieren del mismo tiempo de exposición para hacer efecto.

También, claramente, dependerá del tipo de nebulizador elegido, ya que si usas un nebulizador ultrasónico necesitarás alrededor de la mitad del tiempo en comparación con un nebulizador neumático.

En general, un tratamiento de nebulización durará entre 10 y 20 minutos, variando de acuerdo a la cantidad de medicamento prescrita, o en caso de solución fisiológica, a las recomendaciones que haga el médico.