La minería, en el recuerdo de la Montaña Leonesa y la Montaña Palentina
La minería, en el recuerdo de la Montaña Leonesa y la Montaña Palentina.
Los mineros no olvidan las horas bajo tierra y las vidas enterradas, y sus pueblos recuerdan cada Santa Bárbara la prosperidad económica que ahora parece haberlos abandonado.
Pese al cierre de la minería, el carbón sigue muy presente en las distintas cuencas mineras de la Montaña Leonesa y la Montaña Palentina.
Los mineros no olvidan las horas bajo tierra y las vidas enterradas; y las gentes a las que sustentó la actividad industrial recuerdan, cada festividad de Santa Bárbara, la prosperidad económica que ahora parece haber abandonado sus pueblos.
El despegue de la explotación del carbón se produjo en la segunda mitad del siglo XIX, principalmente ligada a la construcción del ferrocarril, y dio lugar a las cuencas mineras de Sabero-Cistierna, Valderrueda-Prado, Ciñera-Matallana, La Magdalena y Laciana en la Montaña Leonesa, así como a Velilla-Guardo, Santibáñez-Castrejón o Barruelo en la Montaña Palentina.
Grandes proyectos promovieron el crecimiento económico y el desarrollo poblacional de multitud de pueblos en todas ellas, e incluso dieron vida a nuevas poblaciones como Vallejo de Orbó. Algunos de ellos fueron la Ferrería de San Blas en Sabero, con los primeros altos hornos de cok de España (1845); la construcción del ferrocarril La Robla-Valmaseda (1890), con objeto de suministrar combustible a la industria siderúrgica vasca; o la construcción del ferrocarril Ponferrada-Villablino (1918) para dar salida al carbón hacia los mercados nacionales.
Después, ligado al panorama político y económico, el sector sufrió diferentes momentos de auge y caída. Pero el momento de mayor desarrollo en la Montaña Leonesa y la Montaña Palentina llegó tras la Guerra Civil Española, impulsado por la reconstrucción del país y la búsqueda de una independencia energética y de materias primas. En las décadas de los 40 y 50 se ejecutaron pozos verticales tan emblemáticos como el Herrera II de Sabero o el Pozo Balanza de Santa Lucía de Gordón.
Accidentes mineros
Sin embargo, mientras la vida mejoraba para los habitantes de los pueblos, esa prosperidad se pagaba con cientos de almas en importantes accidentes mineros.
En la Montaña Palentina, el Pozo Calero de Barruelo de Santullán llegó a considerarse uno de los más peligrosos de todo el país. Más de 80 hombres fallecieron en él, pero en la memoria de la cuenca del Rubagón todavía duele el fallecimiento de 10 mineros el 3 de mayo de 1930, asfixiados por una gran emanación de gas grisú; y la grave explosión por la que, el 21 de abril de 1941, 18 jóvenes de Barruelo entregaron su vida y otros 19 resultaron heridos.
Las cuencas mineras de la Montaña Leonesa tampoco escaparon y son recordadas, como parte de la historia reciente, dos desgracias ocasionadas por el asesino silencioso. El 18 de octubre de 1979 una explosión de gas grisú fue la causante de la muerte de 10 mineros en la mina de Caboalles de Abajo, y el 28 de octubre de 2013 tuvo lugar el último accidente minero en la provincia, con 6 muertos en el Pozo Emilio del Valle de Llombera de Gordón.
Crisis y marcha negra
Finalmente, la época de oro llegó a su fin y en la década de 1990 comenzó el cierre de explotaciones mineras, motivado por la electrificación del ferrocarril, la aparición de nuevos combustibles, y la entrada de España en la Unión Europea, que defendía la reconversión de la minería.
Todo ello dio lugar a protestas multitudinarias que han quedado en la memoria, como la marcha negra que en 1992 llevó a pie a 500 mineros desde Villablino hasta Madrid, o el encierro de varios de ellos en el Pozo Calderón, que se prolongó 51 días.
Las últimas explotaciones mineras de Sabero cerraron en 1991, las de la zona de Valderrueda pusieron punto y final en la década de los 2000, mientras que en la cuencas de Ciñera-Matallana, La Magdalena y Villablino se produjo el cierre en 2018.
Por su parte, en Barruelo de Santullán se puso fin a la actividad en el último pozo en 2005, en Guardo el Pozo Sestil se cerró en 2003, y en Velilla del Río Carrión Pozo Las Cuevas y San Isidro y María aguantaron hasta 2014.
Tras ese final sin una transición real de la industria, el declive en todos los pueblos mineros se desarrolló totalmente en picado, gran parte de su población ha tenido que marcharse en busca de trabajo, y la falta de oportunidades y la merma de servicios parecen haber condenado un futuro, que ahora busca su resurgir en el turismo.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Archivo - DDV, Sangre Minera y Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo