Valdeón rinde pleitesía un año más a la Reina del Valle, la Virgen de Corona
Valdeón rinde pleitesía un año más a la Reina del Valle, la Virgen de Corona.
Una multitud de fieles acompañó a la Virgen desde la parroquia de Santa Eulalia, en Posada de Valdeón, hasta la ermita del corazón de Picos de Europa.
Después de varios días lluviosos y fríos, que ponían en riesgo la celebración de la romería, la Virgen de Corona obsequió al pueblo valdeonés con un día radiante de sol y luz, aunque la Peña Bermeja se tocaba con una ligera capa de niebla y la Torre del Friero amanecía completamente cubierta.
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Poco antes de las diez de la mañana los habitantes del valle se fueron concentrando en las cercanías de la parroquia de Santa Eulalia, en Posada de Valdeón, para asistir a la Santa Misa y posterior traslado en procesión de la Virgen de Corona hasta su lugar habitual en la ermita situada en el monte del mismo nombre. Como manda la tradición había regresado a la parroquia de Santa Eulalia porque el año 2024 es año par. Si hubiera sido año impar habría sido llevada hasta la Parroquia de San Pedro, en Soto de Valdeón. El motivo de subir la virgen a los dos pueblos del valle, en años alternos, es rezarle un novenario durante los nueve días anteriores a su festejo.
Poco antes de las once de la mañana la Virgen de Corona cruzó majestuosa la plaza de Posada, llevada en adornadas andas por los mozos de los pueblos. Iba precedida por dos pendones multicolor, portados por aguerridos mozos, y estandartes primorosamente bordados con hilos de oro que portaban las mozas del valle. La muchedumbre enfiló la carretera camino de Los Llanos al son de las gaitas de la Banda Zarzagán, que animaban la comitiva con el agradable sonido de sus instrumentos y el repique incesante de los tambores, lo que daba a la romería aires de una gran celebración.
Inmediatamente detrás de la virgen viajaba el sacerdote que entonaba el Santo Rosario y al que contestaban un coro de jóvenes del lugar. La primera parada, como ya es tradición, fue en la Riega de San Sebastián donde se rindió culto a la Señora del Valle con nuevos cánticos y rezos.
“Tengo 91 años y no he faltado nunca”, nos dice Ángel, de Prada de Valdeón, que lleva buen ritmo apoyado en su cayado, y que no hará el camino entero, sino que se quedará en la próxima parada, La Ventaniella. Aprovechan los mozos para hacer los relevos en las andas, y el sacerdote para entonar nuevos cánticos en honor a la reina del Valle.
Cordiñanes recibe a la virgen con los máximos honores y los mozos la colocan en un vistoso altar, al lado de la fuente, adornado con un arco de bonitas flores multicolores. Nuevos rezos, nuevas muestras de la gran devoción que tienen los habitantes de este hermoso valle por su patrona. Los mozos que portean ahora a la virgen arrancan a buen ritmo y bajan las empinadas rampas ligeros, camino ya del Mirador del Tombo. Aún habrá una parada más antes de llegar al desvío que conducirá a los fieles devotos hasta el claro de bosque donde está construida la ermita en honor de la virgen. Se llama Corona, como el monte que la rodea, porque, según los historiadores, este fue el lugar donde tuvo lugar la coronación de Don Pelayo, primer rey de Asturias, allá por el año 718.
La llegada a la ermita, pasada la una de la tarde, es solemne y la virgen es recibida con un silencio sepulcral, solo roto por el repique de los tambores y el sonido de las gaitas. La explanada está llena de fieles que esperan con gran devoción la llegada de la virgen. Se ha colocado un altar con manteles primorosamente bordados. Todo está perfectamente organizado y preparado para celebrar una nueva misa, la segunda del día en honor de la patrona. El coro está compuesto por mayoría de voces femeninas y una sola masculina. La misa se escucha con gran devoción y sentimiento. La parte religiosa finaliza con el canto del Himno de la Virgen de Corona por todos los fieles: “Oh virgen de Corona reina y madre, del pueblo valdeonés, muéstranos a Jesús vivo y glorioso, que herencia nuestra es…”
Inmediatamente después da comienzo la parte lúdica de la romería popular con el reparto por parte de la Junta Vecinal del Real Concejo de Valdeón, de un sabroso bollo preñao, que se degusta en pequeños grupos de amigos y familiares, mientras la Banda de Gaitas Zarzagán anima el ambiente, regalando piezas de baile en forma de pasodobles, corridos o jotas. El ambiente que se vive en la pradera rezuma tradición y fiesta grande por los cuatro costados. No en vano la romería de la Virgen de Corona está declarada de interés provincial. Los romeros disfrutan saludando a familiares y amigos que hace tiempo que no ven.
Poco a poco la pradera se va vaciando de romeros que emprenden el camino de vuelta hacia Posada, donde les espera una exquisita parrillada de carne, que se servirá en el interior del pabellón de deportes y a la que acudirán unas 300 personas.
Fuente: Enrique Martínez Pérez
Fotografía: Enrique Martínez Pérez