Una ruta para descubrir los recursos y costumbres del Valle de Primajinas desde Corniero
Una ruta para descubrir los recursos y costumbres del Valle de Primajinas desde Corniero.
Recorre el toril, las caldas, Peña Ramil o el Haya de la Humildad, así como el pueblo que ocupaba la vaguada y que fue incendiado y destruido durante las Guerras Carlistas.
El Club Deportivo Corniero ha impulsado una ruta para descubrir los recursos y costumbres del Valle de Primajinas, parte desde la propia localidad de Corniero y discurre por el entorno incomparable del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.
Recorre a lo largo de 10 kilómetros, por caminos o pistas de tierra, el toril, las caldas, Peña Ramil o el Haya de la Humildad, y visita Primajinas, el pueblo que ocupaba la vaguada y que fue incendiado y destruido durante las Guerras Carlistas, para regresar al punto de salida tras unas seis o siete horas de caminata.
La ruta comienza en la salida de Corniero hacia Primajas, donde se encuentran 'el toril' y 'el potro', una construcción compuesta por una cuadra con pajar y un antojano para el toro, que antiguamente era el semental para toda la ganadería del pueblo, así como por una portalina con potro y yunque para arreglar los cascos y herrar el ganado.
Siguiendo el camino, a unos 500 metros podremos encontrar a la derecha una fuente termal que se mantiene a unos 16 grados en invierno, y un lavadero. A continuación pasaremos por Las Suertes, los aprovechamientos de regadío de tierras comunales que se sorteaban entre los vecinos anualmente y que se regaban a través de un acueducto que transportaba el agua de un puerto en el río, además de por los pasaderos, puentes hechos con dos o tres troncos de madera utilizados tanto por las personas como por el ganado para cruzar el cauce en invierno.
Más adelante la senda nos llevará hasta los restos de varias construcciones ganaderas en la entrada del Valle de Primajinas. En ellas pernoctaba el ganado y, por ello, existía uno para los ganaderos del barrio de arriba y otro para los de abajo.
Y siguiendo el itinerario nuestro siguiente descubrimiento será el tendejón o sestil de las novillas, una infraestructura también de tradición ganadera con techumbre y pensada para el sesteo de la ganadería extensiva que aprovecha los puertos en la temporada de verano. Se ubica cerca de una collada para optimizar las corrientes de aire y combatir el calor en las horas centrales del día, y consta de bebederos o pilones para garantizar el agua a unos 400 metros antes de llegar a la orilla del camino.
Continuamos la caminata hasta llegar al alto de la collada donde nos espera un ejemplar arbóreo que es una verdadera rareza botánica, el Haya de la Humildad, denominada así porque sus ramas crecen hacia abajo como lo harían las de un sauce llorón. Tan solo quedan cuatro como ella en el mundo y tres se encuentran en León.
Muy cerca veremos también un pilón o bebedero de cantería de piedra de la zona que fue realizado por Celso Valbuena, vecino de Primajas y labrante, ganadero y cazador. Desde allí, además, podremos contemplar la Sierra de la Cebal y los estratos, capas y pliegues de la formación geológica del Manto del Esla en Primajas.
De nuevo en ruta subiremos por la pista de la 'Vallina El Jueclo' desde la collada de Primajas en dirección a la Collada Muertos. A medida que se va ganando altura entre las cuencas del Esla y del Porma se aprecia una vista circular sobre el Susarón, los Mampodres, los Picos de Europa, Las Pintas, Pico Wasalio, y el Espigüete, entre otros.
El itinerario sigue por el alto Tierra la Mula, hacia el Collao la Horcadila, linde entre Corniero y Pardomino, para alcanzar la Collada Muertos, que debe su nombre a una batalla de la Reconquista de la que fue escenario. Finalizado el ascenso, comenzamos a bajar hacia el valle de Primajinas para encontraremos con el chozo los pastores, donde estos dormían cuando iban con el ganado.
Por último, accederemos a Primajinas, el pueblo que estaba situado en el centro del valle y que fue incendiado y destruido durante las Guerras Carlistas. De este suceso solo se salvó en aquel momento una mujer, que se refugió en un horno hasta que todo pasó y consiguió bajar hasta Corniero, por ello estos terrenos pertenecen a esta localidad de la Montaña Orietal Leonesa. Todavía se pueden ver los restos de edificaciones y calles empedradas, reminiscencias romanas, así como los restos de la ermita de San Pelayo.
Fuente: C.D. Corniero
Fotografía: C.D. Corniero
