Ascensión García, de Olleros de Sabero, cumple 104 años con una vitalidad plena
Ascensión García, de Olleros de Sabero, cumple 104 años con una vitalidad plena.
En compañía de su familia, esta mujer activa, lectora y con un marcado carácter típico de la Montaña Leonesa, ha celebrado por todo lo alto y con salud su aniversario.
Ascensión García González, vecina de Olleros de Sabero, ha alcanzado sus 104 años con una vitalidad plena. En compañía de su familia, esta mujer activa, ávida lectora y con un marcado carácter típico de la Montaña Leonesa, ha celebrado por todo lo alto y con salud su aniversario.
Nació el 11 de mayo de 1920 en Valmartino, una pedanía de Cistierna, y con tan solo cuatro años perdió a su padre, por lo que tuvo que ayudar a su madre desde bien pequeña en el campo, para poder salir adelante.
Con 28 años, en 1948, se casó con Fortunato Ferreras Rodríguez, que desde joven empezó a trabajar para Hulleras de Sabero, aunque no dentro del pozo, sino como encargado del mantenimiento de las casas que la empresa tenía en Olleros para sus empleados. Tuvieron cinco hijos, dos mujeres y tres hombres.
Mientras tanto, Ascensión se encargaba de la casa, de atender a los niños, y también de cuidar el huerto, las gallinas y de criar un cerdo para hacer la matanza cada año. "No traía un jornal a casa pero trabajaba muchísimo", destacan sus familiares.
Además, se empeñó en sacar adelante a su familia y en que sus cinco hijos saliesen a estudiar fuera del Valle de Sabero, para labrarse un futuro mejor. "Y lo consiguió, somos la primera promoción de la familia universitaria", cuentan, y para ello, tuvo que luchar, "consiguió becas, se movía por todas partes, si tenia que ir a León para pelearse con quien fuera lo hacía".
Por desgracia, en 1993 falleció su marido, pero volvió a demostrar ese carácter de las gentes de la Montaña, supo seguir adelante, también gracias a sus hijos y sus nietos. Ahora ya tiene incluso un biznieto.
"Es una mujer muy activa, con la cabeza bien puesta, aunque ahora se le olviden cosas, sabía gestionar muy bien la economía en casa, que en el Valle consistía en ir comprando y dejando las cuentas pendientes que se pagaban cuando cobraban, y la libreta del economato", relata su familia.
También es una ávida lectora, que con sus 104 años continúa con las revistas y algún que otro libro en mano, tan solo ha perdido el oído, pero las ganas de vivir y disfrutar siguen intactas.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: DDV