Riaño convierte la plaza Cimadevilla en un museo al aire libre

El Ayuntamiento de Riaño ha convertido en estos últimos años la plaza de Cimadevilla (plaza del Ayuntamiento) en un museo al aire libre. Esta iniciativa se puso en marcha hace cuatro años y el objetivo es dar a conocer las señas de identidad de esta montaña. 

Este museo cuenta con un hórreo de nueva construcción, un chozo de pastores, un potro de herrar las vacas a los que se suma la campana de concejos. Recientemente se han colocado la silueta de una cabra montés y un lobo hechos en acero y pintados en negro. Con estas siluetas se quiere destacar la importancia que tienen en la comarca la fauna salvaje de Riaño. Las piezas han permitido llenar un amplio espacio que ocupa esta de Riaño tras su remodelación.

La primera de las edificaciones es el hórreo hecho de planta rectangular, tejado a dos aguas y cubierta de teja aunque antiguamente era de paja de centeno. Hecho en madera de roble y se apoya en cuatro pilares de piedra o madera llamados pegollos. Sobre éstos se sitúan los tornarratas, piedras de gran vuelo que impiden el acceso de roedores. Y sobre éstas se pone los trabes que conforman el armazón base del hórreo. Según el catastro del Marqués de la Ensenada de 1752 el número de hórreos de la montaña de Riaño se acercaba a los 1.000 pero actualmente se conservan unos 140.

Otra edificación es el potro de herrar,una estructura de madera que sirve para poner herradura a las vacas. Está formado por cuatro postes, dos vigas longitudinales con ganchos de donde se cuelgan dos correas para sujetar la panza del animal. En el yugo de la parte delantera se ata la cabeza del animal con correas. Normalmente en cada pueblo había varios potros.

El chozo típico de la montaña de Riaño es del tipo de «horma o terruca». Su planta es circular con diámetro superior a tres metros, una padre de piedra trabada en seco sobre la que se colocan los puntales o llatas de roble o haya, formando la armadura cónica que cerraba el chozo. Sobre el armazón se disponían las ramas de avellano en un trenzado y atadas a las llatas con ramas verdes de salguera. Encima se colocaban las escobas de abajo arriba rematando la cona con ramaje o tapines de hierba. Estas edificaciones se construían por el concejo en los montes donde pastaban en verano las ovejas trashumantes. Era la vivienda del pastor hasta que regresaba a tierras de Extremadura.

Fuente: Jose Maria Campos , diariodeleon.es

Fotografía: Jose Maria Campos