León llora la inesperada y terrible pérdida de Raúl Gutiérrez, un montañero experimentado

León llora la inesperada y terrible pérdida de Raúl Gutiérrez, un montañero experimentado.

Carbajal de Rueda, León y la Montaña se despertó ayer con la triste noticia de su muerte en el Curavacas. Cientos de mensajes dan fe del apoyo a una persona muy querida.

La montaña se despertó ayer llorando la pérdida de Raúl Gutiérrez, el montañero leonés de 49 años oriundo de Carbajal de Rueda, en el municipio de Gradefes, que falleció en el pico Curavacas la pasada madrugada tras sufrir una posible caída de piedras o bloques de hielo que le partieron el casco. 

FALLECE UN MONTAÑERO LEONÉS EN EL CURAVACAS

Un golpe duro para su familia pero también para todos los que compartieron momentos con él desde las alturas, que lo describen como una persona humilde, muy activa, con gran afición por la caza mayor. Pero cuando comenzó a realizar actividades en la montaña, esta le atrapó y desencadenó una pasión por ella incombustible.

Raúl Gutiérrez tenía un negocio en Carbajal de Rueda, con el que repartía embutido y quesos por distintas zonas de la Montaña Oriental Leonesa, por lo que era muy conocido en la zona. Era la tercera generación al frente de la empresa, fundada por su abuelo paterno como tienda de comestibles y cantina donde vendía vino a granel. Con ella continuó su padre, que comenzó a incorporar el embutido que hoy en día era el principal producto con el que comerciaba.

Estaba casado y tenía dos hijos, a los que también inculcaba ese amor por las cumbres. "Era un chaval muy humilde, tenía unas capacidades físicas tremendas. Cuando iba a la montaña o salía a correr, porque también le gustaba correr por la montaña, estaba a la altura de cualquier corredor de nivel. Podías estar todo el día con él y disfrutar de su compañía, no era como esas personas que te absorben la energía, al revés, él te la daba", cuenta Anselmo Vidal, familiar y amigo del montañero.

A pesar de realizar mucho deporte en la montaña, no era una persona arriesgada, tenía respeto por ella, destacaba por su inquietud por aprender y por la importancia que le daba a la seguridad. "Siempre incluía a su hijo en los planes, pero cuando iba con él estaba con 4.000 ojos, insistía mucho en la seguridad. De hecho, hace unos meses me pidió un cursillo de cuerda para poder majenarse y montar un rapel para poder descender con seguridad si se adentraba en algún punto más complicado. Él iba muy seguro", afirma Vidal.

Mala suerte. Así de simple, pero muy duro. Raúl Gutiérrez había salido de madrugada para realizar una ascensión en montaña como otro día cualquiera y cuando se encontraba a más de 2.000 metros en el pico Curavacas, en la Montaña Palentina, una 'bolera', la caída de rocas o bloques de hielo, le alcanzó en el casco. Su familia dio la voz de alarma al no tener noticias suyas y pudieron localizarle a través de la aplicación de búsqueda de su teléfono móvil. "Con lo grande que es el terreno... La mala suerte de estar en ese lugar en ese momento y que te toque a ti...", lamenta con pesar su amigo.

Aunque no se dedicaba a ello profesionalmente, sus capacidades físicas, su preparación y su incansable pasión por las alturas podrían haberlo llevado a lo más alto en los deportes de montaña. Anselmo Vidal explica que ha sido de los pocos en completar el anillo de Picos de Europa en menos de 24 horas, "y no ha salido en ningún medio, cuando es algo que lo han hecho menos de 10 personas. Y la Canal del Agua, creo que no haya nadie que haya subido tantas veces como él, más de 9 veces en unos días".

Era tal su actividad, que la montaña era parte de su vida, incluso en su faceta laboral: "repartía embutidos y se iba con el camión a primera hora de la mañana para poderse subir a La Palanca, acercarse al refugio de Urriellu y bajar para que le diese tiempo a hacer el reparto de embutidos por la zona", destaca Vidal. 

"Ahora su ilusión era subir por la Canal estrecha del Friero, le gustaba salir a la montaña en invierno. Yo estuve lesionado y me llamaba preguntándome qué tal estaba porque tenía ganas de subir. Era incombustible, yo puedo salir dos veces o tres y él si podía estar todos los días...", las palabras de Anselmo Vidal reflejan muy bien cuál era su forma de vivir, siempre 'a tope'.

Muchos se han volcado con muestras de cariño hacia él porque provenía de una familia muy amplia, era conocido por su trabajo y por ser muy amigo de sus amigos, a los que se fue ganando a través de sus grandes pasiones, la caza y la montaña. No era de participar en grandes reuniones de amigos pero siempre tenía ratos para pasar tiempo con cada uno de ellos.

Su pérdida ha sido un gran batacazo para todos los que le querían, por lo injusta que es a veces la mala suerte y cuesta despedir a alguien que tenía tanta vida... Que la exprimía al máximo.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: DDV