La agricultura sigue evolucionando: la provincia de León moderniza sus sistemas de riego

El sector agrícola es uno de los principales sectores de empleo en Castilla y León; no obstante, los que lo conocen saben que tiene margen de sobra para mejorar. El año 2022 fue uno de los que más se notó la falta de lluvias y eso ha convertido al agua en un bien aún más escaso, si cabe.

Los agricultores locales necesitan mejorar el rendimiento obtenido en los últimos años para prosperar en medio de una situación económica complicada, con la inflación disparada y un mayor coste de los insumos. Para lograr este cambio, la adopción de tecnología se antoja vital, de ahí que se haya decidido modernizar los sistemas de regadío, especialmente en aquellos campos con los cultivos que más agua consumen, como el maíz o el trigo.

Métodos modernos de riego de precisión

El riego de precisión es una de las bases de la agricultura inteligente. Se trata de un sistema que suministra agua a los cultivos (también nutrientes si se opta por la fertiirrigación) en las cantidades óptimas que permiten el crecimiento y desarrollo de estos. La ventaja de este sistema es que es más eficaz y económico, pues no hay desperdicio de insumos y la planta los recibe en el lugar y momento indicados.

Algunos de los métodos de riego de precisión más usados son los siguientes:

Riego por goteo

Este método es, con diferencia, el más usado en la actualidad. Normalmente, se establecen líneas de goteo en cada hilera de cultivos del campo, de modo que las gotas de agua caigan justo al lado de la planta en la cantidad y frecuencia necesarias. Para controlar el flujo de agua, se establecen una serie de bombas y/o válvulas que llevan el agua directamente hasta la planta. El control de estas bombas y válvulas puede ser manual o automático, en función del tamaño del campo, el cultivo plantado y las posibilidades económicas del agricultor. El nivel de control y su correcto uso influye en la eficacia del riego, pues puede proporcionar un ahorro sustancial de agua.

Este método también permite la fertiirrigación. Si se decide usar fertilizantes siguiendo esta técnica, se consigue evitar la pérdida de nutrientes por volatilización y lixiviación, disminuyendo las pérdidas económicas en productos de nutrición vegetal.

Riego por goteo subsuperficial

El riego por goteo subsuperficial funciona de forma similar al riego por goteo, pero la instalación de las líneas de goteo se realiza por debajo de la tierra. Dado que el agua no se aplica en la superficie del suelo, sino por debajo, se evitan problemas típicos del riego en superficie, como posibles escorrentías (a las que se suma la erosión del suelo), agua estancada que produce anegamientos o la formación de costras. El agua con este sistema se aplica de forma muy uniforme y eficaz, pudiendo distribuirse en todas direcciones. Por el contrario, este sistema es más caro y laborioso de implementar que el riego por goteo tradicional.

Otra ventaja del riego de goteo subsuperficial es que elimina la evaporación del agua superficial y reduce la incidencia de maleza y enfermedades en las plantas. Las plantas reciben el agua directamente en la zona radicular, la germinación de las semillas de la maleza se reduce considerablemente al no disponer de tanta agua.

Micro aspersores

Los micro aspersores, al igual que los aspersores estándar, pulverizan el agua en forma circular y pueden utilizarse en huertos o cultivos en hilera. Sin embargo, el área de irrigación es muy pequeña y la velocidad de pulverización del agua muy baja, por lo que se considera una alternativa al riego por goteo, ya que cada micro aspersor aporta agua sólo a la planta más cercana.

La mayoría de estos sistemas de riego incluyen un filtro con separadores de arena, filtros de malla, etc. También puede tener un regulador de presión que puede minimizar la presión a la fuerza necesaria y sensores de humedad del suelo o sensores de cierre por lluvia. Gracias al uso de inteligencia artificial en agricultura, se puede establecer de forma automática un programador de riego y autorregular cuánta agua expulsar, en función de las necesidades del cultivo y la época del año.