Finaliza la restauración de la pareja de hachones del Santuario de la Velilla
Finaliza la restauración de la histórica pareja de hachones del Santuario de la Velilla.
La Asociación Cultural Amigos de la Velilla se ha encargado de los trabajos de estos candeleros monumentales del siglo XVIII.
Una restauración consiste en la modificación o recuperación de un objeto para devolverle el estado que antes tenía, o que se estima que pudo tener. En cuestión de patrimonio la restauración es una parte fundamental para conservar elementos de nuestro pasado, como la histórica pareja de hachones del Santuario de la Velilla.
La Asociación Cultural Amigos de la Velilla ha sido el promotor de una restauración que ha devuelto a estos candeleros monumentales su aspecto original, propio del estilo barroco del siglo XVIII. En concreto, se ha llevado a cabo la consolidación de las zonas dañadas y debilitadas del soporte, la adhesión al mismo, la consolidación de los dorados, una limpieza química y eliminación de acumulaciones de cera, y por último, una reintegración cromática.
Estos elementos de nuestro patrimonio, también denominados blandón, hachero o candelero, se utilizan para quemar velas de cera gran tamaño y se encuentran ubicados en el presbiterio del Santuario de Nuestra Señora de la Velilla, un lugar idílico situado en la localidad de La Mata de Monteagudo, en plena Montaña Oriental Leonesa.
Los dos hachones del Santuario leonés están formados por un pie que da estabilidad al hachón, una columna abalaustrada con diferentes decoraciones y secciones. Esta se encuentra rematada por un platillo para recoger la cera y el cañón cilíndrico, donde se ubica el cirio. Sobre todos estos elementos se ha llevado a cabo la restauración con el fin de devolverles el esplendor que una vez tuvieron en el pasado.
Hay que tener en cuenta que la principal función de estos elementos es la ilumnación del culto litúrgico en el área del altar, constituyen uno de los aspectos esenciales ya que representan al creyente en el altar, a su alma ardiente por la Fé. A su vez, simbolizan la vida, la gloria de la resurrección.
Su origen se remonta a 1570, cuando el Misal romano de Pio V exigió el uso de velas en las celebraciones católicas como una expresión de veneración hacia Dios y dignificación de la liturgia. En él se proponía el uso de dos velones en los días feriales, cuatro en las fiestas y seis en los domingos y solemnidades. Podía llegar a instalarse hasta siete de ellos si el celebrante era el obispo diocesano.
En los orígenes de la iglesia, los candeleros eran suspendidos del techo o anclados a las paredes laterales. La costumbre de situarlos en el altar surgió en el siglo XVI. Por otro lado, también servían como acompañamiento de los altares portátiles, levantados con carácter efímero en cultos solmenes o consagrados a imágenes de especial devoción.
Los materiales utilizados para fabricarlos eran varios, los más lujosos se elaboraban en plata labrada, bronce o latón cincelados. Podía emplearse también la madera polcromada, dorada, jaspeada o en madera vista si era de muy buena calidad. Normalmente, eran dosnados por los patrones o benefactores del templo.
El deseo de mantener los restos de nuestro pasado ha sido el impulso de la Asociación Cultural Amigos de la Velilla para promover esta restauración que ha devuelto el lustre a los históricos hachones del Santuario de la Velilla.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Hachones del Santuario de la Velilla
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