Un joven ganadero de Cuénabres corona con éxito el histórico Mayo de Lario
Un joven ganadero de Cuénabres corona con éxito el histórico Mayo de Lario.
Héctor Fernández fue el único capaz de trepar hasta la cima, a más de 20 metros, mientras cientos de vecinos y visitantes contemplaban expectantantes y nerviosos el arduo ascenso.
Héctor Fernández, de Cuénabres, consiguió coronar ayer con éxito el histórico Mayo de Lario y con ello, encumbrar una tradición que se recuperaba 50 años después con motivo de las bodas de oro sacerdotales del párroco José Vicente Rodríguez.
Tras la Pinada del Mayo del pasado 30 de noviembre y el retraso de la subida al mismo por las condiciones meteorológicas, la expectación era máxima en la localidad de la Montaña Oriental Leonesa para ser testigos de la trepada. Tan solo cinco valientes se atrevieron a enfrentarse al reto, y uno solo lo logró.
El joven ganadero de 31 años bregó durante más de 11 minutos para conseguir alcanzar la cima del Mayo, a unos impresionantes 21 metros de altura, mientras cientos de vecinos y visitantes contemplaban nerviosos, y a su vez emocionados, el arduo ascenso.
"La verdad es que se me hicieron largos esos minutos, pensaba que había sido más. Es mucho esfuerzo y avanzas poco, al final te desfondas y tiene que parar para descansar de aquella manera, soltando un brazo primero y luego el otro", cuenta Fernández, que al verse en lo más alto sintió "mucha ilusión. Le pegué un trago a la bota de vino y vuelta para abajo".
No era su primera vez intentándolo, pero sí ha sido su primer Mayo 'conquistado', "había subido ya el de Prioro hace 8 años, porque fui a probar con Peke el de Riaño que solía subirlos siempre. Así fui cogiendo afición. Esta vez tenía una cacería y no iba a poder ir, pero se suspendió por la niebla así que me animé para hacer un poco de ambiente", detalla el joven buronés.
Pero lo más sorprendente de todo es que lo consiguió sin ningún tipo de 'ensayo' o entrenamiento, más allá de la propia vida diaria de un ganadero, "al final siempre estás en el monte y como tengo ganado pues sí he subido a poder hoja de fresnos, pero es diferente. Esto es un palo por el que tienes que ir subiendo de cualquier manera que puedas", afirma.
Tras el esfuerzo, eso sí, lo mejor fue la recompensa, un jamón como premio y el insólito reconocimiento de haber ascendido uno de los contados Mayos de la Montaña Oriental Leonesa.
Pinada y subida del Mayo
Esta tradición se celebra en la Montaña de Riaño cuando un hijo del pueblo canta su primera misa, o con la llegada de un nuevo sacerdote. Lo habitual de la festividad es que se extendiese durante tres jornadas, el día que se traía el mayo, el día de la pinada y el día de la misa, cuando los mozos se encaramaban a él para intentar alcanzar su punto más alto.
Es una costumbre ancestral de culto al árbol, de origen prerromano, posteriormente cristianizada. El mayo se cortaba, se lijaba y se engrasaba, y después los mozos lo alzaban utilizando sogas, cadenas, escaleras y grandes tijeras de troncos, mientras las mozas cantan canciones típicas del día. Una vez pinado se ofrecen dulces y vino para todos, y después llega el momento de trepar
En este caso, Lario quiso recuperar la pinada y subida al Mayo con motivo de las bodas de oro sacerdotales de su párroco, José Vicente Rodríguez, pues su misa nueva de aquel 29 de diciembre de 1954 había sido la última vez que se había celebrado esta particular ceremonia.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: DDV