El Chorco de los Lobos de Valdeón, una imponente trampa con 400 años de historia
El Chorco de los Lobos de Valdeón, una imponente trampa con 400 años de historia.
Enclavado en el monte de Corona, comenzó a utilizarse en el siglo XVI con todo un entramado de empalizadas y monteros para acorralar al depredador y hacerlo caer en una fosa de piedra.
El Chorco de los lobos es una imponente trampa con 400 años de historia que representó un punto relevante de unión para la defensa y el interés de los habitantes del Valle de Valdeón, en los Picos de Europa Leoneses. En la actualidad forma parte de su patrimonio etnográfico, pero en sus inicios en el siglo XVI, una época en la que los lobos diezmaban el ganado, era indispensable para sobrevivir en una zona tan aislada.
Se encuentra enclavado en el monte de Corona, entre Caín y Cordiñanes, y constituye todo un entramado de empalizadas incrustadas en la montaña, con forma de embudo, entre las que se sitúan los 'chozos', donde se escondían los 'choceros' a la espera del descenso del animal, y que convergen en fosas de piedra. Todo ello, con el único objetivo de acorralar al depredador para que cayera en uno de estos fosos, de donde ya no volvería a salir.
Debido a la abundancia de estos carnívoros en la zona y al aislamiento geográfico que padecía el propio territorio de Valdeón, sobre todo en invierno, su importancia para los pueblos de Caldevilla, Soto, Posada, Prada, Los Llanos, y Cordiñanes, fue tal que se llegó a escribir una legislación propia.
Las primeras 'Ordenanzas de Montería' datan del año 1610, aunque se hizo una reforma posterior en 1776, y en ellas se refleja el sistema de acoso y captura de los lobos, se detallan los puestos y funciones a desempeñar por cada persona, así como las obligaciones de los vecinos para el mantenimiento de la empalizada, del Chorco e incluso del mismo monte de Corona.
En concreto, se detallaba que en las batidas estaban obligados a participar cabezas de familia, varones, mayores de 16 años y menores de 65, criados de servicio, personas más útiles de cada casa y, de no haberlos, hasta las mujeres. Asimismo, en esas ordenanzas se asignaban el puesto de Montero mayor, montero menor, monteros, choceros, montañeros, enramadores del chorco, espías.
Además, existía una Junta de Monteros formada por el Montero Mayor, el único que podía acudir a la cacería a caballo, y los Monteros Menores, uno por cada pueblo del Valle, que se encargaban de reunir a los vecinos y asignaban el lugar que debían ocupar cada uno de ellos.
De este modo, uno de ellos partía al amanecer en busca del rastro del depredador acompañado de un cuerno que haría sonar si se tropezaba con indicios del animal. Al escuchar la llamada, el Montero que se encontraba más cerca de una de las Iglesias se ponía a repicar la campana más pequeña, lo que hacía que los vecinos abandonasen sus tareas y se pusieran a disposición del Montero de su pueblo. Finalmente, chocero, montaneros y una multitud de personas se desplegaban por el Valle de Corona para conseguir acorralar al animal hacia la fatídica trampa.
Esto podía ocurrir cualquier día del año y a cualquier hora, tan solo había una excepción, la celebración de la Santa Misa.
En la actualidad, el Chorco de los Lobos de Valdeón es uno de los reclamos turísticos más visitados de Picos de Europa, pero destaca sobre todo por el legado etnográfico que supone para el Valle, por la capacidad de organización que demostraban sus vecinos a la hora de unirse por el bien común.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Turismo Montaña de Riaño y Ayutamiento de Posada de Valdeón