El misterio y la leyenda que envuelven a la Ermita de San Lorenzo de La Vid

El misterio y la leyenda que envuelven a la Ermita de San Lorenzo de La Vid.

Un sarcófago medieval, el Cuélebre de La Gotera, su ara astur, y enigmáticas huellas hunden las raíces del santuario en la historia medieval.

El misterio y la leyenda envuelven a la Ermita de San Lorenzo de La Vid de Gordón, un pequeño santuario 'colgado' de un peñasco a 1.255 metros de altitud. Un sarcófago medieval, el Cuélebre de La Gotera, su ara astur, y enigmáticas huellas hunden las raíces del templo en la historia medieval. 

Existen datos de su existencia desde el siglo XII pero, según cuenta la leyenda, fue levantada mucho antes por San Lorenzo, que libró al pueblo del yugo del Cuélebre de La Gotera, una bestia que reclamaba una cabeza de ganado al día a los vecinos y amenazaba, si no cumplían, con retener el agua del río Bernesga para impedirles regar y condenarlos a la hambruna. 

Cuando no quedó un solo animal, al vecino que le tocaba pagar el 'tributo' le exigió como compensación a su única hija. Esta se encomendó a San Lorenzo, que abandonó Tánger, donde se encontraba haciendo la guerra, y viajó hasta La Vid junto a sus hermanos, San Vicente y San Pelayo.

Los tres elaboraron un plan para acabar con aquel ser. Le provocaron una indigestión con una torta elaborada con tierra carbonosa de la zona, cobre procedente de Cármenes y óleo de engrasar carros, y cuando el Cuélebre se debilitó San Lorenzo aprovechó para darle muerte con su lanza. Lo que no sabía es que el susto por el fortísimo bramido que la bestia soltó al morir acabaría también con la vida de sus hermanos, San Vicente y Pelayo.

Por tanto, para honrarlos, el héroe cargó una gran piedra de alabastro hasta la peña de La Gotera con una mula, quedando marcadas las herraduras del animal en el camino de subida, y utilizó la losa para construir un sepulcro para sus hermanos. Finalmente, con las costillas del Cuélebre levantó el armazón de la Ermita.

Como su propio nombre indica, es una leyenda, pero hay varios elementos que le dan a la edificación un aire de misterio y podrían confirmar que en este punto de La Vid de Gordón se ha dado "una perfecta continuidad de culto a unos dioses menores desde tiempos pre o protohistóricos hasta nuestros días", según el investigador leonés David Gustavo López.

En primer lugar, camino a la Peña es cierto que se pueden observar huellas en forma de herradura, aquellas que habría dejado la mula que llevó a San Lorenzo. Constan registradas desde el siglo XVI, y podrían ser petroglifos de la Edad del Hierro, una especie de arte rupestre. 

Además, en su interior conserva un sarcófago medieval del siglo X que, aunque ahora está vacío, parece confirmar la parte de la leyenda recogida por Pedro Zúñiga de Avellaneda en 1580 por la que se dice que el templo fue construido sobre los restos del Cuélebre, con el sepulcro de San Vicente y San Pelayo dentro.

Pero lo más curioso es que adosado a ese sarcófago se halla un ara astur de 75 centímetros de altura dedicada a los dioses Queunuros, que pone en evidencia la existencia de adoración pagana en la Ermita. En este altar destaca una inscripción del siglo II traducida como "a los dioses Queunuros, Julio Reburro cumplió su voto de buen grado como debía". 

De esta forma, el mito y la historia dotan al templo de la Montaña Central Leonesa de gran misticismo, aunque muy pocos han oído hablar, salvo las gentes de la zona que suben hasta él en romería cada festividad de San Lorenzo, de las misteriosas huellas del pasado de esta pequeña edificación.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Fundación Reserva de la Biosfera Alto Bernesga