Peñacorada, una cumbre de leyenda con vistas privilegiadas
Peñacorada, una cumbre de leyenda con vistas privilegiadas.
Además de abrir las puertas a la Montaña Oriental Leonesa, pocos saben que esconde un tesoro desde tiempos de la invasión musulmana.
Pese a ser todo un referente, que abre las puertas de la Montaña Oriental Leonesa desde la llanura leonesa en el oeste de la Provincia, no muchos conocen Peñacorada, una cumbre de leyenda con vistas privilegiadas.
Su cima, a 1.834 metros de altitud, puede considerarse bastante accesible al contar con al menos diez rutas de ascenso, algunas de ellas relativamente sencillas, y por supuesto, entretenidas.
La recompensa, sin duda, la panorámica de 360 grados que ofrece de toda la comarca, en las que destacan el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre y los Picos de Europa, así como algunas cumbres destacadas de la Montaña Palentina.
De hecho, su destacada ubicación y su increíble entorno, la han convertido en objeto de una de las carreras de ciclismo más destacadas de la Montaña Oriental Leonesa y de la provincia, la Perimetral Peñacorada, que fue disputada en su última edición por medio millas de ciclistas.
Sin embargo, no solo despunta por su atractivo para montañeros y senderistas, sino por su importante faceta histórica, fuente de leyendas.
Cumbre de Leyenda
Peñacorada es lugar fundamental de peregrinación para los cisterniegos, ya que en sus faldas se encuentra la gruta en la que San Guillermo vivió como ermitaño allá por el siglo X.
Los montañeses le atribuían muchos milagros al Santo y de su fervor por él surgió, hace más de 500 años, una romería que cada 28 de mayo lleva a cientos de personas hasta esa cueva, convertida en la Ermita de San Guillermo, para honrar al que se convirtió en patrón de Cistierna.
Pero la de San Guillermo no es la única cueva que pudo tener protagonismo en la historia de León, porque según la leyenda de Peñacorada, otra de sus cavidades guarda todas las riquezas de un visigodo de estas tierras, que en tiempos de la invasión musulmana, viendo peligrar su patrimonio, escondió todo lo que tenía de valor en una gruta y huyó al norte para nunca regresar.
Se dice que el tesoro sigue escondido y que su pieza más valiosa es un gato de oro con ojos de rubíes. Lo que está claro es que nunca fue hallado por lo que, fruto de la leyenda, surge el dicho "Peña Cora, Peña Cora, tierra rica y gente boba".
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Gerardo Fernández
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