El Pozo Peragido, la última mina en cerrar de Barruelo de Santullán

El Pozo Peragido, la última mina en cerrar de Barruelo de Santullán.

Ubicado en una de las zonas de extracción de carbón más antiguas de Castilla y León, contaba con un pozo vertical, en desuso desde 1969, y otro plano que funcionó hasta 2005.
 

El Pozo Peragido fue la última mina en cerrar en Barruelo de Santullán y todavía hoy se pueden contemplar sus instalaciones, ubicadas en una de las zonas de extracción de carbón más antiguas de Castilla y León. Contaba con un pozo vertical, que quedó en desuso en 1969, y se mantuvo activa hasta 2005 gracias a la explotación de un pozo plano de 17 grados de inclinación y más de 600 metros de longitud.

Los yacimientos fueron descubiertos en 1838 por el párroco de Salcedillo, D. Ciriaco del Río, y fue la Sociedad Esperanza de Reinosa quien comenzó las extracciones con una concesión que data de 1843. La zona, junto al arroyo que da nombre al Pozo, fue conflictiva a lo largo de la historia por encontrarse en el límite entre las dos grandes empresas mineras de la cuenca del Rubagón: la de Barruelo y la de Orbó.

En 1922, esta explotación de la Montaña Palentina pasó a manos de Minas de Barruelo, compañía que en 1935 planteó el proyecto del pozo vertical, una obra que estaba previsto completar en 38 meses pero que se truncó por el estallido de la Guerra Civil Española. La profundización se inició en 1936 y no pudo reiniciarse hasta 1940, por lo que su finalización se retrasó hasta 1947 y hubo que esperar dos años más para ponerlo en funcionamiento.

En un primer momento el Pozo vertical Peragido iba a alcanzar los 220 metros de profundidad, sin embargo, durante las obras se decidió reprofundizar hasta los 402 metros. Sobre él se levantó también un castillete metálico de celosía con 14 metros de altura, 6 apoyos verticales y 3 tornapuntas. La sala de máquinas se llevó desde el Pozo Calero y, por su parte, las bombas y compresores llegaron desde el Pozo Rafael.

Pero la explotación minera todavía no había solventado todos los problemas y tuvo que encarar la lejanía con las estaciones de ferrocarril, que encarecía los costes. Para solucionarlo, crearon una galería de 2 kilómetros a 119 metros de profundidad que comunicaba con el Pozo Rafael y que salía al exterior a través del Canal de Orbó, tras otros casi 2 kilómetros. Una vez lavado el carbón, se llevaba a la estación de tren de Cillamayor, cercana a los lavaderos. 

En 1966 el Pozo Peragido pasó a manos de la Hullera Vasco-Leonesa, que inició un ambicioso plan por el que levantó un lavadero, construyó nuevos almacenes y naves, y trató de rentabilizar las minas. A pesar del intento, en 1967 se presentó un expediente de crisis que desencadenó el cierre paulatino de todos los pozos verticales de Barruelo de Santullán, comenzando por el Peragido en 1969. 

Más de una década después, la actividad en esta explotación se reanudaría bajo la propiedad de Hullas de Barruelo (HUBASA), que optó por construir un pozo 'plano', con 17% grados inclinación y más de 600 metros de longitud, perforar otro socavón auxiliar y prescindir del pozo vertical. 

Complementando al pozo 'plano', en 1999 se comenzaron a explotar otros dos socavones, la mina Cocoto, con más de 100 años de antigüedad, a un nivel superior; y la mina Luisa, con 636 metros de galería y casi sin entibar, a uno inferior. 

Además, para sacar el máximo rendimiento, un año más tarde HUBASA consiguió rebajar la categoría de peligrosidad del Pozo Peragido de 4 a 3 y mecanizar la extracción con dos rozaduras, robots que iban arrancando el carbón. Pese a este éxito, la empresa barruelana también tuvo que enfrentarse a algunos problemas, como las filtraciones de agua, ya que los transversales que se dirigían hacia el pueblo toparon con las antiguas minas Las Carlotas, que se encontraban inundadas. 

Aun así, durante los 22 años de esta segunda etapa en funcionamiento se calcula que se extrajeron alrededor de un millón de toneladas de hulla, y hubo momentos en los que de Peragido salían a diario 40 camiones con 24 toneladas cada uno para la central térmica de Velilla del Río Carrión.

El cierre definitivo llegaría en septiembre de 2005, pero las instalaciones todavía siguen en pie. De hecho, el castillete del viejo pozo vertical es la única estructura metálica de este tipo que se conserva en la provincia de Palencia, más de medio siglo después de su clausura.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Google Maps; Asociación para la Recuperación del Patrimonio Industrial (ARPI)