El Hospital San Juan de Dios de León organiza su primera residencia artística en La Fontana
El Hospital San Juan de Dios de León organiza su primera residencia artística en La Fontana.
Su centro del Programa Protección Internacional (PPI) acoge esta semana a la compañía de danza Disiden.cía, que desarrolla su proyecto de investigación ‘Bipedestrucción’.
El Hospital San Juan de Dios de León ha organizado en La Fontana, su centro del Programa Protección Internacional (PPI), su primera residencia artística. En ella acoge esta semana a Marcia Vázquez y Martín Los Arcos, de la compañía de danza contemporánea gallega Disiden.cía, que se encuentran desarrollando su proyecto de investigación ‘Bipedestrucción’.
Esta residencia ofrece un espacio para desarrollar la creatividad de los artistas en un ámbito y lugar diferente del habitual. En este sentido, La Fontana, con su maravilloso teatro de 164 butacas, ha levantado el telón a estos creadores para que “inventen nuevos caminos” que, de alguna manera, ayuden a “repensar la atención social”.
“Para ellos está muy bien tener un refugio creativo, pero para las personas en situación de refugio, en particular de los menores del campamento La Fontana Concilia con las que están desarrollando un taller de máscaras, está genial encontrarse con otras dinámicas que les hagan cuestionarse las cosas”, explica Ánxela Blanco, responsable de dinamización sociocomunitaria del PPI.
Disiden.cía reflexiona en sus ensayos sobre la identidad desde “muchos cuerpos” que dibujan otras formas de ser y de estar en el mundo desde el bienestar. En este sentido, el Programa Protección Internacional del Hospital San Juan de Dios de León cuenta con un grupo de mujeres y de personas LGTBI+ en el marco de “un espacio de seguridad donde abordar las problemáticas que afectan al colectivo”. Porque en muchas partes del mundo, las personas experimentan violencia y persecución debido a su orientación sexual o su identidad de género.
Este viernes, en los jardines de La Fontana, su elenco saldrá a escena para mostrar esos cuerpos como espacio de disidencia liberándolos de prejuicios e imposiciones sociales. Y lo hará apoyándose en la danza y el clown, con sensibilidad y humor, para explorar nuevas posibilidades que ayuden a descubrirse, a vivir las emociones con libertad, a darnos valor y a transformarnos o a desarrollar recursos creativos para superar los conflictos y los miedos.
Tiene una duración de 18 meses y se estructura en dos fases: acogida temporal y preparación para la autonomía gracias al diseño de itinerarios personalizados de inserción sociolaboral. Y es que la llegada de una persona refugiada a un país de acogida no supone el fin de su calvario. Aunque comienzan otra vida, lejos de la tierra de la que escapan, las personas solicitantes de asilo se exponen a una serie de obstáculos en su nuevo destino. Entre ellos, el acceso a una vivienda y al mercado laboral.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Hospital San Juan de Dios de León