¿Conoces la bebida saludable que está de moda y de la que todo el mundo habla?
Si te decimos que es refrescante, sabrosa y burbujeante quizás se te venga directamente a la mente una de esas bebidas azucaradas de cola u otros sabores que estamos cansados de ver en todas las tiendas y restaurantes a los que vamos. Pero nada de esto, no nos referimos a este tipo de refrescos, sino a uno que se obtiene por fermentación natural, que proviene del té y que también puede combinarse con fruta para darle diferentes gustos y sabores.
¿Sabes ya cuál es? Si la respuesta es afirmativa entonces seguro que no es la primera vez que oyes hablar de la Kombucha. Exacto, nos referimos a ella, la Kombucha, una bebida muy saludable y recomendada especialmente para aquellos que sufren de problemas gástricos o intestinales, aunque todo el mundo puede sacar partido a sus múltiples beneficios.
¿Qué es la Kombucha?
Si aún no sabes de lo que te estamos hablando, espera antes de ir a Google a teclear eso de “Kombucha que es” porque vamos a explicarte de forma rápida todo lo que necesitas saber sobre la Kombucha.
La Kombucha es una bebida con dos milenios a sus espaldas, pues se estima que se preparó por primera vez sobre el año 200 A.C. en China. Pero a pesar de su antigüedad y de haber sido conocida durante siglos como el “té de la inmortalidad”, sus beneficios para la salud no han sido estudiados a fondo hasta hace poco.
Precisamente estas cualidades saludables han provocado que, en la última década, se haya convertido en el producto de mayor crecimiento en el mercado de las bebidas funcionales. Y esto no es más que el comienzo pues se estima que este aumento en su consumo siga creciendo a mayor ritmo hasta el año 2027 al menos.
Entrando más en detalle en qué es exactamente la Kombucha, decir que se trata simplemente de un "té" sería quedarse corto. La Kombucha es una bebida de té negro o verde fermentado que contiene un cultivo de levaduras y bacterias acéticas, o hongos del té. Ahora te preguntarás… ¿hongos? Pues sí, hongos. No dejes que esta palabra te espante porque son la base de todos los beneficios, no sólo de la Kombucha, sino de otros muchos alimentos que seguro has consumido alguna vez.
¿Y cuáles son esos beneficios que tiene la Kombucha?
Podríamos empezar diciendo que la Kombucha es una alternativa baja en azúcar a otras bebidas gaseosas disponibles en el mercado y que contienen una enorme cantidad de carbohidratos. Simplemente por esto ya debería ser considerada como alternativa real al consumo de estos refrescos poco recomendables, pero sus beneficios van mucho más allá.
Esta bebida no contiene grasa ni colesterol y tiene cantidades saludables de proteínas y sodio. También se pueden encontrar en ella ciertas vitaminas (sobre todo del grupo B y C) y otros minerales como el magnesio o el zinc. Además, tras la fermentación, en la Kombucha aparecen bacterias y enzimas que ayudan a equilibrar la flora bacteriana residente en nuestro sistema digestivo.
¿Existen riesgos al consumir Kombucha?
Aunque la Kombucha se comercializa ampliamente como una bebida saludable, se han registrado algunos casos de intoxicación por Kombucha. Pero no temas, el riesgo es prácticamente inexistente cuando se consume Kombucha de marcas de garantía como, por ejemplo, Komvida. Estos riesgos suelen estar presentes en las preparaciones caseras de Kombucha en las que la fermentación no se controla de la forma adecuada.
Se conocen algunas otras molestias, pero más asociadas a su consumo excesivo. Por ejemplo, al ser una bebida con burbujas, estas aportan dióxido de carbono al sistema digestivo, lo que puede provocar molestias en forma de hinchazón y gases al tomar cantidades elevadas, tal y como sucede con cualquier otro refresco carbonatado.
Es recomendable consultar a nuestro médico antes de tomar Kombucha en caso de personas con enfermedades renales, pulmonares o hepáticas, aunque sólo como medida de precaución.
¿Con qué frecuencia puedes beber Kombucha?
Para personas no incluidas en los grupos de riesgo mencionados anteriormente, se recomienda empezar a tomarla poco a poco, para tener la garantía que es adecuada, antes de lanzarse a un consumo más habitual.
En general se estima que una cantidad razonable y saludable sería de 250 a 500 ml diarios repartidos entre 1 y 3 tomas.