La carta a la Montaña Palentina tras ver el refugio de Mazobre vandalizado

"Lo que vi me dolió. Te encontré herida por el descuido, por manos que no te entienden, por basura que no solo ensucia el suelo, sino también el alma".

Querida montaña Palentina:

Hoy he vuelto a ti, buscando el eco de otros tiempos, los pasos de amigos que ya no están, la brisa del Espigüete y la mirada serena del Curavacas. He vuelto a uno de tus rincones más queridos, el refugio de Mazobre, donde tantas veces encontré abrigo, historias, silencio y vida. Pero lo que vi me dolió.

Te encontré herida por el descuido, por manos que no te entienden, por basura que no solo ensucia el suelo, sino también el alma.

Por eso, como montañero que te ama, como hijo que vuelve a casa, quise devolverte un poco de lo mucho que me diste. Junto a otros compañeros limpiamos el refugio. No por obligación, sino por respeto. Porque sabemos que quien sube contigo no solo camina sobre piedras, también pisa memoria y belleza.

No quiero que esta carta sea un reproche, sino un recordatorio. A los que venís después: cuidaos de dejar huella, no residuos. Cuidemos estos espacios como se cuida lo sagrado. Que cada refugio siga siendo eso: refugio. No de basura, sino de sueños y descanso.

Gracias por tanto, montaña Palentina. No importa cuántos años pasen, tú siempre serás hogar.