Villafrea acogió la II edición de la Feria de la Reina con mucho ganado
Villafrea acogió la II edición de la Feria de la Reina con mucho ganado pero con una climatología que limitó la asistencia de público.
Un total de 242 reses acudieron al certamen, lastrado por una climatología lluviosa al principio, pero que fue mejorando en el transcurrir de la jornada.
Todo estaba preparado desde hacía días en el bonito pueblo de Villafrea de la Reina, enclavado en plena Montaña Oriental Leonesa, para acoger la celebración de la II edición de la Feria de la Reina.
LAS MEJORES IMÁGENES DE LA FERIA
Después del gran éxito de la primera edición, celebrada en 2023, se esperaba con gran ilusión desde hacía días la celebración de este certamen en las antiguas eras, al lado del río, en pleno Parque de la Montaña de Riaño y Mampodre. El lugar elegido no puede ser más idóneo. Las previsiones meteorológicas no eran muy optimistas, lo que, sin duda, lastró la afluencia de público. Aún así, el recinto ferial, perfectamente ordenado, acogió a un total de 242 reses y 17 puestos de venta con diferente mercancía.
Sin duda alguna, por lo novedoso, lo más llamativo fueron las más de cien vacas de raza Tudanca, propiedad de dos ganaderos lebaniegos, llegadas a pie desde los puertos pirenaicos de Portilla de la Reina, donde pasaron el último verano. Algunas de ellas lucían enormes “campanos” que hacían sonar mientras se movían. Es la tudanca una res llamativa, de pelo gris, de grandes cuernos y ojeras blancas. La raza Tudanca es autóctona de Cantabria y se asientan muy bien en terrenos montañosos.
El segundo grupo de ganado más numeroso fueron las más de 70 vacas selectas de la raza Asturiana de los Valles, propiedad de Raúl Canal Antón, de Portilla de la Reina, uno de los organizadores del certamen. “Sí, la feria la organizamos unos pocos ganaderos interesados en que se hiciera la feria, aunque la idea fue mía. Pero también hay que destacar a todo el pueblo de Villafrea que es quien organiza todo el tema de los puestos y todas las actividades que se hacen a lo largo del día”, nos comenta este joven ganadero, apoyado en su ahijada de avellano, signo de identidad que distingue a los muchos ganaderos presentes en la feria. “El objeto de la feria es dar a conocer nuestras ganaderías, el trabajo que hacemos, un trabajo oscuro que no siempre se ve y que está detrás de la cría del ganado, e insertarlo dentro de otras actividades que se hacen en la zona”, aclara Raúl. “En la Feria de la Reina no se feria el ganado. Es más bien una exposición adecuada a las normas que nos permite la Junta de Castilla y León; una feria de compra y venta necesita otros requisitos”, concluye Canal.
De Pallide acudió Eduardo Díez, conocido como “el Oso de Pallide”, en sus tiempos de gran campeón de lucha leonesa, con cuatro buenos ejemplares de parda alpina, una raza predominante en la Montaña Oriental Leonesa. Y tampoco faltaron dos ejemplares de Charolesas, una raza muy fácil de distinguir por su pelo blanco y su estructura robusta, aunque es ganado muy tranquilo.
Llamaba la atención de los visitantes un enorme caballo negro, de la raza Hispano Bretón, de unos mil kilogramos de peso, un ejemplar muy digno de exhibición como la de Villafrea, y propiedad de la joven ganadera de Acebedo Loreto Rodríguez. En cuanto a reses, se complementaba la feria con algún buen ejemplar de caballos de monta, terneras y hasta un simpático burrito.
Pasadas las doce y media de la mañana cesó la lluvia y el recinto ferial comenzó a llenarse de visitantes que observaban curiosos los ganados y recorrían el recinto en busca de alguna curiosidad que llevarse a sus casas. Hasta 17 puestos comerciales se establecieron en el recinto ferial con diferentes tipos de mercancía. Diana Rodríguez viene desde Boñar y en su puesto de la feria vemos gran variedad de frutos secos: “Pues mira, nosotros vendemos, sobre todo, miel y frutos secos, pero nuestra especialidad es la miel. Tenemos colmenas en Llama de Colle y producimos miel Mil Flores y de Brezo. No, los frutos secos no son nuestros. Solo las nueces”, nos aclara Diana.
Otros dos puestos de miel están presentes en la feria, Respina, con colmenas en Villafrea, y miel La Priorina, cuya productora, Virginia García, tiene sus colmenas en Prioro. “Este es mi ámbito. Me encantan estas ferias de por aquí y vengo siempre. Para que voy a ir más allá”, nos dice Virginia con ese gracejo que le caracteriza y a quien ya hemos encontrado vendiendo su miel de brezo, de exquisita calidad, en otras ferias.
También hay un puesto de frutas y verduras que regenta un búlgaro asentado en Mansilla de las Mulas, Nicolás, de Hortalizas Nicolás, y que el pasado año obtuvo el premio al mejor tomate en la prestigiosa Feria del Tomate de Mansilla de las Mulas.
Juani Pariente llega de Portilla de la Reina y en su puesto, perfectamente ordenado, vemos algo de cestería: “Pues mira, hago un poco de todo, hago mimbre, hago madera, decoro botellas, en fin, hago un poco de todo”. Cuando le preguntamos cómo le está yendo el día nos dice que un poco flojito porque el tiempo condiciona mucho la asistencia de la gente.
La mañana va abriendo sus ojos y el recinto se va llenando de público hasta alcanzar ya una buena asistencia que se concentra ahora en torno al bar que han establecido los mozos de Villafrea, atendido por ellos mismos. Además de dar un buen servicio al numeroso público que se ha acercado al pueblo para asistir a la feria, consiguen recaudar fondos que luego emplearán en sufragar las fiestas patronales, dando un ejemplo de unión y buena armonía.
Sobre las dos de la tarde se lleva a cabo la entrega de premios a todos los ganaderos participantes y que consiste en seis euros por res y dos sacos de pienso, que los ganaderos y ganaderas cargan a hombros allí mismo. La ceremonia de entrega corrió a cargo del presidente de los Mozos de Villafrea, que demostró buenas maneras en su labor. Después de dar las gracias a todos los participantes y a todo el público que asistió al evento, el presidente de los Mozos dio por concluida esta II Edición de la Feria de la Reina, convocando ya a todos los presentes para la siguiente edición.
Pasadas las dos y media de la tarde cientos de vacas caminaban por las calles de Villafrea y volvían de regreso a sus lugares de origen, recordando con el sonar de sus cencerros, de dónde somos y de dónde venimos.
Fuente: Enrique Martínez Pérez
Fotografía: Enrique Martínez Pérez