Javier Escanciano, de Gallos de León: "Los gallos de pluma no son un negocio, son un tesoro"

Javier Escanciano, de Gallos de León: "Los gallos de pluma no son un negocio, son un tesoro".

Dejó Madrid para regresar a sus orígenes y ahora se encuentra inmerso en el proyecto de su granja en Boñar con un objetivo claro: dignificar al criador y recuperar la genética antigua.

Javier Escanciano dejó Madrid para regresar a sus orígenes leoneses, lo que no sabía cuando tomó aquella decisión es que terminaría convirtiéndose en criador de gallos de pluma, cuando el mítico Tomás Gil, de La Candana de Curueño, decidió vender sus ejemplares. 

Su proyecto tiene un objetivo claro: dignificar al criador y recuperar la genética antigua de un gallo de pluma que solo existe en León. Tras emprender en la localidad, el pasado mes de diciembre logró el premio Emprendedor 2022 en la primera gala Cesáreo González Díez, organizada por el Ayuntamiento de Boñar para reconocer la labor en defensa de la Montaña Leonesa y de la comarca del Porma de diferentes personalidades y organizaciones. 

En este entrevista nos cuenta más detalles de su trabajo y del importante tesoro que supone el gallo de pluma para la provincia.

- ¿Quién es Javier Escanciano y cómo ha acabado en Boñar emprendiendo en el negocio de los gallos de pluma, después de vivir en Madrid?

"Mis orígenes por parte de mi abuelo están en Ocejo de la Peña, llevo viniendo a León desde niño y empecé a venir mucho al Camping de Boñar. Aquí pesqué mis primeras truchas. Para mí la pesca, los mastines y los gallos siempre han sido algo especial. 

Desde hace algunos años teníamos ganas de salir de Madrid, nunca he tenido una vida urbanita, siempre he estado los fines de semana en el campo, saliendo a pescar; y al morir mi suegra decidimos venirnos a León. Después, durante la pandemia escuché una última entrevista de Tomás Gil, en la que decía que vendía los  gallos. Le había conocido porque trabajé para Jara y Sedal y estuve fotografiando los gallos y nos enseñó la casa rural, y cuando me enteré dije no puede ser, ¡Esto es un agujero patrimonial de León descomunal!. Yo me venía a vivir a Boñar porque quería salir de Madrid y fíjate, ahora tengo las dos cosas, la casa  rural El Rincón del Pescador y la granja de gallos".

- ¿Cómo fue partir de cero y arrancar el proyecto de Gallos de León en Boñar?

"Me informé, aquí en Boñar hubo gallos de pluma y no tuve miedo. Aunque me decían ¡No se va a dar la pluma allí, Estás loco! Tomás me entregó los gallos sin saber si se iban a dar o no en Boñar. Pero cuando alguien cree en algo y se deja llevar por una intuición... No ha sido una locura. 

Nos pilló en plena época en la que no había material de construcción y se ralentizó todo. Estuvimos pasando penurias durmiendo en una edificación de bloque de 40 años, porque había que dormir junto a los animales para evitar problemas, aunque teníamos la casa rural. Fuimos haciendo de un chamizo una pequeña vivienda y atendíamos a la gente, porque por encima de los problemas pensaba que teníamos que seguir ofreciendo la pluma. Perdimos un año de cría, podía haber sufrido una desgracia y haber perdido los gallos...

Después, al aumentar todo de precio hemos tenido que postergar la obra de la casa para que los gallos tuvieran la mejor nave posible, queríamos que fuese lo bastante grande y una inversión de futuro para no tener que hacer luego más obras. Todo han sido adversidades pero, ¿Cómo se aprende? de las adversidades. Nos hemos forjado a palo limpio, si estamos vivos es por nuestro tesón y nuestro trabajo."

- ¿En qué estáis centrados ahora que el negocio empieza a rodar?

"El año pasado hicimos una macrocría de más de 2.000 huevos de la que obtuvimos 1.600 pollos con el objetivo de extraer la genética de hace años porque los animales ya eran de cierta edad. Pusimos siete incubaciones completas en el salón, donde tenemos la chimenea, hemos convivido con ellos. Y, ¡Oye, lo hicimos en el año que suben los piensos! 

Este año hemos recuperado el langareto, el aconchado de banda ancha... Lo que se va a ver es líneas antiguas, que era mi intención, porque cada año que pasa se apaga una vela, la gente que se dedica a ello es muy mayor y fallecen, los gallos se matan y una estirpe única más que ya no existe."

- ¿Cuál era tu objetivo al dedicarte a la cría de gallo de pluma leonés?

"Vine con una idea muy clara: dignificar al criador. Porque no hay vacaciones, trabajamos todos los días ¡Y luego la gente se queja de lo que vale la pluma! (risas) La gente habla del gallo de pluma de León, pero ¿Y el criador? Solo queda aquella generación de gentes que han trabajado como animales, estaban acostumbrados a una vida muy dura, y sus descendientes no quieren continuar. Y eso que tendrían quién les enseñase, porque en esto los conocimientos valen más que los gallos."

- ¿Cómo has ido desarrollando el trabajo de cría, tenías conocimientos?

"Yo estudié empresariales, me equivoqué, tenía que haber estudiado biología porque me gusta mucho. Me he interesado por la genética, observo muchísimo y lo que vamos consiguiendo es por mi ojo, de ir cruzando este con el otro. No es algo para todo el mundo, a mí me gusta, pero no todos están dispuestos a llenarse las manos de pus o de sangre por hacerles curas, o poder sacrificar animales.

La gente debe entender que no son animales ornamentales, los mastines y los gallos de León son funcionales, se seleccionan por función no por estética. Si el que los cria no sabe, pueden no servir, porque si cruzas unas líneas con otras puedes perder características importantes. No se pueden recuperar en el mercado ni comprar en ningún sitio, no podemos ponerles valor."

- ¿Qué significa para ti el proyecto de Gallos de León?

"Es un proyecto familiar. Yo le pongo mucho empeño y mi mujer es una santa, lo mío es amor a la tierra pero ella es amor por mí. No me he metido como negocio, sino para mantener lo que considero un tesoro social, económico y cultural de la Montaña de León. Los gallos no son un negocio, son un tesoro. Hay que sacrificarse por ello y tengo una satisfacción que no puedo explicar de contribuir como eslabón de una cadena de cientos de años. ¡Es el gallo de León, es un estandarte! Nos hemos dejado la piel y estoy contento con nuestra labor.

- ¿Cómo es el trabajo diario en tu graja de gallos de pluma? 

"A diario les abrimos, porque todas las noches tenemos que encerrarlos para evitar los ataques de garduñas, de gato montés o del zorro. Con el lobo no tenemos problema porque está electrificado el vallado. Después hacemos revisión, si hay alguno herido o fallecido... Revisamos los bebederos y comederos y después, están los trabajos más periódicos como la limpieza. 

Si está todo correcto y no toca pelar, continuamos con otros trabajos como atar pluma, atender a los clientes, preparar pedidos, gestión de papeleo en León... Ahora estamos trabajando en la tienda online. 

Si toca pelar: taburete, cajas, aceite y a liarte hasta que se te doble la espalda. Luego tienes una pila pendiente de atar ¡Qué da miedo!. Las plumas se seleccionan una a una, se mira que estén bien y se clasifican por tamaños. Cuando vas juntando haces un mazo de 12 plumas, siempre del mismo gallo, no metemos plumas de otros para completar. Eso merma la productividad pero garantiza nuestra calidad."

- ¿Qué es lo que os diferencia como empresa?

"Nos centramos en la calidad, lo que comentaba antes, y en nuestro sello viene mi nombre para que se sepa. Además, la atención al cliente: la pluma es buena pero la atención es extraordinaria. Les explico las diferencias, les enseño todas las plumas, me dicen que se nota que lo vivo y es que ¡Lo vivo!  Me encanta, no por vender más, sino porque vean nuestra pluma y la variedad. Muy poca gente recibe en su casa como nosotros, incluso los clientes se encuentran puertas cerradas, yo atiendo a todo el mundo y dejo lo que esté haciendo para ello porque vienen desde lejos a por tu pluma, valoran tu trabajo.

Mi pluma lleva mi nombre, al llevar el sello te obliga a poner lo máximo de ti. Es más que vender cajas de zapatos con plumas."

- Y, personalmente, ¿Cómo surge esa pasión por el gallo de pluma, hasta qué punto lo vives?

"Porque es algo que solo se da en León, al ser una potencia de la trucha sus gentes durante años han diferenciado al máximo cuáles son las mejores moscas. Es algo cultural, algo para poner a León en su sitio.

Soy autónomo, desgraciado y ganadero (risas), no puedo contratar a nadie porque no lo van a hacer con el mismo cariño, los gallos de pluma necesitan una delicadeza y una observación que solo les puede dar el propietario. Dicen que el ganadero conoce sus ovejas, lo mismo con algunos gallos, tienen cualidades que los convierten en reconocibles."

- Hablas de vuestra tienda online, pero todavía no está disponible ¿Cuándo se podrá adquirir por internet la pluma del gallo de León?

Posiblemente la semana que viene abriremos dos tiendas online, habrá una nacional y otra internacional que serán independientes. 

Es la primera vez que un criador de gallo de pluma leonés, directamente, pondrá sus palabras en otro idioma para dar a conocer nuestra pluma.Un criador que está todos los días con ellos, los conoce, los selecciona... Nosotros mandamos a muchos sitios fuera de España y tienen un respeto total por nuestra figura como artesanos, agradecen que mantengamos algo centenario.  

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Javier Escanciano - gallos de pluma