Nutrición y recomendaciones dietéticas para personas mayores
Una dieta bien definida y equilibrada influye de manera decisiva en la salud a cualquier edad. En el caso de edades más avanzadas, con el objetivo de garantizar la máxima calidad de vida, la atención sobre la alimentación es plena.
Tanto la dieta como una adecuada nutrición, favorecen la prevención y tratamiento de determinadas enfermedades que afectan, especialmente, a este grupo de edad, uno de los más heterogéneos y vulnerables de la sociedad al padecimiento de desequilibrios nutricionales.
Si bien la genética es un factor determinante en lo referente a gozar de mejor o peor salud en la vejez, la alimentación se presenta como uno de los mejores aliados para favorecer el máximo bienestar posible. En este sentido, podemos seguir una serie de recomendaciones dietéticas que contribuyan a preservar las capacidades y funciones corporales de los ancianos, al tiempo que minimizan las enfermedades crónicas tan habituales a estas edades avanzadas.
Podemos partir de unas consideraciones generales, válidas para cualquier persona mayor, y, tras ello, centrarnos en recomendaciones más detallas en base a los diferentes grupos de alimentos.
Recomendaciones dietéticas generales para ancianos
Los cambios que se producen en el organismo como parte inherente al envejecimiento, traen consigo modificaciones en la alimentación. Cambios en el aparato digestivo, que ve mermado su capacidad para la correcta absorción de los nutrientes, exigen tomar en consideración aspectos como:
- Una dieta variada, que contenga todos los nutrientes necesarios, a través de alimentos de fácil preparación. Es importante no caer en una dieta monótona y crear comidas lo más agradables posibles en lo referente a la textura, el sabor y el color.
- Es aconsejable realizar entre 4 y 5 comidas al día, evitando comer entre horas.
- La ingesta de agua es muy importante, preferiblemente fuera de las comidas y en pequeñas cantidades hasta alcanzar los 2 litros, a fin de evitar problemas de estreñimiento y deshidratación ya que, los ancianos, son propensos a sufrir hipodipsia, esto es, disminución de la sensación de sed.
- Aumentar el consumo de grasas vegetales, especialmente el aceite de oliva.
- Aumentar el consumo de calcio y vitamina D, la cual nos ayuda a absorber dicho mineral.
- Limitar el consumo de sal y azúcares.
- Ante problemas de masticación, recurrir a la elaboración de purés, cremas y alimentos blandos en general.
Estas consideraciones generales en lo referente a la nutrición, se potencian al acompañarse de ejercicio físico, adecuado al estado de cada anciano. Caminar cada día contribuirá a mantener en buen estado la salud física.
Las residencias de ancianos tienen muy presentes todas y cada una de estas recomendaciones nutricionales, gracias al trabajo de dietistas y nutricionistas que forman parte del equipo profesional que las integra. Además de estas, tienen en cuentan las posibles restricciones alimenticias o alergias de cada uno de los ancianos, garantizando la correcta alimentación en todo momento.
Dada la magnitud e importancia de una correcta alimentación durante la vejez, las residencias de ancianos se presentan como la opción ideal a la hora de garantizar la nutrición adecuada de los mayores.
Buscar residencia de ancianos no es fácil. Los diversos factores a tener en cuenta, así como las propias necesidades de cada núcleo familiar pueden complicar la tarea de encontrar la residencia adecuada. Por suerte, contamos con el útil y eficiente servicio de miResi.es, que pone a tu disposición la mayor red de geriátricos de calidad de todo el territorio nacional. Entra, responde a unas sencillas cuestiones acerca de tus necesidades y obtén recomendaciones personalizadas. Así de sencillo y así de rápido.
¿Por qué decantarnos por una residencia de ancianos? Muchas son las respuestas que podríamos ofrecer a esta pregunta, pero, sobre todas ellas, destacan: seguridad y tranquilidad.
Las residencias de ancianos cuentan con profesionales de múltiples áreas cuyo objetivo primordial es garantizar la máxima calidad de vida a las personas mayores. Así, fisioterapeutas, nutricionistas, dietistas, médicos, cocineros o gerocultores, entre otros, están al servicio de los ancianos para asistirles en todo lo que necesiten, favoreciendo su bienestar y seguridad en todo momento.
En lo referente a la alimentación, se aseguran de ofrecer una dieta variada, equilibrada y de acuerdo a las necesidades nutricionales de cada uno de los residentes. En este sentido, las residencias de ancianos elaboran un protocolo de alimentación, tal y como leemos aquí, con el objetivo de proveer a los mayores de una alimentación adecuada para disfrutar de una buena salud.
Recomendaciones dietéticas por grupo de alimentos para ancianos
Este apartado es especialmente interesante si el anciano vive solo o está asistido por los familiares o cuidadores. A partir de un menú general, podemos hacer modificaciones en base a los posibles requerimientos de nuestros mayores.
Recordemos que, además de cuidar la alimentación y vigilar no sólo qué comen los mayores sino, también, cómo distribuimos las cantidades y los tipos de alimentos, podemos ayudarnos de suplementos nutritivos, sobre todo ante casos de deficiencias alimentarias o dificultad en la absorción de nutrientes.
Ante necesidades nutritivas específicas, comprar productos en farmacia es la mejor manera de garantizar alimentos que cubran tales requerimientos. Tal y como leemos en este post, los alimentos de farmacia son una gran ayuda y solución ante necesidades más concretas.
Por lo que respecta a las consideraciones nutritivas específicas por cada grupo de alimentos, encontramos las siguientes:
Carne, pescado, huevos y derivados
Este grupo de alimentos favorece la ingesta de proteínas, grasas, hierro, vitaminas B1, B2, niacina y ácido fólico.
Se recomiendan dos raciones al día, procurando alternar los alimentos y que, dentro de cada uno de ellos, los productos sean variados. Procuraremos evitar los embutidos por su alto contenido en sal y grasas saturadas.
En lo referente al pescado, especial atención a los crustáceos por su alto contenido en colesterol.
Cereales, legumbres y tubérculos
Este grupo es rico en hidratos de de carbono, vitaminas del grupo B, minerales como el hierro y diferentes niveles de proteínas. Estamos ante alimentos ricos en fibra que favorecen la salud intestinal pero que pueden dificultar la absorción del hierro y el calcio.
En lo referente a su ingesta, se recomienda consumir de 4 a 5 raciones al día de cada uno de los subgrupos. Las legumbres pueden consumirse dos veces a la semana.
Leche y derivados lácteos
Fuente de calcio y vitaminas A, B2 y D, se recomienda su consumo 3 veces al día. Evitaremos la ingesta de productos como la mantequilla o la nata, dados sus altos índices de grasa.
Verduras, frutas y hortalizas
Como hemos mencionado en el apartado de consideraciones generales, aumentaremos la ingesta de este grupo de alimentos, consumiéndolos diariamente a dividir entre: dos raciones de verduras u hortalizas y dos piezas de fruta.
Su alto contenido en agua minimiza la retención de líquidos y favorece la hidratación del organismo.
Alimentos grasos
Se incluyen, aquí, los aceites vegetales, como el de oliva o el de girasol, los cuales son ricos en vitaminas como la E.
Es importante no abusar de grasas de origen animal, como la manteca de cerdo o, las ya mencionadas, nata y mantequilla, puesto que son ricas en colesterol.
Partiendo de una alimentación rica en nutrientes y adecuada a las necesidades alimenticias de nuestros mayores, favoreceremos su buena salud y minimizaremos el riesgo de sufrir enfermedades como la obesidad, la diabetes o la hipertensión.