La represión franquista en el Partido Judicial de la Vecilla (1936-1942)

Conferencia Historia y Memoria: La represión franquista en el Partido Judicial de la Vecilla (1936-1942).

Este sábado, 25 de agosto, a las 19:00 horas, tendrá lugar en el Ayuntamiento de La Vecilla la conferencia sobre este valle leonés impartida por la historiadora Ana Cristina Rodríguez.

La Asociación Avecilla organiza el sábado 25 de agosto a las 19:00 en el Ayuntamiento de La Vecilla la conferencia Historia y Memoria: La represión franquista en el Partido Judicial de la Vecilla (1936-1942).

La historiadora Ana Cristina Rodríguez Guerra, presentará su trabajo de investigación que la ha llevado a recorrer varios de los Ayuntamientos de la Montaña Central Leonesa.

Ana Cristina Rodríguez Guerra ya destacó en su periodo de estudios donde fue premio Extraordinario Fin de Carrera en la Universidad de León. Esta joven historiadora es una apasionada del tema que nos ocupa y ella misma nos detalla una pequeña introducción de su investigación:

“El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 supuso el inicio de un nuevo régimen que se cimentó sobre la destrucción de la Segunda República y el empleo de un sistema represivo sobre aquellas personas que habían mostrado una adhesión al sistema político republicano.

Buena parte de la provincia de León quedó en manos sublevadas durante las dos primeras semanas de la Guerra Civil, a excepción de una pequeña franja situada en la zona que limita con Asturias, área que permaneció en manos republicanas hasta el 21 de octubre de 1937. Es precisamente en las zonas donde se imponen las tropas rebeldes donde se puede apreciar con más clarividencia el proyecto de profilaxis social que se venía preparando desde las fases previas del golpe de Estado.

Los municipios que conformaron el antiguo Partido Judicial de La Vecilla, enmarcado en el marco geográfico de la montaña central leonesa, quedaron divididos en dos debido a la formación del Frente Norte. En las zonas situadas al sur de la línea de combate y controladas definitivamente desde el 1 de agosto de 1936, se impusieron una serie de acciones violentas orientadas a castigar a aquellas personas que se habían opuesto abiertamente a la sublevación, aquellos que se mostraban tibios en su apoyo a la sublevación, a los principales sustentos sociales del sistema republicano, etc. Para ello se puso en práctica un sistema legislativo orientado a la destrucción del contrario, generando una situación de terror absoluto que paralizase a la población, previniendo así las disidencias políticas futuras. La justicia que se impuso en la retaguardia republicana se caracterizó fundamentalmente por la arbitrariedad de la autoridad y la absoluta indefensión de las víctimas, cuya situación legal dependía fundamentalmente de su ideología política y no tanto del «delito» por el cual este era acusado. Tras el fin de la guerra, las acciones represivas se extendieron al resto de los municipios que fueron castigados duramente por su oposición al avance de las tropas sublevadas.

En torno al 4,4% de la población que habitaba en la montaña central leonesa, sufrió algún tipo de proceso represivo, con más de 1395 víctimas registradas hasta el momento. Las primeras acciones violentas se pueden detectar desde el mismo 20 de julio de 1936, momento en el que se registró la que, sin duda, fue una de las primeras víctimas de la represión franquista. Los integrantes de las corporaciones municipales o juntas vecinales, obreros afiliados a partidos políticos y sindicatos de izquierdas, personas que jugaron un papel destacado durante el período republicano, maestros comprometidos con el programa educativo republicano, integrantes de los comités de guerra que se crearon tras la sublevación militar en la retaguardia republicana, milicianos que se opusieron al avance de las tropas sublevadas, etc., fueron algunos de los colectivos más perseguidos por las autoridades sublevadas. Así, por ejemplo, el 50% de los integrantes de la corporación municipal de Boñar resultante de las elecciones de marzo de 1936 sufrieron las consecuencias de su activismo político.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Avecilla Asociación - Ana Cristina Rodriguez