La gran Fiesta del Capilote 2025 llena Riaño de amarillo
La gran Fiesta del Capilote 2025 llena Riaño de amarillo.
Cientos de personas llegadas de varios puntos de la provincia se congregaron en la localidad de la Montaña Leonesa para disfrutar de un ambiente festivo y cargado de tradición.
Aunque las previsiones meteorológicas no eran las mejores para la celebración de la fiesta, Riaño se llenó de nuevo con gentes procedentes de varios rincones de la provincia, dispuestas a desafiar las malas condiciones climáticas y disfrutar, un año más, de esta fiesta que ya se ha convertido en tradición.
Desde primera hora de la mañana el goteo de visitantes fue continuo y Riaño se fue tiñendo, poco a poco, de fiesta y del suave color amarillo de los capilotes. La estación de autobuses se quedó pequeña para acoger a los siete vehículos que se veían aparcados en las inmediaciones. Uno de ellos procedía de Laguna de Negrillos y transportaba a la Asociación El Castillo, con sesenta personas a bordo que ya habían visitado Riaño en otras ocasiones.
La Asociación de Mozos de Riaño, organizadores del evento, acudieron puntuales a recoger a las vegas y prados la reina de las flores y engalanar el pueblo para dar la bienvenida a los numerosos visitantes. Así, los diversos actos previstos se fueron desarrollando con normalidad y la lluvia cesó durante la mañana.
Momento importante de la fiesta fue la celebración de la Santa Misa, donde una representación de los mozos acudió a la iglesia para ofrecer los capilotes a Santa Águeda, patrona del municipio. Durante la Eucaristía se pudieron escuchar las voces del Coro 'Adolfo Tostón', de Riaño.
El desfile posterior de los pendones que representan a los pueblos inundados se había suspendido con anterioridad ante las malas condiciones de tiempo anunciadas. Pero dada la mejoría, bien pudieron haber desfilado y llegado hasta la Plaza de los Pueblos, como manda la tradición, para ser colocados junto al monolito que recuerda a todos y cada uno de los nueve pueblos desaparecidos: Huelde, Anciles, Riaño, Pedrosa del Rey, Salio, La Puerta, Éscaro, Burón y Vegacerneja, este último, parcialmente.
Precisamente en Vegacerneja tiene sus orígenes la Fiesta del Capilote. Y se remonta a 1985, cuando los vecinos organizaron una protesta contra el desalojo de viviendas en el pueblo, con motivo de la construcción de una nueva carretera. La fecha elegida, el 17 de mayo, coincidía con la floración del capilote, nombre local del narciso común, y que en cada pueblo de la Montaña Oriental Leonesa recibe un nombre diferente. Fue allí donde se convirtió el capilote en un símbolo de resistencia y esperanza.
En 1987, la fiesta adquirió un significado aún más profundo al convertirse en una manifestación contra la inminente inundación de Riaño y los ocho pueblos nombrados. A pesar de los esfuerzos, el valle fue anegado, y con él, se perdieron hogares, tradiciones, vidas humanas y parte de la identidad de la comarca. Tras años de silencio, en 2006, los Mozos de Riaño revivieron la Fiesta del Capilote como homenaje a los afectados y como acto de reivindicación frente al abandono sufrido.
“En Riaño tenemos dos asociaciones culturales, la Asociación de Mujeres 'Santa Águeda' y la Asociación de Mozos de Riaño. Los mozos somos los que organizamos la fiesta de manera reivindicativa. A lo largo de los años siempre lo hemos organizado nosotros”, explica Andrea Burón, presidenta de la Asociación de los Mozos de Riaño. “También organizamos la Cabalgata de Reyes, pedimos los aguinaldos esa noche y con lo que sacamos, junto a las colaboraciones de los establecimientos del pueblo, vamos organizando la Fiesta del Capilote año tras año”.
En la carpa instalada en la Avenida de Valcayo reina ambiente de fiesta y la barra dispuesta por los mozos funciona a pleno rendimiento, mientras el aire se inunda de olor a paella. “La Fiesta del Capilote reivindica la historia de los pueblos que quedaron anegados por el pantano. Aunque no lo vivimos como nuestros padres o abuelos, en nuestra mente sigue presente todo lo que aquí ocurrió”, continúa detallando Andrea. “Aunque hoy sea una fiesta y motivo de celebración, el trasfondo es el recuerdo de esos nueve pueblos que quedaron bajo las aguas”.
La Fiesta del Capilote incluye habitualmente en su programa actividades culturales, concursos, charangas y verbena, con música en directo. Como en toda celebración importante no podía faltar una buena comida popular, que se celebró dentro de la carpa, y donde no faltaron los exquisitos embutidos de la comarca, empanadas y una gran paella de carne, cocinada por los propios mozos, al módico precio de 15 euros.
Especialmente emotivo resultó el lanzamiento de capilotes al pantano, organizado por Riaño Vivo y que se enmarca también dentro de la Fiesta del Capilote. Un numeroso grupo de personas, armadas con un inofensivo capilote recorrieron el puente y lanzaron la flor amarilla a las gélidas aguas del embalse, mientras Miguel Alegre entonaba una vaqueirada acompañado de su zanfoña. Justo en ese momento el sol comenzó a iluminar la mañana.
Fuente: Enrique Martínez Pérez
Fotografía: Enrique Martínez Pérez