La longeva devoción del Alto Esla y Cea por el Santuario Virgen de la Velilla

La longeva devoción del Alto Esla y Cea por el Santuario Virgen de la Velilla.

Los fieles rinden pleitesía a la Virgen desde hace siglos en este templo situado en la localidad leonesa de La Mata de Monteagudo.

Algo tiene el Santuario Virgen de la Velilla que arrastra hacia él a miles de fieles leoneses desde el Alto Cea y Esla, cada año, en numerosas romerías, todas ellas con este templo, con origen allá por el siglo X, como protagonista. Inspira canciones, pinturas, incluso respostería, con las 'pastinas', y es un importante elemento del patrimonio de la comarca.

Se encuentra situado a los pies de Peñacorada, en un paraje cercano a la localidad de La Mata de Monteaguado en el municipio leonés de Valderrueda. Pero la devoción por este lugar del Valle de Valdetuéjar surge mucho antes de la construcción del Santuario que hoy conocemos. 

Se sabe que más de mil años atrás, en las cercanías de Peñacorada, existía una antigua ermita denominada 'De Vallulis', es decir, Santa María de los Valles; a la que rendían pleitesía los penitentes en aquellos tiempos en los que España se debatía contra las invasiones árabes, en las que tuvo un peso importante el Reino de León.

Más tarde se estableció en otra parte de las laderas de Peñacorada un monje, Guillermo, que había escapado de la destrucción de su monasterio en Sahagún. Allí reunió a su propia congregación y levantó el Monasterio de San Guillermo, del que todavía quedan algunos restos ínfimos de sus ruinas. Pero hubo una época, se desconoce cuándo, en la que se produjo el expolio y la destrucción del priorato, sin embargo, Cistierna sigue venerando a San Guillermo de Peñacorada y celebra su romería cada 28 de mayo en una cueva donde reposa la imagen del Santo.

Al desaparecer los monjes el culto a la Virgen de los Valles quedó muy abandonado y no fue hasta el siglo XV, en el año 1470, cuando resurgió, según cuenta la tradición, cuando el hidalgo Don Diego de Prado, de La Mata de Monteagudo, encontró entre los restos de la antigua Ermita la imagen de la Virgen de los Valles. 

Al contrario de lo que, suponemos, Don Diego de Prado pretendía al llevarse la talla a casa para colocarla en su hórreo como improvisado altar, las vicisitudes comenzaron a hacer mella en su vida, perdió riqueza, animales, hijos y su mujer enfermó. En ese momento, se acordó de la Virgen e hizo el voto de levantar un templo en el mismo lugar donde había aparecido su imagen si su mujer y así fue. 

La nueva construcción se componía de piedra seca, era pequeña y estaba cubierta con paja. Pero los rumores de curaciones y milagros oficiados por la Virgen renovó la fe en ella y muchos devotos empezaron a peregrinar hasta la pequeña Ermita. 

El Santuario Virgen de la Velilla que conocemos hoy comenzó a construirse en 1615 y se podría decir que se finalizó por completo en 1680. El proyecto se encargó al maestro Domingo de Lastra. Por aquel entonces el templo constaba de una sola nave con crucero, de estilo renacentista y barroco clasicista. La capilla Mayor ocupaba toda la cabeza del crucero, que acogía el retablo y el altar de la Virgen al fondo. A derecha e izquierda se añadieron dos retablos que todavía se conservan. 

No obstante, al recién construido Santuario y al que podemos contemplar ahora los separan bastantes diferencias, sobre todo si tenemos en cuenta que el proyecto inicial se finalizó en 1646 y solo 20 años después, en el segundo centenario de la aparición de la Virgen, se llevó a cabo una nueva obra en la que se añadió el pórtico, se levantó su bella torre y se creó el gran retablo para la patrona. 

La última piedra, que todavía se conserva, lleva una inscripción en la que se hace constar, entre otros detalles, "...Que se fabricó la torre y el pórtico siendo Administrador D. Antonio Reyero Villarroel, año 1676". Ya en el siglo XVII, el templo de la Virgen de la Velilla tenía el mismo aspecto que ha llegado hasta nuestros días. 

Por otro lado, dos curiosidades a destacar, la conservación de las reliquias de San Guillermo en la nave central y el expolio que sufrió en 1979, con el que el Santuario perdió casi todo su tesoro, del que solo conserva la Cruz Procesional y los Cetros.  

A día de hoy puede decirse que el Santuario Virgen de la Velilla ha sido pilar fundamental de la historia de las comarcas del Alto Cea y Esla, formando parte de sus festividades y convirtiéndose en un lugar de peregrinación para conseguir el favor de la Virgen. Incluso, cantantes como Miguel Ángel de Vallulis, le dedican canciones para mostrar su devoción. 

Pero, sobre todo, destaca por ser uno de los pocos templos a los que asisten en romería distintas localidades y, en la actualidad, se llevan a cabo seis grandes eventos. La temporada comienza en junio con la visita de Los Orbayos, integrados por Fuentes de Peñacorada, Ocejo de la Peña y Santa Olaja de la Varga; el 19 de junio es el turno de Prado de la Guzpeña y Cebanico; el día 24 asciende hasta el Santuario Prioro, por San Juan; y en julio se celebra la romería de Valderrueda-Valdetuéjar.

A continuación, en agosto, la Virgen de la Velilla acoge la celebración más multitudinaria, sin duda alguna: la Romería del Veraneante. Después de la última, dedicada a San Froilán el 5 de octubre, el templo se cierra al culto hasta mayo.

Culto, historia y patrimonio reunidos en un mismo lugar, algo tiene que tener de milagroso que durante siglos el Santuario Virgen de la Velilla sea punto en común para tantas gentes, que sienten suyo el templo y transmiten de generación en generación su devoción por él.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Santuario Virgen de la Velilla