Kris Montero: "Lo que hace a Collado Jermoso son las experiencias y vivencias de un montón de gente"

Kris Montero: "Lo que hace a Collado Jermoso son la cantidad de experiencias y de vivencias de un montón de gente".

La guardesa del refugio, el más antiguo de Picos de Europa, protagoniza el documental 'A 2064 metros', donde narra cómo llegó a formar una familia en este increíble lugar del Valle leonés de Valdeón.

Kris Montero es, junto a su pareja y su socio y amigo Gonzalo, guardesa del Refugio Collado Jermoso, en la vertiente leonesa del Parque Nacional de los Picos de Europa. Pero, después de 12 años, este "trabajo" se ha convertido en mucho más, hasta llegar a convertirse en un hogar en el que criar a sus dos hijas de 4 y 2 años y en la inspiración para escribir el cuento ilustrado 'Teko y los Picos de Europa', publicado por la editorial Cordillera Cantábrica.

Dice que para ella Collado Jermoso es "un estilo de vida, aunque esté solo unos 6 meses arriba, el resto del año estamos un poco con el corazón allí. Vivimos cerca del refugio y gran parte de mi otra vida forma parte de él". Y la magia de esa forma de vivir es lo que transmite en el documental que protagoniza, 'A 2064 metros', de Arriba y Abajo Producciones.

"Surgió después de que unos amigos me invitasen a unas jornadas de montaña en Puente Viesgo y me propusieron que Arriba y Abajo Producciones, que era el equipo audiovisual del evento, me hicieran un documental. Subieron un finde y nos lo pasamos de maravilla, me hicieron estar súper agusto y al final nació esto", cuenta. 

En él habla sobre cómo ha llegado a formar una familia en un lugar tan increíble como Collado Jermoso, una historia muy especial que comenzó hace 12 años y que también ha relatado a Diario de Valderrueda: 

"Soy asturiana y, después de estudiar en Salamanca periodismo y diseño, como siempre he estado en contacto con la naturaleza, volví y empecé a realizar páginas web y pequeñas cosas para los refugios hasta que me encargaron un proyecto más grande: el Anillo de Picos. En él conocí a Pablo por email y poco a poco entablamos una amistad. Pensaba que hablaba con una persona más mayor hasta que me encontré con un chico de mi edad, y coincidió que ese verano me quedé sin trabajo en la hostelería y él necesitaba a una persona. Ahí empezo todo". 

Ahora, tienen dos hijas, un "equipazo" de 8 personas, y su vida transcurre a más de 2.000 metros de altitud. Pasan en torno a 15 días arriba y otros tantos abajo, pero bajan "para que las niñas vean algo más". Aunque han nacido prácticamente en la montaña, y valoran mucho "lo que les aporta a ellas estar allí, el contacto con la naturaleza, conocer a gente de distintos lugares, culturas, idiomas, me parece muy enriquecedor". 

Su labor, según Kris, se desarrolla en torno a tres pilares, la parte hostelera, la parte de información y la de apoyo en los rescates, esta última una de las más importantes, "no somos ningunos héroes, es un servicio ciudadano, tenemos claro que es parte de nuestro papel en la montaña. A día de hoy me siento muy orgullosa porque con los años los guardas de Picos de Europa hemos conseguido unos sistemas de comunicación que lo hacen un lugar más seguro". 

Además, nos cuenta un día en este impresionante Refugio de Picos: "Preparamos el desayuno, nos despedimos de quienes han dormido aquí, hacemos de punto de información por si tienen dudas con las rutas, etc. Limpiamos, preparamos las comidas y cenas, hacemos pan casero, preparamos masas de pizza artesanas, muy ricas por cierto. Ofrecemos servicio de cantina, bebidas, algo de comida...

Y luego a media tarde el chek in, les pedimos ciertos datos que de cara a los rescates son necesarios, y una vez colocados en sus habitaciones, damos las cenas y ya dejamos todo preparado al día siguiente. En todo ese proceso, también damos información de la climatología del día a Aemet y realizamos el mantenimiento del refugio. Pero nunca hay un día igual a otro." 

Para ella, la vida en el refugio es "una forma de conectar con lo más primitivo que tiene el ser humano dentro. Poco sitios más que haya conocido en mi vida me transmiten la paz que me transmite Collado Jermoso. Me encanta conocer gente, todo el mundo tiene algo que contar y es bonito, y no hay un solo día que no nos digan el buen trabajo que hacemos. Porque lo que hace a Jermoso es la cantidad de experiencias y de vivencias de un montón de gente. Es el blanco y el negro: la extrema soledad y la paz, y la calidad humana a la vez, es maravilloso". 

Solo lo dejarían "si Jermoso se convirtiera en algo que no es, en hostelería solo con el único afán de ser un negocio. A veces nos dicen qué guay sería que pusieran un teleférico, lo dejaría porque una cosa que me entristece de la raza humana es lo poco que cuidamos la montaña, ver gente tirar basura, me horroriza eso...". 

  
Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: La Familia en Collado Jermoso - Kris Montero