La triste leyenda del Gigante del Valle Estrecho, convertido en piedra en Peña Redonda
La triste leyenda del Gigante del Valle Estrecho, convertido en piedra en Peña Redonda.
Una sencilla senda en pleno Parque Natural Montaña Palentina te reta a vislumbrar la figura del coloso en las estribaciones de esta cumbre de la Sierra del Brezo.
Inspirada en la silueta que se intuye en las estribaciones de Peña Redonda nace la leyenda del Gigante del Valle Estrecho, una historia con tanto arraigo en la Montaña Palentina que ha dado lugar a su propia ruta, un paseo que no podrás perderte y que te reta a vislumbrar a un coloso convertido en piedra.
Leyenda del Gigante del Valle Estrecho
En un recóndito lugar de la Montaña Palentina, muy cerca de San Martín de los Herreros, vivía un gigante que tenía una única hija, conocida por su belleza y bondad, a la que amaba con todo su corazón. Sin embargo, pese al cariño de su padre, ella se sentía desdichada porque ningún mozo de los pueblos cercanos se atrevía a acercarse a ella por ser la hija del Gigante del Valle Estrecho.
La joven ansiaba escapar y marcharse lejos, pero un primer intento de huir a través de las montaña no llegó a buen puerto, pues su padre la vigilaba. Fue castigada por su osadía y el gigante colocó en el paso unas grandes rocas para imposibilitar que volviera a intentarlo.
Así, sumida en su desdicha, comenzó a idear un plan. Con la ayuda de algunos vecinos recopiló plantas y preparó un brebaje secreto con el que regó la comida. De esta forma, cuando el gigante se puso a comer con su habitual apetito voraz, cayó en un profundo sueño que su hija aprovechó para escapar hacia la Peña Redonda, donde divisó Tierra de Campos y hacia allí se dirigió.
Cuando el gigante despertó, montó en cólera al enterarse de su desaparición, y sus voces y gritos retumbaron por todo el Valle Estrecho. Entonces empezó a buscar a su pequeña por todos los pueblos, hasta que un viajero le contó que se encontraba muy lejos de las montañas.
La noticia de la huida de su hija le provocó tal disgusto a este coloso de la Montaña Palentina, que destruyó con sus propias manos su casa, cuyos restos aún se pueden ver en los 'Castros de la Vega', y se hundió en una profunda depresión.
Un día, subió a la Peña Redonda para otear Tierra de Campos, por donde ella se había marchado, y se tumbó con la esperanza de ver regresar a su hija. Allí pasó días sin hablar, sin comer, ni dormir, y por las noches desde el pueblo escuchaban sus llantos y suspiros; hasta que una tarde, al atardecer, se recostó sobre la montaña y se durmió.
Tras varias jornadas de frío intenso, lluvia, niebla y grandes tormentas en el Valle Estrecho, volvió a salir el sol y sus habitantes se llevaron una enorme sorpresa: el gigante se había convertido en una estatua de piedra acostada sobre la Peña Redonda, las lágrimas de sus ojos habían formado un gran surco que bajaba hasta los bosques, y la sangre de su corazón, roto por el dolor, había penetrado en la tierra para dar origen a la 'Fuente Deshondonada', que brota con más fuerza cuando se aproxima la fecha de la partida de su pequeña.
Senda del Gigante del Valle Estrecho
Este recorrido de poco más de 4 kilómetros, con apenas 113 metros de desnivel, arranca en el aparcamiento de Santibáñez de Resoba, en plena Ruta de los Pantanos. El camino, bien señalizado, nos llevará en un ligero ascenso durante los dos primeros kilómetros para llegar al mirador de Peñalbilla. Poco a poco dejaremos a la izquierda Peña Negra (1.445 metros) mientras disfrutamos de una bella panorámica de la Sierra de Peña Labra o el Pico Tres Mares.
Después, seguiremos la ruta por amplias praderas de montaña hasta alcanzar nuestro punto final, las vistas desde el Mirador de Caldacio con Peña Redonda, que custodia el sueño del 'Gigante del Valle Estrecho', como protagonista. Por último, regresaremos por el mismo camino.
Fuente: Diario de Valderrueda
Fotografía: Parque Natural Montaña Palentina; Turismo Montaña Palentina