Casino de Palencia: el pulmón social palentino con más de 150 años de historia

En plena llanura de Tierra de Campos, a orillas de río Carrión, Palencia respira majestuosidad por todos los poros de su historia. Esa que lo reclama como uno de los centros industriales de la Comunidad y del núcleo central de la península. Cuna del turismo rural actual y pasado. Herencia de la época romana y de la Edad Media todavía coexisten la catedral, el convento de San Pablo, el palacio de la Diputación Provincial o la iglesia de Santa Clara. Pero uno de los puntos a los que el Cristo del Otero puede mirar con orgullo es hacia el Casino. Uno de los edificios civiles más antiguos de la villa y que ha pasado por numerosas situaciones hasta llegar a lo que es hoy.

Con el 2022 recién estrenado, el Casino de Palencia cumplirá el primer día del mes de marzo 160 años. Lo hará impregnándose del aroma que siempre ha desprendido, el del lugar perfecto para que los palentinos lleven a cabo su vida social y participen de la unión en comunidad. De los más de 77.000 habitantes que conviven a día de hoy en la ciudad, apenas unos cuantos privilegiados recordarán lo que ha dado el actual edificio de Cuatro Cantones, que en sus inicios se instaló en la calle de San Juan para finalmente adquirir su sitio en la calle Mayor.

No es necesario autoconvencerse de que el casino no era clasista, puesto que en la naturaleza de los 49 socios fundadores estaba la idea de ser un círculo de recreo selecto y cultural. Nada que ver con otros gremios más abiertos y plurales. Aunque solo acudían las clases altas, lo hacían con gusto. Sabían cómo relacionarse y cómo entretenerse. Los juegos de cartas eran una de sus debilidades, junto al parchís o el dominó. Poker, mus, blackjack, tute y más. Hasta los mejores jugadores de poker en España hoy en día se quedarían sorprendidos con el ambiente del salón principal. Los ases del mus quedarían embelesados con el edificio. Desde luego que los tiempos han cambiado demasiado.

Los jugadores de bingo fueron los que más pudieron disfrutar de sus instalaciones en pleno siglo XX, en los sesenta. Y es que si no hubiera sido porque el casino comenzó a funcionar como tal habría tenido que disolverse o vender la propiedad. Las dificultades económicas fueron tremendas y ya el alquiler de sus locales bajos, destinados a bares, restaurantes y otros salones sociales tampoco podía sufragar la maltrecha cuenta de ahorros. Las bolas y los cartones le sostuvieron hasta que llegaron tiempos mejores. Tiempos de noches de baile, de celebración de espectáculos musicales y culturales, y de soledad enterrado entre multitud de manuscritos para explorar en su biblioteca.

Durante la guerra civil, el casino tuvo que readaptarse para convertirse en el Hogar del Herido. Si sus paredes pudieran hablar del horror vivido durante dicha etapa podríamos comprender mucho más sobre el conflicto. En el panel de hierro forjado situado a escasos metros de su fachada se declaró el estado de excepción previo a la batalla, al igual que otras muchas proclamaciones importantes. Los programas de ferias y las listas de palentinos perecidos por el paso del tiempo eran la excusa para pasar por una de las arterías principales de Palencia. Y quedarse en el verdadero pulmón social del núcleo urbano.

El casino se denomina así mismo como apolítico, aunque en sus salas se trataba y mucho este tema. Quizá es porque en la lista de más de medio centenar de presidentes ha habido hueco para personalidades de todo tipo. En sus muros pueden repasarse los nombres y rostros de todos los que han tenido la suerte de trabajar en pro del bienestar de los socios. Así hasta llegar hasta Evaristo Urraca, uno de los últimos encargados de que la institución se modernice y se adapte a los tiempos actuales. Algo nada fácil viendo como todo evoluciona tan rápido en el paradigma tecnológico. Pero necesario.

La llegada de la savia nueva parece que es algo a lo que el casino parece haberse resignado a conseguir. En palabras del presidente que más tiempo lo ha comandado, Tomás Valín: “todos los casinos fueron creados y sostenidos por personas mayores. Pensar en que la juventud pueda hacerse socia del casino es muy difícil. Las personas de 40 o 45 años son los socios jóvenes que debemos buscar”. Al frente 28 años de mandato le avalan y así se lo explicó en una entrevista en 2008 para el Norte de Castilla. Palabra de sabio.

Desde el buen hacer de Enrique de la Cuétara, el casino ha pasado por muchas etapas, todas bien marcadas por su contexto histórico. Pero pasarán los años y seguirá siendo ese centro destinado a tomar un café o un té. Compartir experiencias de vida con gente conocida. Establecer relaciones sociales y ver como estas se desarrollan y se llevan a cabo en sus rincones. Cumple 160 años y seguirá formando parte del patrimonio de Palencia. Bien dirigido y gozando de buena salud. Necesario para cualquier anciano como lo es este, igualmente lleno de vida.