El ahorro y los propósitos de año nuevo
Iniciamos un nuevo año y, con él, regresa la lista de propósitos, incluso en plena pandemia. Algunos son ya un clásico: cuidarse más, dieta, dejar de fumar, aprender idiomas, cambiar de empleo, leer una serie de libros, planear un viaje con el que llevamos tiempo soñando, sacar buenas calificaciones, cambiar de coche, independizarse y una larga lista más. Algunos de ellos requieren de un buen préstamo como el de Moneyman. No obstante, otro gran clásico que repite año tras año en la listas es el propósito de ahorrar, algo que podemos hacer con una cuenta de ahorro.
El ahorro siempre debería ser un propósito
La Navidad puede ser un momento alegre: comidas con las que ponernos las botas, reencuentros, regalos, humeantes tazas de chocolate caliente y un sinfín de deliciosos dulces. Pero también conlleva muchos gastos.
Además, con la llegada del nuevo año no concluye todo: los Reyes Magos visitarán nuestros hogares en breves y, tras su marcha, inician las codiciadas rebajas de enero. El primer mes del año se asocia de forma inevitable al ahorro, pero ¿qué motivos pueden impulsarnos a ahorrar? El ahorro nos puede ayudar a cumplir con muchos de nuestros propósitos:
Si dejamos de fumar, podemos destinar el dinero a pagar una cuota anual de 300 euros y ahorrar el resto (se estima que cada fumador español gasta entre 700 y 1.000 euros en tabaco al año). Cambiar de coche puede representar un gasto, como lo es independizarnos o cambiar de vivienda. Para todos ellos hay un préstamo adaptado.
¿Qué productos financieros me pueden ayudar a ahorrar?
Las cuentas de ahorro y los depósitos son las opciones preferidas de los ahorradores. Lo recomendable es contratar ambos productos para obtener rentabilidad. No obstante, si bien es cierto que disponer de ambos productos sería perfecto, es importante aclarar lo siguiente.
En una cuenta de ahorro el dinero siempre está disponible y lo habitual es que no presente comisiones. Son idóneas para empezar a crear una base sólida de ahorros. Esta opción es la recomendable para empezar a cumplir con los propósitos clásicos mencionados con anterioridad.
Los depósitos, por su parte, suelen requerir una cantidad mínima a depositar (generalmente ahorrada con anterioridad) y establecen un plazo concreto de duración en el que se especifica la remuneración. El dinero depositado debe permanecer en él hasta el final. En caso contrario, obtendremos penalizaciones.
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