La salud sexual, un factor clave para una buena calidad de vida

Se entiende por salud sexual al estado de bienestar físico, mental y social en relación a la sexualidad. Para mantenerla en buen estado se necesita, principalmente, según la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), un punto de vista respetuoso y positivo, tanto de las relaciones sexuales como de la sexualidad en sí. Es imprescindible tener experiencias sexuales seguras y placenteras, libres de coacción, presión, discriminación y, sobre todo, de violencia.

Entendiendo calidad de vida como un factor determinante para conseguir felicidad, satisfacciones propias y, en definitiva, el bienestar, se deben incluir factores emocionales, físicos y mentales. Según la propia OMS, su definición más cercana puede ser la percepción que se tiene sobre el lugar que ocupa en la existencia, teniendo en cuenta valores como la cultura, la relación con los objetivos, expectativas, normas e inquietudes.

Se podría definir como el conjunto de factores y elementos que encaminan a cada persona en particular hacia el tipo de vida que es su deseo ver realizado y que genera en ellos estabilidad. Teniendo en cuenta la enorme importancia que sobre cómo se quiere vivir tiene la salud sexual, es lógico suponer que este sea un tema vital para alcanzar una buena calidad de vida.

La calidad de vida sexual

La salud sexual va más allá de unos simples parámetros y mediciones bioquímicas que solo entienden los facultativos de medicina. Se entiende que, en este sentido, es necesario incluir un conjunto de variables más asociadas a los sentimientos, al bienestar mental y también al social.

Estas variables pueden estar más o menos relacionadas con la autoestima sexual o con la construcción de las actitudes positivas que logren profundizar en los conocimientos de la sexualidad. Por otro lado, es necesaria la creación de un marco de relaciones que faciliten el disfrute de las relaciones íntimas de forma tal que enriquezca, personalmente, a cada cual con la interacción afectivo-sexual que sea de su elección.

De este modo, las relaciones de asistencia que se explican en esta web, dedicada a las escorts que ofrecen servicios a las personas con discapacidad, tendrían cabida en esta descripción, pues no delimita su experiencia en función de su edad, condición física, deseos, género, o nivel de autonomía.

En el plano social

En relación a los aspectos legales y políticos se avanza, aunque muy lentamente, para incluir en el reconocimiento de derechos humanos fundamentales a ciertos grupos de personas que todavía soportan el peso de la discriminación y el estigma de la diferencia. Es una realidad, que no termina por desaparecer, la dificultad que todavía encuentran, para conseguir una experiencia sexual de calidad, aquellas personas que, por un motivo u otro, mantienen alguna diferencia con la supuesta norma generalista.

Esta discriminación está viviendo una creciente polaridad, cada vez más directa, palpable y violenta. La negación de los derechos, la exclusión de estos grupos o, como se ha indicado, el uso de la violencia física, verbal o de otro tipo. Ese otro tipo de violencia, más indirecta, es el que se ejerce cuando se niegan los modelos de socialización que integren de forma natural la diversidad sexual que puede tener cada persona. Los programas destinados a estos sectores no son, en su mayoría, accesibles a la población y las acciones preventivas no reúnen los componentes mínimos necesarios para que sean efectivas.

La salud, en este caso salud psicológica y emocional, se ve fuertemente alterada, produciendo elevadas dosis de estrés, angustia, ansiedad, inseguridad y toda una serie de males que pueden ser causa de enfermedades y trastornos mentales de diferente índole.

Aclarando conceptos

La definición global de salud incluye, inevitablemente el aspecto sexual. Si las personas ven imposibilitado su desarrollo sexual, tanto de forma biológica como psicológica o social, se manifiesta la imposibilidad de alcanzar y disfrutar de una buena calidad de vida, a la que cada ser humano tiene derecho.

Se hace necesario un aumento de la inversión estatal para tener acceso a más recursos que contribuyan al bienestar sexual en todos los ámbitos. Una calidad de vida, en este sentido, pasa por facilitar la adaptación a los cambios, optimizar los recursos disponibles, hacer visible las fortalezas, aceptar y gestionar las limitaciones…

Así mismo, es necesario seguir invirtiendo en mejorar las aplicaciones biomédicas, uno de los principales pilares para la mejora de la calidad de vida en referencia a la salud sexual. Pero también se hace necesario avanzar en aquellos ámbitos relacionados con los estudios y las intervenciones psicológicas y sociales, prestando una mayor cobertura, englobando a todas aquellas personas que deseen mejorar su calidad de vida sexual.

No hay que olvidar que el amor, y por tanto las relaciones sexuales, según el doctor George Vaillant, antropólogo estadounidense, es la primera de las necesidades a cubrir para alcanzar la felicidad, la segunda sería afrontar las situaciones que hacen que el amor desaparezca.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: archivos