El reloj más famoso de España, el de la Puerta del Sol, es leonés
Para la mayoría de los españoles, es imposible imaginar una Navidad sin las campanadas del reloj de la Puerta del Sol. Nada más familiar y cercano que la confusión de los cuatro cuartos y el sobresaltado inicio de la toma de las doce uvas al ritmo solemne de las campanas.
Que en Sol son un clásico desde hace ya más de un siglo; concretamente, esta práctica aparece documentada en prensa ya en enero de 1897. Otros cifran algo más adelante el inicio de la tradición: en 1909, un año marcado por una copiosísima cosecha de uvas que llevó a los agricultores a regalar racimos en la Puerta del Sol a todos los asistentes que acudían a celebrar el Año Nuevo.
Dicen que en 1930, el rey Alfonso XIII decidió salir de incógnito a la calle y celebrar allí, bajo el reloj y rodeado de ciudadanos, la llegada del Año Nuevo. 1962 fue el primer año en que se televisaron las campanadas, llevándolas de este modo a los hogares de todos los españoles.
Y al paso que la tradición avanzaba, lo hacía también la historia del reloj más famoso de España, el de la Real Casa de Correos. Más de 8,5 millones de campanadas ha dejado sentir en la Puerta del Sol desde que hace 150 años, quedó instalado sobre la torre.
Fue un regalo del relojero leonés José Rodríguez Losada al Ayuntamiento de Madrid. La reina Isabel II se encargó de inaugurarlo el 19 de noviembre de 1866, al cumplirse 33 años de su primera proclamación.
Cuando llegó a lo que entonces era sede del Ministerio de la Gobernación, fue situado en una torre anterior a la actual, obra del arquitecto Juan Bautista Peyronet, que se sustituyó a comienzos del siglo XX para ajustarla al peso del mecanismo del reloj.
Muchas son las anécdotas que rodean sus 150 años de vida. Sirva una como ejemplo del genio madrileño: en 1920, la revista Precisión publicaba que una Nochevieja había «tanto barullo en la plaza que no se recibió el sonido de las campanadas», y la gente –como ahora, desconfiada con el poder–, lo achacó a una orden del ministro De la Cierva.
Muchísima gente ha vuelto costumbre desde hace unos años acudir al ensayo que realizan los técnicos encargados de la puntualidad del reloj en la medianoche del 30 de diciembre, justo veinticuatro horas antes de las campanadas de verdad. A esta prueba del reloj, que se ha dado en llamar «las preuvas», acuden varios miles de madrileños y visitantes de la ciudad, que se anticipan un día a «las uvas» del 31, ocasión en la que la Puerta del Sol se vuelve a llenar de visitantes que desean vivir en directo la llegada del año nuevo en el punto más céntrico de todo España.
Fuente: abc.es
Fotografía: archivos
Escribe tu comentario