Diario de Valderrueda
La larga historia y el corto esplendor de las Caldas de San Adrián, en La Losilla
lunes, 29 de abril de 2024, 18:47
REPORTAJES - MONTAÑA LEONESA

La larga historia y el corto esplendor de las Caldas de San Adrián, en La Losilla

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La larga historia y el corto esplendor de las Caldas de San Adrián, en La Losilla.

 Sus aguas manan de tres manantiales a una temperatura de unos 31 o 32 grados, y fueron declaradas de utilidad pública en 1917 con el auge del termalismo en León.

 

Balneario caldas de san adrian la losilla

 

El Balneario Caldas de San Adrián se encuentra en la pequeña localidad de La Losilla y San Adrián, en el municipio de Vegaquemada, junto a un riachuelo que vierte sus aguas al río Porma. Su descubrimiento se remonta al menos a la Edad Media, vinculado a la construcción del Monasterio de San Adrián, aunque una poesía de tradición oral habla de los romanos, una 'Reina Urraca' y su paso a manos la abadía de Eslonza, hasta que alcanzó su esplendor ya en el siglo XX. 

"Cuando nuestra amada España fue presa de los romanos, ya estaban en grande uso los baños de San Adriano. Cuando nuestra Reina Urraca imperaba en este Reino, ya se usaban estas aguas como un eficaz remedio. Paralíticos y enfermos, reumáticos y baldados, aquí encuentran su remedio quedando muy pronto sanos. Y la Reina con sus hijas venía por los veranos a bañarse en estas fuentes, dándola un buen resultado. Ella en agradecimiento levantó aquí un gran palacio y una Iglesia a nuestra Virgen, la Virgen de Somerado. Después, los frailes de Eslonza se hicieron de ello los dueños, en donación que les hizo doña Urraca por ser buenos. Vinieron después los tiempos de grandes revoluciones, que quitaron a los frailes todas esas posesiones. Y así se acaba la historia de estos baños tan nombrados, que pasaron desde entonces a otros dueños y a otras manos. Solo quedó para el pueblo la Virgen de Somerado, que doña Urraca y sus hijas en recuerdo nos dejaron..."

 

Sus aguas son bicarbonatadas-cálcicas, oligometálicas termales, manan de tres manantiales a una temperatura de unos 31 o 32 grados, y fueron declaradas de utilidad pública en 1917. Por su composición son apropiadas para las dolencias reumáticas y, de igual manera, tienen efectos beneficiosos sobre el aparato urinario. Asimismo, son de un gran valor digestivo, abriendo el apetito y atenuando los sufrimientos nerviosos gástricos y ulcerosos.

 

Balneario caldas de san adrian la losilla

 

A pesar de que, quizás, estas aguas minero-medicinales sí pudieron ser utilizadas por los romanos, al igual que otras muchas en la Provincia de León, no existen evidencias. Por el contrario, sí son constantes las referencias documentales de estas Caldas durante la Edad Media, en muchos casos vinculadas al Monasterio de San Adrián, fundado en el año 920 por el Conde Guisvado de Boñar, del que fue dueña doña Urraca, infanta de Zamora.

 

En el año 1099, doña Urraca donó los 'baños de San Adrián' al Monasterio de Eslonza, que los mantuvo hasta la época de la desamortización de Mendizábal (1834-1854), en la que pasó "a otros dueños y otras manos". En esos últimos años, al parecer, los benedictinos habían abandonado a su suerte las instalaciones y a a mediados del siglo XIX, con el auge de las caldas y balnearios en León, compró la finca Santiago López, vecino de la capital leonesa, que aprovechó para remodelarlos.

 

Construyó "cuartos con bañeras de mármol", y "una hospedería con habitaciones amuebladas", un auténtico oasis en el que proveía a los bañistas "de todo lo necesario para su alimentación", y que se encargó de promocionar insertando anuncios en la prensa local y nacional. 

 

Balneario de caldas de san adrian la losilla

 

A la muerte de su impulsor pasó por varias manos, y no fue hasta que quedó a cargo de Florentino Villa cuando San Adrián se convirtió en un famoso balneario. Anteriormente solía tener una media anual de 200 enfermos, y por aquel entonces llegó a llenarse por completo, por lo que en 1940 hubo que ampliar el edificio para que sirviese tanto para baños como de hotel.

 

De esta forma, el establecimiento dispuso habitaciones con agua corriente, cocina de primer orden, un parque y capilla. También se estableció un servicio de automóvil desde la estación de ferrocarril, y como se puede ver en la publicidad de la época, se ofrecían otros entretenimientos, como la pesca, los bolos o las excursiones.

 

Balneario de caldas de san adrian la losilla (2)

 

Aunque, de nuevo, con la falta de Villa, los herederos no consiguieron continuar su legado lo que, unido a la crisis del termalismo, provocó su cierre definitivo. Finalmente, el último intento de incentivar su resurgir se dio en la última década del siglo XX, cuando se proyectó su rehabilitación junto con la creación de una planta de embotellamiento de agua, como ocurrió con otras caldas de la provincia, sin embargo, la falta de financiación dio al traste con ello.

 

Balneario de caldas de san adrian la losilla (3)

 

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Biblioteca Digital de Castilla y León; 

 

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