El mayor yacimiento de talco de España está en Puebla de Lillo

El mayor yacimiento de talco de España está en Puebla de Lillo.

90.000 toneladas al año llegaron a salir de las minas del 'Puente' y La Respina, ya cerradas, y desde el Alto Porma se generaba más de la mitad de la producción anual española.

Aunque al pensar en la industria minera de León viene a la mente el carbón, cuya explotación primó en el siglo XX, la provincia contó también con una de las explotaciones más importantes de talco de todo el país, en Puebla de Lillo. De hecho, la localidad del Alto Porma guarda el mayor yacimiento de este mineral en España. 

Hay que remontarse a 1925 para encontrar el inicio de la actividad en torno al talco en Puebla de Lillo, que estuvo ligado a la constitución de la Sociedad Española de Talco, con capital íntegramente leonés. La empresa empezó a extraer mineral en la mina de interior San Andrés, situada en la carretera al Puerto de San Isidro, en terrenos de Cofiñal.

Con el paso de los años, la minería del talco se convirtió en la principal actividad económica del Alto Porma, hasta tal punto que en tiempos en los que no estaba bien visto, e incluso permitido, 16 mujeres del municipio trabajaron en la mina. Se las conoce como La Patrulla del Talco, que realizaba labores preferentemente en el exterior, aunque alguna de ellas se adentró en las galerías a pesar de ser ilegal.

Con la puesta en marcha de la mina de San Andrés, conocida popularmente como la 'Mina del Puente', la Sociedad Española de Talco compró a la Hullera Vasco-Leonesa la emblemática factoría de talco de Boñar, una construcción que había nacido en 1900 como planta para la elaboración de azúcares.

 

El yacimiento es de tal tamaño en la zona que en 1975 la compañía inició, junto con la empresa Ibérica de Talcos, su explotación a cielo abierto en el paraje de Fuentes de La Respina, dando lugar a la mina La Respina. De ella llegó a extraerse nada más y nada menos que el 90% de la producción nacional de este mineral.

 

 

La corta de esta mina tenía 600 metros de longitud, 200 de anchura y 100 de profundidad. El talco extraído era transportado hasta las plantas de tratamiento de Boñar y La Vega de Boñar, que llegaron a tratar 30.000 toneladas al año de mineral, más de la mitad de la producción anual española, que a su vez se llegó a posicionar como la quinta a nivel mundial.

 

Como resultado de su tratamiento, se obtenían hasta 30 variedades de producto final, que se utilizaba sobre todo para usos medicinales, dando lugar a los conocidos polvos de talco. Aunque industrialmente este mineral también se emplea en plásticos, pinturas, neumáticos, cosméticos, papel e incluso alimentación animal y humana.

 

 

San Andrés y La Respina se convirtieron en una de la explotaciones mineras más importantes de España, tanto por la calidad del mineral como por la cantidad extraída, que tuvo su máximo en las 90.000 toneladas al año. Algo que no era nada fácil, ya que se encontraban en un espacio protegido, dentro del actual Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, y la extracción se realizaba sin emplear explosivos. 

 

Por la condición de zona protegida fueron muchos los contratiempos de medio ambiente, especialmente con las escombreras o perforaciones de acuíferos, lo que supuso una de las traba para la continuidad de este yacimiento mineral. Y ante la necesidad de rehuir los explosivos, para evitar moler en demasía el talco dada su mínima dureza, la labor era más lenta porque debían emplear maquinaria con martillos percutores de gran potencia.

 

 

Pero, sin duda, la mina a cielo abierto era mucho más productiva. De la 'Mina del Puente' se extraían 9.000 toneladas de talco al año, frente a las 30.000 toneladas que daba La Respina. Por ello, cuando en 1992 se hizo cargo de ambas la multinacional francesa Luzenac (después Rio Tinto Minerals), se puso fin a la actividad en San Andrés. El proceso afectó por aquel entonces a 17 trabajadores.

 

Los trabajos en La Respina continuaron hasta 2010, pero en los últimos años las reservas minerales habían mermado drásticamente y aunque existía la posibilidad de abrir nueva mina para atacar otra veta en el entorno de Cofiñal, el hecho de encontrarse en terrenos del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre contribuyó al fin de la explotación.

La paralización de la actividad en el cielo abierto conllevó también al cierre de la planta de procesado de Boñar. En este caso, afectó a los 41 trabajadores que Río Tinto Minerals tenía por aquel entonces en León. El entorno fue parcialmente restaurado pero aún pueden encontrarse allí grandes masas de talco, con colores que van desde el blanco y el rosado hasta el verde e incluso el negro.

Fuente: Diario de Valdeerrueda

Fotografía: Junta de Castilla y León; Wikipedia